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Nacionales

Ni “nacional” ni “popular”

Kirchner es entrega y pobreza

16 de julio 2004


Las últimas dos semanas estuvieron plagadas de anuncios al estilo K. Para comenzar, el aviso de un nuevo aumento del salario mínimo en 50$ y de los Planes Jefes y Jefas en una cifra indeterminada. También presentó su plan de obras públicas donde invertiría US$3000 millones. En otro plano, la ampliación del Mercosur hacia México y Venezuela, es reivindicada como una nueva configuración regional más "autónoma" y como muestra de la voluntad "latinoamericanista" del Presidente. Por último, en el tono "nacional y popular" –que entusiasma al oficialismo "progresista"- apareció con Hugo Chávez en el Astillero Río Santiago.
Los gestos y el discurso con el que Kirchner intenta diferenciarse de lo que fue la retórica neoliberal, son para mostrarse como algo distinto, que quiere defender los intereses nacionales y promover una nueva distribución del ingreso. Pero pese a sus esfuerzos mediáticos, los fríos números de las estadísticas (que tanto molestan a Lavagna) dan cuenta de que las palabras del oficialismo, son justamente eso: palabras.
El INDEC dio a conocer los datos sobre los ingresos de los asalariados y la situación del empleo. Allí se destaca que cerca del 50% de los que tienen trabajo están en negro. En la década del ’80 era del 25% y a fines de los ’90 trepó a un cercano 40%. El aumento del "trabajo basura" coincide con la aprobación de la Reforma Laboral, ratificada a iniciativa del kirchnerismo. Otro detalle aclara que el ingreso promedio de los trabajadores -$603- es un 18% inferior al costo de la canasta básica valuada en $723 . Esto es lo que explica que más de la mitad de la población –con o sin empleo- sea pobre.
Peor aún es el panorama si se hila más fino. Los que están en negro ganan $408 promedio, un 54% menos que el que está en blanco. El 40% de los ocupados gana menos de $350; otro 30%, entre $351 y $640; otro 20%, entre $641 y $1.200 y el 10% restante, entre $1.200 y $27.500, está por encima de esa cifra. 5,7 millones de personas viven con $1,50 al día. Frente a esta realidad, el aumento salarial resulta irrisorio. Para un gobierno que dice estar haciendo mucho por reparar el desigual reparto de la riqueza, los datos del INDEC son una desmentida categórica.
Muchos trabajadores pueden pensar que esta es la herencia recibida y que no se le puede adjudicar al gobierno responsabilidad. Es más, pueden destacar los aumentos de salarios recibidos y que se dispone a incrementarlos nuevamente. Sin embargo los trabajadores no deben engañarse. Junto a estas cifras espeluznantes, la otra noticia es que la Corte Suprema de Justicia –con el aporte "progresista" de Zaffaroni y Argibay- acaba de dictar sentencia a favor de los Bancos con respecto a la pesificación beneficiándolos en la friolera de 15.000 millones de dólares (La Nación, 14 de julio). A los trabajadores migajas, a los banqueros estafadores fortunas. Esta medida fue vista por los analistas como un favor hacia el gobierno. El oficialismo continúa la senda de enriquecimiento de los patrones y empobrecimiento de la fuerza laboral que caracterizó a los gobiernos burgueses durante el menemismo y la devaluación duhaldista. El "progresismo" kirchnerista consiste en administrar las conquistas que los capitalistas –nacionales y extranjeros- consiguieron en ese entonces. Esto –y no otra cosa- es el capitalismo "en serio".

Mercosur-Alca-Deuda externa

Los entusiasmos "nacionalistas" que en el ala transversal despierta la relación de Kirchner con Chávez y con el Mercosur, deberían ser más medidos e ir dejando lugar –si sinceramente se está por la independencia nacional- al repudio a un gobierno que ya comprometió a futuro el superávit fiscal para cumplir con el FMI y los acreedores externos. Sumémosle a esto, los U$$ 3.500 millones que lleva pagados a lo largo del año.
El Mercosur, por su parte, tuvo su Cumbre pero paralela a ella su cimbronazo. Argentina terminó por imponerle cupos a las exportaciones brasileñas en la línea blanca y la burguesía de ese país está que trina con el supuesto "mercado común". El objetivo de las "cumbres" no es el de avanzar en la "integración" de nuestros pueblos para resistir las pretensiones imperialistas y oponerse al ALCA. Por el contrario, Brasil y Argentina son parte de la ocupación imperialista de Haití. Lo que buscan son nuevas condiciones para negociar el ALCA con Bush y oportunidades de negocios para los monopolios que saquean nuestros países. Además, fortalecer y apoyar a gobiernos, que como el de Mesa o Toledo, están siendo duramente cuestionados por los obreros y campesinos.

Hace falta una nueva fuerza política

El 14 de julio miles de manifestantes encabezados por los mineros de Río Turbio, trabajadores desocupados, el Cuerpo de Delegados del Subte, organizaciones de izquierda, entre otros, ocuparon la Plaza de Mayo exigiendo el juicio y castigo a los culpables de la tragedia minera, el desprocesamiento de los luchadores y el aumento de los Planes. En Neuquén, el Sindicato Ceramista encabezaba una marcha que unía el apoyo a Río Turbio con el reclamo de la expropiación de Zanon. Fueron actos de lucha contra el gobierno. El mismo día, en Obras Sanitarias, los "gordos" y el moyanismo reunificaban la CGT, con una clara voluntad de recuperar protagonismo y capacidad de negociación con el gobierno. El 9 de julio en Tucumán una marcha de estatales y desocupados –aprovechando las brechas de la interna peronista (Miranda-Alperovich)-impidió la realización del acto oficial.
Es clara la disyuntiva. No hay salida de la pobreza, fin de la superexplotación ni independencia nacional posible de la mano de Kirchner y/o el peronismo. La clase obrera tiene que luchar por sus demandas y contra este gobierno y confiar sólo en sus fuerzas y no en los cambios desde arriba. Sólo la unidad de la clase obrera y el pueblo, recuperando los sindicatos y las comisiones internas de manos de la burocracia sindical, enfrentando a los partidos patronales y a todas las instituciones de este régimen político, puede abrir un camino de lucha contra el sometimiento nacional y la miseria del pueblo. El Kirchnerismo es la confirmación de que las viejas fuerzas político patronales están agotadas y que de su seno no vendrá ningún cambio progresivo. Es necesaria una fuerza política independiente, de los trabajadores, basada en las organizaciones obreras combativas, en los movimientos piqueteros y la izquierda clasista (PO, PTS, MAS, MST). Esta sería una herramienta formidable para que millones de trabajadores rompan con el peronismo e inicien un camino de independencia de clase.

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