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Internacional

IMPORTANTE CONVOCATORIA DEL SINDICALISMO DE BASE

Huelga general en Italia

El gobierno de Berlusconi se apresta a descargar brutalmente la crisis en ciernes sobre los trabajadores y las clases populares. Al igual que Prodi, su predecesor de centro izquierda, busca atomizar cada vez más al asalariado para acolchonar los efectos de una crisis solapada que hace tiempo venía manifestándose.

Compañeras y compañeros del Collettivo Comunista di Via Efeso

23 de octubre 2008

(Roma), 20/10/08

El gobierno de Berlusconi se apresta a descargar brutalmente la crisis en ciernes sobre los trabajadores y las clases populares. Al igual que Prodi, su predecesor de centro izquierda, busca atomizar cada vez más al asalariado para acolchonar los efectos de una crisis solapada que hace tiempo venía manifestándose. Además de medidas racistas contra los inmigrantes, una reforma educativa continuadora de las medidas privatizadoras y propatronales impuestas bajo Prodi y una brutal campaña contra los trabajadores estatales, con recortes y aumento de la precarización, Confindustria, la gran patronal italiana, intenta imponer una reforma de los Convenios nacionales de trabajo. Sin embargo, el otoño en Italia se empezó a poner caliente. Sectores de la clase obrera y de la juventud, que ya cuentan a 15 millones de los suyos bajo la línea de la pobreza, están empezando a entrar en acción. En septiembre, la heroica resistencia de los trabajadores de Alitalia demostró que algo podía estar cambiando en el estado de ánimo de la clase. A su vez, con enfrentamientos y manifestaciones antirracistas aparecieron masivamente los “italianos de segunda generación” de los suburbios (hijos y nietos de inmigrantes, nacidos en Italia). Crecen las protestas entre docentes, secundarios y universitarios con marchas de padres y maestros y ocupaciones de escuelas y universidades en las grandes ciudades italianas. La última noticia es que Berlusconi amenaza con usar a la policía para poner fin a la protesta estudiantil y a las tomas de universidades y escuelas. Este nuevo clima social forzó a sectores de la burocracia sindical a reubicarse. Otro síntoma de la intensidad de la actual oleada de luchas: el Partido Demócrata de Veltroni, después de haber vacilado en mantener su manifestación nacional del 25 de octubre, en nombre del “sentido de responsabilidad nacional” por la crisis económica, llama ahora con todo a movilizarse y mientras cerramos esta nota pidió el retiro de la reforma Gelmini, para no quedar desganchado de las movilizaciones. Por otro lado, este nuevo clima llenó de un contenido distinto las manifestaciones que habían sido programadas tiempo atrás, como la del 11 de octubre, convocada por Refundación Comunista (PRC) y los Comunistas Italianos (PdCI), que sirvió de canal de expresión para decenas de miles de jóvenes y trabajadores hastiados con la política del gobierno, y la masiva huelga general del 17 de octubre, convocada por el sindicalismo de base y de la que damos cuenta a continuación.

La manifestación nacional que atravesó Roma demostró que la huelga general convocada por el sindicalismo de base (RdB-CUB, Cobas y SdL1) tuvo un importante éxito. La adhesión al paro fue superior a lo previsto. A pesar de la lluvia que cayó durante toda la mañana sobre la capital, una imponente manifestación (500.000 personas según los organizadores, 350.000 según La Repubblica) desfiló durante más de cuatro horas entre Repubblica y Piazza San Giovanni.

Otras movilizaciones contra el gobierno se organizaron a lo largo y ancho del país. En Milán una manifestación convocada por la CUB y el SlaiCobas2 confluyó con otras dos movilizaciones, una de los docentes y otra de los estudiantes, y marchó luego hacia el Rectorado. Después de haber lanzado huevos y petardos los estudiantes tiraron abajo las vallas y dejaron frente a la puerta principal una banderola en la cual estaba escrito “Bloqueamos el decreto [de reforma del sector educativo], ¡ocupación! ¡La escuela está en contra de Gelmini [ministra de la Educación]!. ¡La revuelta está en la calle y apenas empezó!”. Huelgas y manifestaciones paralizaron también el tráfico en Nápoles y Palermo mientras que los estudiantes de Florencia, Pisa y Siena se movilizaron, ocupando las universidades.

(…) El 17 de octubre se mandó un claro mensaje a Berlusconi. La huelga planteó que su política de recortes salariales, de ataque a la función pública, de ataques a la educación, no le cae bien a muchos, y menos aún a los sectores más dinámicos de los trabajadores y de los estudiantes. El paro dejó a las claras que el gobierno no podrá hacer pasar automáticamente su política, al menos no sin tener que “pagar algún precio”. Es más, cuanto más caro pague Berlusconi por los ataques que está desencadenando, si se debilita el gobierno, en mejores condiciones estará la clase obrera de la península para luchar y reorganizar sus filas.

