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Argentina

Inundaciones y puebladas

9 de noviembre 2001

25 de octubre: diez mil personas afectadas por las inundaciones se movilizaron frente a la sede comunal de Pehuajó.
26 de octubre: con camiones, tractores, máquinas viales, autos particulares, motos y bicicletas, más de dos mil habitantes de Pehuajó cortaron la ruta 5 por más de siete horas.
1° de noviembre: 3000 personas de varios pueblos del noroeste marcharon por las calles de Carlos Tejedor.
6 de noviembre: cientos de productores se movilizan a Plaza de Mayo.

Estas son algunas de las movilizaciones de los productores, los trabajadores agrícolas y los habitantes castigados por las inundaciones. No es para menos: "El vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Mario Llambías, estimó que la pérdida global para el campo rondaría los 800 millones de dólares, básicamente por ingresos que dejarían de percibirse por menor producción"1, a esto se le debe agregar las pérdidas de viviendas, galpones, muebles, alambrados, caminos y rutas, con lo que las pérdidas llegarían a 1300 millones.
Los primeros afectados son los productores agropecuarios que pierden sus cosechas. Le siguen, los trabajadores agrícolas. Acompañan los pueblos que viven de lo que les venden a los productores. Se empobrece el país ya que la producción del campo desaparece. Y por último aumentará la desocupación.

Las consecuencias de la inundación, producto de la anarquía capitalista
Si bien es cierto que llovió más de lo usual, no es menos cierto que esto estaba previsto desde hace décadas "La historia climática acumulada en los registros pluviométricos existentes desde la última mitad del siglo XIX informa de la existencia de grandes ciclos húmedos y secos, que abarcan aproximadamente entre 35 y 40 años, dentro de los cuales aparecen subciclos de menor duración, con características a menudo diferentes"2. Esto había sido anticipado en libros, artículos en los principales diarios, informes del INTA y de las distintas organizaciones rurales. Estos mismos estudios presentaban soluciones: "Existe hoy convicción sobre la necesidad de volver a las fuentes, ampliando el programa de fines del siglo XIX, denominado "plan maestro", consistente en la ejecución de nuevas obras de canalización y de remoción de obstáculos en el curso del río Salado y en los canales existentes. Se trata de un programa integral, interdisciplinario y de largo aliento. Todo eso ha sido diagnosticado y recomendado por técnicos nacionales y avalado por estudios hidrológicos realizados por especialistas contratados en el exterior"3.
Nada de esto se hizo, ante cada inundación se realizaron obras parciales y luego se deja todo como estaba. Pero esto no es por desinterés, o improvisación, como afirman los diarios, este es el normal funcionamiento del sistema capitalista en los países semicoloniales, en donde el objetivo de la producción esta basado en la búsqueda de ganancias inmediatas independientemente de los resultados a mediano plazo. Así como los industriales cierran las fábricas y se dedican a la especulación, en el campo la producción está orientada a la explotación irracional del suelo sin pensar en el mañana. De esto no son responsables los pequeños y medianos productores, sino los grandes terratenientes, los grandes inversores capitalistas y los gobiernos provinciales y nacionales que son sus sirvientes; que imponen un sistema de producción al que todo el resto se tiene que adaptar.
Estos grandes capitalistas imponen sus condiciones al campo ya que a la larga nunca pierden, un ejemplo emblemático de lo que decimos son los Pools de Siembra, estos son grandes capitalistas que alquilan miles de hectáreas y con modernas maquinarias realizan una explotación intensiva del campo, una vez agotado éste se retiran con fabulosas ganancias. Asímismo los grandes terratenientes explotan los campos sin hacer grandes inversiones (exceptuando las maquinarias), y las ganancias las invierten en otro lado, así resisten los desastres climatológicos, pues pierden una cosecha pero tienen resto para esperar el siguiente período.
A su vez los bancos tienen sometidos a pequeños y medianos productores mediante las deudas, con tasas de interés usurarias, y les rematan los campos cuando no pueden pagar más.

Una solución a la explotación irracional del campo
En primer lugar hay que expropiar, de los grandes monopolios de la alimentación, todos los alimentos necesarios para las zonas afectadas, lo mismo con los vestidos, frazadas y colchones. En segundo lugar hay que terminar con la usura mediante la condonación de las deudas de los pequeños productores, no sólo las impositivas sino también las bancarias, de modo que nadie pierda sus tierras producto de las políticas implementadas por los gobiernos de turno.
Asímismo como se viene reclamando hay que instrumentar el plan de obras necesario, para solucionar los problemas inmediatos y estructurales, ya que luego de este ciclo húmedo está previsto un ciclo seco. Este plan de obras deber ser controlado por los principales afectados, pequeños y medianos productores, obreros agrícolas, habitantes de los pueblos, trabajadores de la construcción con el asesoramiento de organismos como el INTA, (a los que hay que aumentarle el presupuesto), que vienen estudiando estos problemas. De esta forma se solucionará el tema del desempleo en las zonas afectadas, los productores rurales no se quedarán parados y cuando se solucione la inundación estarán en condiciones de volver a producir.
Estas medidas deben ser el primer paso en el camino de una explotación racional del campo, para esto hay que terminar con la usura bancaria, el crédito debe estar orientado a ayudar a los productores en su producción y no para ahorcarlos y saquearles lo que tienen. Para esto es necesario una banca estatal única que concentre el crédito y lo ponga a disposición de pequeños y medianos productores a bajas tasas de interés. ¿Quién podría llevar adelante todo esto si no es la clase obrera concentrada en las ciudades, en los bancos y en las grandes empresas de transporte y la industria? En una alianza y un gobierno encabezado por los trabajadores de la ciudad y el campo, los pequeños y medianos productores podrán solucionar sus problemas de fondo, que no podrán venir de la Sociedad Rural o las Confederaciones Rurales Argentinas que representan a los grandes propietarios, y que avalaron las políticas de los gobiernos de turno.

1 La Nación, 28/10
2 La Nación, 30/10
3 La Nación, 30/10

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