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ENTREVISTA A GREGORIO FLORES, DIRIGENTE DEL CLASISMO CORDOBES

“Hay que expropiar a los dueños de la tierra”

Muchos de los que van y cortan la ruta son pequeños y medianos productores, pero los que trabajan en serio en el campo son los obreros rurales, que nadie se acuerda, cuando la mayoría trabaja bajo condiciones esclavas y en negro. Por eso, mucho corte de ruta, pero la Sociedad Rural, la CRA, han sido los grandes golpistas de este país. Han estado (y están) contra el pueblo toda la vida.

19 de junio 2008

Estuviste leyendo la declaración…¿por qué adherís?

Porque en este conflicto patronal, evidentemente, no se toma en cuenta a los que trabajan en el campo. Muchos de los que van y cortan la ruta son pequeños y medianos productores, pero los que trabajan en serio en el campo son los obreros rurales, que nadie se acuerda, cuando la mayoría trabaja bajo condiciones esclavas y en negro. Por eso, mucho corte de ruta, pero la Sociedad Rural, la CRA, han sido los grandes golpistas de este país. Han estado (y están) contra el pueblo toda la vida.

¿Qué opinás sobre la necesidad de avanzar en una salida independiente de la clase obrera?

Acuerdo, por supuesto. Una salida obrera y socialista. Porque no hay ninguna forma de superar la crisis para el pueblo trabajador, una crisis del régimen político como la que hay ahora, no se puede superar sino en el marco de la implementación de un sistema socialista. Dentro del sistema capitalista no hay ninguna posibilidad de salida. Esté Kirchner o cualquier otro burgués. No hay ninguna manera bajo el capitalismo de sacar al país del atraso, de la ignorancia o terminar con la explotación; menos cubrir las necesidades obreras y populares y terminar con la pobreza.

¿Cuál es la relación que une a la oligarquía agraria con la burguesía industrial?

La burguesía industrial ha utilizado al movimiento obrero para presionar por subsidios y prebendas para las patronales. El movimiento obrero ha sido llevado a huelgas o movilizaciones que no son en su beneficio, más bien en contra. Además, la inmigración de obreros rurales a la ciudad es histórica, y esto suele abaratar la mano de obra para la industria y bajar los salarios. Y poco se habla de la gran concentración de la tierra. Nadie la cuestiona (de los que están en conflicto). De la época de Rivadavia viene la ley que les permite a los terratenientes alambrar los campos y ponerlos bajo su propiedad. Pero los campos, la tierra, no son de nadie.

¿Qué opinás de la Federación Agraria?

Hay una contradicción muy grande al estar unidos a la Sociedad Rural, que es la que dirige y tiene otros intereses al de los pequeños y medianos productores. Aunque acá hay un problema de clase que no se termina de aclarar: vivimos en una sociedad capitalista, que está dividida en clases sociales y cuya Constitución garantiza la propiedad privada de los medios de producción y de la tierra. Para esta gente es mucho más importante la propiedad privada que la vida del ser humano. Te podés estar muriendo de hambre, y ojo con llevarte un queso del supermercado. Esto tiene que ver con el carácter del Estado.

Tus orígenes están en el campo, en el noreste de Córdoba. ¿Qué recordás de las formas de trabajo? La actualidad del obrero rural es dura...

Sí. Y sigue siendo tan infame como antes. Eramos hacheros y llevábamos la madera amarrada en las mulas. Eran selvas de quebracho, algarrobo... Ahora pasaron las topadoras, y el lugar donde estaba la casa en que nací está tapado de soja.

¿Cómo ves el rol de las multinacionales imperialistas en el negocio agropecuario?

Son los que concentran el poder y el dinero. Ahora arriendan la tierra, y mucho de los llamados “productores” viven de rentas; de los pooles de siembra y las comercializadoras, que nadie cuestiona. El imperialismo siempre está presente, y la burguesía argentina (y el gobierno) tiene vasos comunicantes a diario. Nada tienen de independiente ni de nacional y popular; nada en la Sociedad Rural ni en la llamada burguesía industrial. A los Cargill, a los Bunge y Born y demás, hay que expropiarlos y no pagarles ninguna indemnización. Se trata de robarle al que nos roba. Esto ya lo decía Di Giovanni (militante anarquista en los ’30): “¡qué me vienen a decir que yo le robo a los patrones; cómo si los patrones les roban todos los días a los obreros, y yo no le voy a poder robar a ellos!” Puede ser que el método anarquista, no sea el más correcto, pero conceptualmente es cierto. Hay que expropiar a los dueños de la tierra; quitarles algo que no es de ellos. Y esto lo deberá hacer un gobierno de los trabajadores.


Condiciones para la lucha obrera

“Las condiciones materiales de los trabajadores son peores que en los ’70 -comenta Gregorio-; pero hay un bajo nivel de conciencia. Y si la clase obrera no está organizada en un partido, si no tiene una dirección centralizada, nos va a ocurrir como en el ‘70, que la represión burguesa nos derrotó. Mucha gente no ve el problema de clase que hay en este conflicto entre el gobierno y el campo. Sin embargo, aunque el movimiento obrero no tiene conciencia todavía de sus propias fuerzas, está naciendo una nueva camada de activistas, delegados, comisiones internas y cuerpos de delegados, luchadores y antiburocráticos, que deberán también convertir las nuevas luchas en causas nacionales, y acaudillar a los sectores medios y pobres, como ocurrió con el Cordobazo, que luego le siguió el clasismo, los cordones de Villa Constitución y las coordinadoras del Gran Buenos Aires. Lo bueno que pasa ahora es que esa camada de jóvenes activistas obreros, no está con el peronismo y tiene un odio profundo antiburocrático”.


Los “soldados de Perón”

Flores comenta sobre la patota en la quinta de Olivos y recuerda: “En la huelga del ‘65, Vandor nos mandó 80 matones para romper el conflicto. A la cabeza estaban Norberto Imbelloni junto a un pistolero colombiano, llamado Alfredo Montealegre. Estos matones, más o menos como los de ahora, se aparecieron cargados y al grito de “acá están, estos son, los soldados de Perón”. Nos quisieron dividir pero no permitimos que entrara nadie. Más tarde fuimos derrotados y a muchos de los delegados los arreglaron con las indemnizaciones al 100%. Por eso, cuando recuperamos la fábrica y asumimos, uno de las cosas que primero votamos fue que en caso de despido los delegados no íbamos a cobrar la indemnización como delegados. Son esos burócratas sindicales, como los de la UTA (o la CGT, de Moyano), que convocan a paros en apoyo del gobierno, en vez de llamar a paritarias, por condiciones de trabajo y aumento y escala móvil de salario”.

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