(Del blog la noche sin talento es solo oscuridad)
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Ya casi olvidado, cajoneado, en algún juzgado de la burocracia estatal, estará este caso.
¿Los hechos? Los de la década de los ‘090. Juventud, esquina, recital, rock. Un patova que te mira y te dice: “acá no pasas vos”. ¿Laburo? Eso falta y mucho. Gorras, muchas, porteña o bonaerense, depende de qué lado de la General Paz estés. Bastones, fierros, pizza con champaña para el que no decía nada, y quizás un viaje a Miami. Golpes, abusos, torturas. ¿En democracia? Si es para ricos. ¿Los progres de hoy? No estaba de moda eso nene. ¿Los k? en Santa Cruz vendiendo YPF.
Juguetes perdidos
17 abriles, podría haber sido yo. ¿Por qué no vos también? Pero fue él, como tantos otros, como los miles de pibes que mató la policía en estos 20 años. Ayer Walter, hoy Rubén Carballo, Luciano arruga y sigue la lista que es muy larga. La de los presos es mucho más corta, de eso no hay duda. Impunidad, complicidades de un sector de esta justicia para ricos con el poder político y policial.
19 de abril del ’91. Walter había ido a ver un recital de Los Redondos, la banda popular signo de identificación masiva de la juventud de los barrios, el rock and roll del país, la que provoca el pogo más grande del universo, la de Octubre, la del silencio injustificado, la que estuvo ausente sin aviso ante el reclamo de justicia, cuando una razzia policial lo detiene y lo llevan a una comisaría del barrio de Núñez. Una semana después muere producto de la paliza que esa noche recibió en la seccional a manos de los uniformados. Hasta el día de hoy no hay ningún detenido por el asesinato.
Han pasado 20 años y varios gobiernos, de los cuales todos siguen la norma. ¿Cuál? La de persecución y criminalización de la juventud, la del gatillo fácil, la de la precarización laboral, la de la portación de rostro.
Menen y Duhalde fueron los encargados de vender y desmantelar el país a precio de ganga, por monedas (cualquier similitud con los sueldos que reciben la mayoría de los jóvenes precarizados del país no es pura coincidencia), De la Rúa y los Kirchner sus continuadores. Pero esta juventud dice basta, no se come más el verso de los noventa que promovió el individualismo y el consumismo, donde todos los gobiernos de turno quieren una generación sin futuro, a lo que le respondemos que no nos conformamos con la miseria de lo posible, el futuro es nuestro y está en nuestras manos transformarlo.
Banderas en tu corazón
Hoy, a 20 años, este pequeñísimo intento por revivir algo, una figura, un símbolo, ese que podríamos haber sido cualquiera, ese por el cual luchamos, ese por el cual nos movilizamos, ese por el cual no bajamos los brazos, sino que lo levantamos bien alto y con el puño bien cerrado.
Todavía en bares, tabernas, esquinas y recitales escuchamos tu nombre, tu canción, “yo sabía que a Bulacio lo mató la policía”. Queda el cariño genuino de la abuelita, el recuerdo imborrable del padre muerto ya por la angustia de no a haber logrado justicia por su hijo, por Walter, por los miles de jóvenes estudiantes, trabajadores y universitarios que fueron los protagonistas que empezaron hace 20 años las marchas en reclamo de justicia, a la banda de tu calle, los miles que no te vimos, pero te conocemos, te recordamos. Queda la impunidad, queda la lucha por justicia, queda la sed de venganza.
”Abróchense los cinturones mis queridos que Walter invade la tierra surfeando avalanchas””
Nico y Seba
Prensa
