Daniel Scioli

Amigo del genocida y ex comisario Luis Patti y admirador del cardenal Jorge Bergoglio, viejo militante del grupo derechista Guardia de Hierro, Daniel Scioli asumió la candidatura a gobernador de la provincia de Buenos Aires bajo la condición de poner punto final a las purgas de la “maldita policía bonaerense”. Ya en marzo de 2002, el ex motonauta se adelantaba a Blumberg e impulsaba junto a Mauricio Macri y José María Aguilar un proyecto de ley que elevaba con penas de prisión perpetua el “delito por odio deportivo”, mientras los presidentes de Boca y River financiaban los “servicios” de los barrabravas bajo la vista gorda del gobierno y la policía.

Scioli entró al mundo de la política por la puerta grande de Menem con el vendaval de ricos y famosos que exhibían la opulencia de sus mansiones en la revista Caras, mientras celebraban la entrega del patrimonio nacional a cambio de monedas. Más tarde Scioli se transformó en funcionario de Duhalde aunque jamás ocultó su fidelidad por Menem: “voy a seguir apoyándolo como lo hice siempre” (La Nación, 15/07/97). Como titular de la Secretaría de Turismo y Deportes hizo un festín acorde a los intereses de los empresarios: la Oficina Anticorrupción señalaba, entre otras “irregularidades”, “gastos excesivos en publicidad” y “vínculos sospechosos con empresas de turismo”, pues “casualmente” gran parte de los funcionarios del organismo eran empresarios de grandes hoteles y agencias de turismo. Haciendo votos de “austeridad”, Scioli contrató como asesor de campaña a James Carville, otrora asesor del ex presidente Clinton con honorarios que superan los 30.000 dólares mensuales más porcentajes de publicidad y otros varios. ¡Eso si que es distribución de la riqueza!

Alberto Balestrini

El candidato a vicegobernador Alberto Balestrini adhirió al menemismo, al duhaldismo y hasta al delasotismo. En 2002, Balestrini formó el grupo “los mosqueteros” junto a Juan José Alvarez y el padrinazgo de Carlos Ruckauf. Alvarez, ex agente de la SIDE durante la dictadura militar, desde la Secretaría de Seguridad Interior fue el mentor ideológico de la masacre del Puente Pueyrredon que se cobró las vidas de Maximiliano Kostequi y Darío Santillán. Ruckauf impulsó políticas de mano dura y en 1975, merced al acuerdo establecido con José Rodríguez del SMATA, ordenó el secuestro y la desaparición de los delegados obreros de la Mercedes Benz, en el apogeo del terror de la Triple A. Refiriéndose a los acontecimientos de diciembre de 2001, Balestrini reivindicó la labor de los intendentes de la provincia “porque fueron los que pusieron el pecho en los momentos más terribles que vivió la historia de la Argentina” (La Capital, 22/08/07). Balestrini preside de azafata el tren fantasma de los intendentes del Gran Buenos Aires como Manuel Quindimil y Raúl Othacehé que van por su reelección vitalicia, sin hacer asco incluso de otros como Alberto Groppi, intendente de la dictadura militar en Esteban Echeverría cuando operaban cinco Centros Clandestinos de Detención. ¡Pavada de progresismo!