Los trabajadores de Prestolite1 (ex Lucas Indiel) vienen luchando por la unidad, la defensa de los puestos de trabajo y la efectivización a los contratados. Estos últimos, que en su mayoría llevan más de un año de contratación, estuvieron al frente de cada una de esas peleas. No bien empezado el 2007, la patronal decidió despedir a 3 efectivos y 4 contratados.
Así comienza –el 16/01– un paro por su reincorporación. Enseguida se suman otros reclamos. Tres puntos: efectivización de los contratados, pago de categorías y plus adeudados a los efectivos.
Los delegados son traídos a la asamblea y empujados al frente de la pelea, ya que su intención era sólo “defender” a los efectivos. Al segundo día la fuerza seguía intacta. La patronal intenta dividir con una primera oferta: reincorporar a uno de los efectivos (anunció que uno ya había arreglado), pero no acepta que vuelvan los contratados. Los delegados -acompañados por la directiva de la UOM Matanza- anuncian la propuesta como aceptable. Pero es rechazada íntegramente: “vamos por los 3 puntos o no arrancamos”. La burocracia empieza a querer contener, para que no continúe la huelga, pero los obreros salen a la calle y cortan la Av San Martín junto a la planta.
Al tercer día, una nueva propuesta patronal es rechazada: esta vez proponen reincorporar a los despedidos, efectivizar a 16 contratados en dos tandas y dar parte de uno de los premios a los efectivos nuevos. Los obreros siguen firmes con la decisión de pelear por todo.
Pero al cuarto día la patronal redobla la apuesta y decide “suspender a todos los contratados”, que eran 32. Esto golpeó muy duro, pero la huelga siguió. Ahora la patronal ofrece: reincorporar a 16 de los suspendidos y el resto no se sabe qué pasaría. Un rotundo ¡No! de la asamblea se volvió a sentir en la cara de los burócratas.
Llegó el fin de semana y el Ministerio llama a nueva audiencia recién para el lunes, para dejar que todo se enfríe. La asamblea ratifica el paro para la semana entrante pero la burocracia se tomó esos días para desmoralizar y crear miedo e incertidumbre. La patronal envía notificaciones a los efectivos de más antigüedad, que aún no habían retomado actividad, amenazándolos con el cierre de la planta. Además, desde la agencia llaman de a uno a los contratados a que firmen un acta individualmente donde se comprometen a no realizar ninguna medida de fuerza con la condición de que los dejen entrar a trabajar. Sólo unos pocos aceptan.
El lunes 22 los contratados se hacen presentes en la entrada y alentando a los efectivos que ingresaban dan comienzo a la semana continuando la huelga. Pero al quinto día de huelga se empieza a sentir el efecto de las amenazas y los obreros combativos tienen que ir una y otra vez a garantizar que nadie toque una máquina. Pasado el medio día volvieron los delegados del ministerio, acompañados por sus matones, y plantean que no queda otra que aceptar porque sino declaran ilegal la medida. Tras una dura discusión e impidiéndoles hablar a casi todos los despedidos, los delegados de la UOM lograron hacer votar su propuesta. Los despedidos también levantaron sus manos, pero esto no alcanzó para revertir el efecto de los días de desgaste que la patronal con la ayuda de la burocracia de la UOM y el Ministerio de Trabajo usaron para quebrar la huelga.
1 La empresa pertenece a Prestolite Electric Inc. de los Estados Unidos. Es una de las principales fabricas de motores de arranque y alternadores para autos y camiones de Argentina, y cuenta con tres plantas industriales situadas en La Matanza, y en los Parques Industriales Sur y Norte de la Provincia de San Luis. Exporta más de la mitad de su producción, principalmente a Brasil, Estados Unidos, la Unión Europea, México y China, entre otros destinos.