Unas 1.000 personas protestaron en Fray Bentos, Uruguay, contra la pastera Botnia. Los argentinos soportaron el lento trámite en la aduana que incluyó la inspección de perros que buscaban explosivos y drogas y la requisa de pancartas y banderas. El objetivo fue debilitar al máximo la protesta.

Una vez superado el “filtro”, se realizó el acto donde hablaron uruguayos y argentinos. Denunciaron a los gobiernos de ambas márgenes del río, la proclama leída dice: “Venimos a repudiar el lamentable comportamiento del gobierno del señor Tabaré Vázquez, que lejos de cumplir sus promesas electorales, otorga impunidad a Botnia para que robe y contamine abiertamente el agua del río Uruguay” (…) “Responsabilizamos también al gobierno del presidente Néstor Kirchner, quien ha sido el gran dilatador de este conflicto provocado originalmente por Botnia”. Estos gobiernos se arrodillan ante esta multinacional que viene a saquear las riquezas nacionales.

Hechos consumados

El kirchnerismo se prepara para el funcionamiento a pleno de Botnia, para lo cual la Secretaría de Medio Ambiente implementó un proyecto para monitorear el funcionamiento de la planta.

Mientras tanto avanzan las negociaciones entre funcionarios argentinos y uruguayos para abandonar la actuada beligerancia entre ambos gobiernos. Semanas atrás se reunieron en la estancia Anchorena, en Uruguay y se preparan para un encuentro a fin de mes en el marco de la Asamblea de las Naciones Unidas. El primer objetivo es no desairar al Rey de España. El reclamo argentino, a esta altura, se reduce a que la planta no comience a funcionar antes de las elecciones de octubre, para no empañar la campaña de Cristina. Como intercambio bogarían para levantar los cortes de ruta en Colón y Concordia, quedando el de Gualeguaychú para después de octubre. La intención definitiva es entregarle a Cristina Kichner un país “ordenado”, es decir sin la protesta de los ambientalistas.

Por su parte los partidos patronales de la oposición, lejos del reclamo de los asambleístas, plantean desde hace rato esta salida, dejando en claro dónde están sus intereses. Y la CGT no realizó ninguna acción para apoyar esta lucha. Una vez más pone la organización obrera al servicio de los intereses del gobierno.

Única salida

El caso de Botnia, empresa dedicada a saquear los recursos naturales contaminando el medio ambiente para siempre no es el único. En Argentina, cumplen ese rol todas las empresas petroleras y mineras, a las que el gobierno no cesa de darle nuevas prebendas, desoyendo los reclamos de los pueblos afectados. Sólo con la movilización independiente de los trabajadores de Argentina y Uruguay, que unifiquen los reclamos en contra del saqueo y la contaminación, se podrán parar estos atropellos.