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Unir la lucha por el pan y el trabajo

Huelga general para que se vayan todos

12 de diciembre 2002


"Ayuda social y 1.000 equipos antimotines". Esa es la gran "estrategia" que, según el diario Clarín, prepara el gobierno para el aniversario de las jornadas que derrocaron a De la Rúa.
El mero fantasma de que se repita al menos la sombra de algunos de los acontecimientos sucedidos hace doce meses, puso a todo el aparato del Estado en alerta. Adelanto del pago a los jubilados, los aguinaldos de los estatales y de los pagos de los planes Jefes. Se aprestan a repartir varias toneladas de bolsones de alimentos a los sectores más pobres, mientras se abrió el corralito y se aumentaría a 130 pesos el plus no remunerativo a un sector de asalariados en blanco.
A la par, se pertrechan con el objeto de amedrentar y aislar a los miles de asambleístas, piqueteros y obreros combativos, para evitar que nuevos y vastos sectores salgan a la lucha. Bastan recientes ejemplos: el asalto policial-patronal a Brukman el 24 de noviembre, el intento de "cacheo" a los piqueteros en Puente Pueyrredón dos días después (ambos aprestos represivos derrotados) y el cerco de centenares de efectivos policiales militarizados para evitar que unas decenas de Madres pusieran un palco frente a la Casa Rosada la noche anterior al inicio de la Marcha de la Resistencia.
En lo inmediato, lo que intentan evitar es que este próximo 20 se convierta en una gran manifestación política de repudio popular a este gobierno y su plan de salida ordenada.

Parte de esta "estrategia" es crear el temor de nuevos saqueos. Luis D´Elía, cual vocero duhaldista, desde hace semanas se ocupa de agitar el fantasma de que el menemismo los estaría impulsando y que todos aquellos que tomen alimentos de los comercios, son "funcionales a la estrategia de la derecha", convirtiendo a todo hambriento en un potencial criminal. La misma lógica con la que este dirigente y la CTA se escudaron para no participar de la lucha del 19 y el 20. Lamentablemente Raúl Castells y otros dirigentes piqueteros no le fueron en zaga.
Lo cierto y lo concreto es que en la Argentina hoy hay 20 millones de pobres y dentro de éstos más de 8 millones de indigentes. Hambre y muerte de chicos. Si los trabajadores no damos una salida a la crisis, es natural que se produzcan saqueos, como acaba de suceder en un centro de almacenamiento en Tucumán. Esta salida tan desesperada como impotente, no puede superarse impulsando que la gente que trabajó durante años hoy tenga que ir a pedir bolsones de comida a las grandes cadenas de hipermercados, como plantean varias agrupaciones del Bloque Piquetero.
El camino es otro. Desde el PTS pondremos todo nuestro esfuerzo no sólo para que la jornada del próximo 20 sea masiva, sino para que se continúe a través de una expresión política: un congreso nacional de delegados de todas las expresiones en lucha: piqueteros, asambleas, fábricas ocupadas, sindicatos y centros estudiantiles combativos. Una tribuna unitaria para dirigirnos a los millones de hermanos hoy cautivos de los planes asistencialistas y la burocracia sindical, en el camino de preparar un verdadero Argentinazo: una huelga general activa, con piquetes y cortes de rutas en todo del país, toma de empresas y masivos cacerolazos: Fuera Duhalde ya. Basta de hambre. Trabajo genuino para todos.

Las luchas corporativas, aisladas, por sector, generalmente tienen todas las de perder. Las reincorporaciones de varios compañeros, los triunfos democráticos en Brukman y el Puente Puyerredon tienen algo en común, un nuevo componente en relación a las viejas luchas obreras: la unidad práctica de los distintos sectores, piqueteros, asambleas y fábricas ocupadas. Hay que generalizar este ejemplo hacia las grandes concentraciones obreras. Para lograr esto es clave hacer realidad el reclamo de "que se vayan todos" también en las principales empresas, establecimientos y oficinas estatales: recuperar las internas y cuerpos de delegados en manos de la vieja burocracia del régimen, para ponerlas al servicio de terminar con lo que dejó inconcluso el 19 y 20.
Tenemos que aprovechar la descomposición y el desconcierto de los de arriba. Romper sus maniobras continuistas: abajo la trampa electoral; boicot activo a estas elecciones.
Sobre las ruinas del viejo régimen y sus putrefactas instituciones: poner en pie una asamblea constituyente revolucionaria, para que el pueblo pueda discutir y resolver, libre y soberanamente, la resolución de todas sus penurias. Basta de migajas: Ni un trabajador sin empleo más: reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados; plan de obras públicas al servicio de las necesidades populares bajo el control de los trabajadores; aumento generalizado de salarios y actualización automática según la suba del costo de vida; renacionalización de las empresas privatizadas y su puesta en funcionamiento bajo la administración de sus trabajadores y comités de usuarios.
Un Congreso Nacional de organizaciones en lucha, podría impulsar la constitución de coordinadoras en cada zona o región que tengan el objetivo de arrancar de las políticas patronales y burócraticas a los trabajadores ocupados y desocupados y al pueblo pobre hacia un programa que dé verdaderas respuestas a sus necesidades, en la perspectiva de construir nuevos organismos de poder obrero y popular. No hay otro camino para lograr imponer un gobierno de los trabajadores y el pueblo, una de las consignas convocantes para este 20 de diciembre.

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