Docentes, estudiantes, estatales, trabajadores del transporte, precarios, todos unidos

¿Quiénes fueron los que salieron a la calle y por cuáles motivos? El sector más visible fue lo que la prensa italiana llama “el pueblo de las escuelas”, el magisterio, golpeado tres veces: por la ofensiva generalizada contra la clase trabajadora (reforma de los convenios nacionales de trabajo, reducción de los salarios y de las jubilaciones, etc.), por los recortes a los servicios públicos, y por el ataque a la educación (la reforma Gelmini prevé una reducción de las pantillas laborales, la privatización, en última instancia, de las universidades, a través de su transformación en “Fundaciones”, la implementación de un modelo educativo más autoritario y represivo aun, etc.).

Estaban también los trabajadores del sector público. (…) Berlusconi pretende profundizar una orientación llevada adelante en los últimos años tanto por los gobiernos de centro izquierda como de centro derecha, y que consiste en proseguir con los recortes a la administración pública, tanto desde el punto de vista financiero como ocupacional. (…)
Se notó la nutrida presencia, en las distintas marchas, de los trabajadores del transporte. Con el paro perturbaron el tráfico en varias ciudades como lo atestigua por ejemplo el 33% de adhesión a la huelga en Roma.

Estaban igualmente los trabajadores precarios, del sector público en particular. (…)

En fin, la movilización excedió a todos aquellos sectores influenciados por las organizaciones del sindicalismo de base. Ahí radica tal vez la mayor novedad y potencialidad de la movilización y de la fase actual. Entre los manifestantes había muchos trabajadores no sindicalizados u otros que tienen el carnet de afiliado, en particular a la principal organización sindical en Italia, la CGIL.

¿Qué perspectivas después del paro del 17?

Es cierto que los objetivos defendidos por los organizadores de la huelga del 17 (no a los recortes en los servicios públicos, no a la precariedad laboral, por aumentos salariales y la escala móvil, contra la especulación bancaria y bursátil, por un salario social) tienen una matriz reformista-redistributiva (keynesiana de izquierda). Es cierto también que el contenido de una movilización lo imponen también los que adhieren a la huelga y el movimiento real. Desde este punto de vista, considerando la reducción de los márgenes redistributivos, los trabajadores que pararon y salieron a la calle podrían revelarse más “antisistema” e “incompatibles” en relación a las reivindicaciones propugnadas por las direcciones del sindicalismo de base.

Antes de la huelga del 17 las direcciones burocráticas del sindicalismo confederal habían anunciado (sin dar ningún calendario ni precisar las modalidades de las acciones de fuerza) una serie de movilizaciones en el sector de la educación y de la función pública. Al mismo tiempo sin embargo se declaraban dispuestas a seguir dialogando con el gobierno como lo demostraron las declaraciones públicas de Bonnani, líder de la CISL, y de Angeletti, principal dirigente de la UIL.

El llamado a medidas de fuerza por parte de la burocracia confederal tenía como objetivo debilitar la huelga del sindicalismo de base. Es síntoma también de un cambio del estado de ánimo en algunos sectores movilizados. Tomando en cuenta por ejemplo las asambleas de trabajadores estatales en las cuales participamos: el conjunto de los trabajadores atacados por el gobierno, poco sindicalizados y que aún no rompieron con las direcciones políticas burguesas de centro izquierda y con las direcciones burocráticas de los sindicatos, hoy en día exigen, aunque tímidamente y sin tener la capacidad de imponerla, una lucha verdadera, eficaz y unitaria.

Considerando la fase que estamos atravesando, la huelga del 17 no puede quedar (…) como un mero paro cuyo principal objetivo consiste en reforzar organizativamente el espacio del cual disponen los sindicatos de base. Si las direcciones del sindicalismo de base plantean el problema de la construcción de una contraofensiva real y eficaz contra el gobierno, si saben retomar la bandera de las distintas luchas que atraviesan la península hoy en día, entonces la huelga del 17 podría transformarse en la primera etapa de un movimiento que sirva para construir un frente de lucha más amplio, permanente y combativo.

Con la huelga del 17 los trabajadores y los estudiantes que adhirieron a la medida de fuerza en forma más masiva de lo previsto marcaron un hito. ¿Sabrán las fuerzas sindicales y políticas que se reivindican combativas y clasistas dar una respuesta a sus exigencias? En el comunicado nacional pos huelga, la dirección de los Cobas plantea que “la entusiasmante manifestación romana envía un mensaje unitario y de concientización para seguir más fuertes que nunca en la defensa de los derechos sociales y de los trabajadores para todas y todos: ¡adelante!”. Proseguir en esta dirección significaría llevar adelante una batalla consecuente y unitaria (basada en asambleas obreras, en la apertura hacia las luchas actuales, inclusive cuando están hegemonizadas por la burocracia confederal, etc.) para extender el actual frente de lucha y transformarlo en un movimiento más general contra el gobierno y la patronal.

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