No por repetidos, los datos de la crisis deben dejar de sorprender. Según datos oficiales, más de 1.400.000 jóvenes de entre 15 y 29 años que viven en la Argentina no estudian ni trabajan. Esto no es todo: en la otra punta de la pirámide, 1.200.000 personas mayores de 65 años no cobran jubilación.
De esta manera, ambos grupos forman los sectores de mayor exclusión social ya que, por ejemplo, en el caso de las personas mayores, no cobran jubilación porque están imposibilitadas de acreditar aportes para el sistema de pensiones. 
Según datos oficiales, el desempleo en la Argentina alcanza el 14,4 por ciento de la población económicamente activa. 
En cuanto a los jóvenes excluidos, la investigadora social Marisa Fournier evaluó: “Las estrategias de capacitación ofrecen una inclusión social sólo durante el período en que se desarrollan”. En este sentido, dijo que “muchos jóvenes de barrios populares viven de esto y su horizonte de inserción suelen ser las futuras capacitaciones, pero no logran proyectarse de manera autónoma”.
Las estadísticas oficiales hablan de un país que quitó sueños y esperanzas a sus jóvenes: desde 1999 se duplicó la cantidad de jóvenes pobres (6 de cada 10), el desempleo entre ellos duplica la tasa general del país (suma el 26% de la población económicamente activa), y 5.000.0000 de jóvenes no tienen cobertura de obra social o medicina prepaga.