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Intervención de Nicolás del Caño en sesión donde se votó el acuerdo con Repsol - Versión taquigráfica

Sesión 23 de abril de 2014 - Versión taquigráfica

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26 de abril 2014

Sesión 23 de abril de 2014 - Sesión especial

Sr. del Caño.- Señora presidenta: antes de referirme a la cuestión propiamente dicha de la indemnización a Repsol quiero señalar que esto se da en el marco de un ajuste que se está llevando adelante por parte del gobierno hacia el pueblo trabajador.
La pregunta que le formulamos al jefe de Gabinete sobre este tema cuando estuvo presente en este recinto fue respondida con una evasiva. Digo esto porque se trata de una transferencia millonaria de ingresos desde los asalariados hacia los grandes capitalistas. En el mes de enero, solamente en dos días los bancos ganaron 9.700 millones de pesos. Este ajuste se intenta aplicar con represión, copiando el modelo de los años 90. Por eso existe un proyecto que recientemente han anunciado diputados del Frente para la Victoria que intenta restringir las manifestaciones de aquellos sectores que salen a luchar y a enfrentar este tipo de políticas.
Nicolás Avellaneda hace más de ciento cuarenta años dijo: “Si es necesario pagaremos con la sangre, el sudor y las lágrimas de los argentinos, pero pagaremos”. Parece que el espíritu de Avellaneda invade hoy este recinto en esta sesión histórica. Y no es una exageración lo que estoy planteando. Estamos hablando de que el Estado argentino se va a hacer cargo de pagar a los vaciadores de Repsol más de diez mil millones de dólares, una empresa parásita. Ese dinero podría destinarse, por ejemplo, a la Asignación Universal por Hijo, para la cual se dedican 17.500 millones de pesos.
Esta indemnización equivale a 40 mil millones de pesos, si tomamos el valor del dólar oficial. Es decir que estamos beneficiando a esta empresa saqueadora de nuestros recursos hidrocarburíferos y no estamos destinando ese dinero en función de las necesidades de las grandes mayorías de la Nación, es decir, el pueblo trabajador de nuestro país.
Cuando vemos festejar a Brufau quien apareció exultante por televisión al anunciarse este convenio amistoso , al FMI y a Wall Street recordamos que los trabajadores y el pueblo argentino en su conjunto tienen en claro que ni ese convenio ni la indemnización a Repsol los beneficia.
Con este acuerdo se pretende conseguir financiamiento internacional; así lo demuestran las negociaciones con el Club de París y los elogios del Fondo Monetario Internacional hacia la Argentina. El verso de que si nuestro país paga la deuda va a ser independiente ha demostrado ser una falacia muy costosa para el pueblo trabajador.
El dinero con el que premiarán a Repsol podría ser utilizado para construir viviendas destinadas a los más de 3 millones de argentinos que no tienen un techo digno. En cambio, se prefiere usarlo para pagar a los vaciadores de la empresa. Creo importante resaltarlo por más que algunos, de manera oportunista, se abstengan en la votación. Ellos, junto con otros que adelantaron su voto negativo, fueron parte de las privatizaciones. Recordemos que estuvieron impulsadas por algunos que hoy integran el PRO y el Frente Renovador. Tampoco olvidemos que el radical Rodolfo Terragno pidió que se privatizara Aerolíneas Argentinas a fines de los años 80.
Por estas razones planteamos claramente nuestro rechazo a este acuerdo. El PTS, partido al que pertenezco, y el Frente de Izquierda lucharon en su momento contra las privatizaciones y hoy sostienen que esta expropiación no es más que la recompra de YPF Sociedad Anónima para que el Estado forme parte y pueda asociarse con el capital internacional. Es decir que la empresa es muy similar a la que funcionaba a mediados de los 90, cuando avanzaba el proceso de penetración del capital internacional.
Se nos quiere hacer creer que esta medida se vincula con la soberanía hidrocarburífera cuando en realidad sólo se tocó el 51 por ciento de las acciones de una empresa que maneja un tercio del petróleo y el 30 por ciento del gas que se extrae en nuestro país, además de concentrar el 54 por ciento de la refinación de petróleo.
Esta medida limitada, que preserva el estatus de empresa privada cotizante de YPF no sólo en la Argentina sino también en Nueva York, no permite atacar el problema energético de raíz e involucra costos onerosos para nuestro país.
A nuestro juicio es necesario expropiar no sólo a Repsol sino también los activos de las empresas de Bulgheroni, Cristóbal López, Shell y Chevron. El acuerdo suscripto con esta última para la explotación del combustible no convencional en Vaca Muerta es un ejemplo de que con esta expropiación el gobierno busca asociarse con el capital extranjero, al que garantizará jugosas ganancias. Como decía Jauretche, nos encontramos ante un nuevo estatuto del coloniaje, pero ahora bajo un gobierno que se reivindicó como nacional y popular y como en la época de Frondizi bajo la bandera de aumentar la producción de petróleo.
No es casual que el régimen político y judicial de las provincias petroleras reprima y encarcele a los trabajadores, como ocurrió en Cerro Dragón –donde opera Pan American Energy- y en Las Heras, donde los petroleros han sido injustamente condenados. En ambos casos los trabajadores enfrentaron la tercerización laboral defendida por el gobierno nacional.
No era necesario tasar una empresa a precio de mercado. Alcanzaba con tasar a valor fiscal los bienes expropiados, tal como hizo en México el gobierno de Lázaro Cárdenas –que claramente no era un gobierno socialista- en la década del 30. Con ese criterio se pagó el 10 por ciento de lo reclamado por las diecisiete empresas imperialistas expropiadas. Hoy le pagaremos a Repsol más del ciento por ciento, si contamos los intereses.
La generosidad de las concesiones a los imperialistas de Repsol son más que elocuentes.
Quiero aportar otro dato: si calculamos el porcentaje que en materia de déficit energético corresponde a Repsol, solo por los años 2012 y 2013 la cifra asciende aproximadamente a 3 mil millones de dólares, lo que representa más de la mitad de lo que se pretende pagar con este acuerdo.
Tal como se ha planteado en este recinto, fueron denunciados como vaciadores o saqueadores. No obstante, quiero suministrar algunos datos. Este vaciamiento fue consentido por los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández de Kirchner. Entre 2003 y 2007 Repsol repatrió, de acuerdo con sus balances, el 97 por ciento de sus utilidades, es decir, destinó apenas un 3 por ciento para la inversión. No pasó mucho tiempo desde que los ministros Kicillof y De Vido presentaron el informe Mosconi, donde denunciaban que Repsol obtuvo entre 2008 y 2011 una rentabilidad operativa de 1.300 a 1.800 millones de euros. En la página 13 de ese informe se señala que la rentabilidad neta del grupo Repsol fue creciendo año tras año, desde 1.014 millones de euros en 1998, pasando por un máximo de 4.997 millones de euros en 2010 y finalizando en 2011 con una ganancia neta de 2.544 millones de euros.
Otra de las cuestiones importantes que también se mencionaron aquí se refiere a los trabajadores de YPF que siguen reclamando y cuyas demandas aún no fueron atendidas. Además hay miles de personas que trabajan para YPF bajo formas de precarización laboral, al igual que lo hacen muchas otras en la Argentina. Esas condiciones son el producto de la flexibilización laboral que se aplicó en los años 90 y que actualmente mantiene este gobierno, también con el apoyo de aquellos que dicen pertenecer a la oposición pero que sabemos que son los opositores de la derecha que impulsaron esas leyes de flexibilización laboral y las privatizaciones.
En lo concerniente al daño ambiental quiero dar un ejemplo. En mi provincia, Mendoza, concretamente en la localidad de Malargüe, explotaron dos pozos petroleros hace un mes. Esto confirma la impunidad de Repsol y de Chevron. En esa oportunidad un trabajador relató lo siguiente: “Cuando bajo observo cómo el petróleo y una bola de fuego venían hacia nosotros porque el tanque había colapsado. Alcancé a correr unos cien metros y sentí la explosión. En un momento sentí un calor tremendo que llegaba hasta mí, y la gente disparaba para todos lados. Fue un momento de mucha confusión y miedo, y pensamos lo peor”.
Por lo tanto, ¿cómo se tasaron esos pozos? Es decir que después del vaciamiento y del saqueo estas empresas ni siquiera garantizan la seguridad de los trabajadores y de los pobladores.
Para finalizar quiero dar lectura, a modo de reflexión, de una cita del gran revolucionario ruso León Trotsky referida a la expoliación de los capitales imperialistas en México. Esto fue expresado hace más de 70 años. Dice así: “Una pequeña camarilla de magnates extranjeros succiona, en todo el sentido de la palabra, la savia vital tanto de México como de otra serie de países atrasados o débiles. Los discursos solemnes acerca de la contribución del capital extranjero a la ‘civilización’, su ayuda al desarrollo de la economía nacional y demás, representan el más claro fariseísmo. La cuestión, en realidad, concierne al saqueo de la riqueza natural del país. La naturaleza requirió muchos millones de años para depositar en el subsuelo mexicano oro, plata y petróleo. Los imperialistas extranjeros desean saquear estas riquezas en el menor tiempo posible, haciendo uso de mano de obra barata y de la protección de su diplomacia y su flota”.
Esto tiene una clara vigencia a partir de lo que se demuestra en relación con el saqueo perpetrado por Repsol y el premio que se pretende pagar a los vaciadores a partir de este acuerdo.
Por lo expuesto, consideramos necesaria la anulación de este convenio. Por supuesto, nuestro planteo continuará siendo el de la expropiación sin pago de toda la riqueza hidrocarburífera de nuestro país. Pero como la Constitución Nacional exige ese pago, proponemos que éste se realice en forma simbólica, abonándose simplemente un dólar, ya que en realidad es Repsol la que tendría que pagarle al país por todos los daños causados.

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