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Se realizó el IX Congreso del PTS

Hacia la construcción de una izquierda socialista de los trabajadores

20 de abril 2006

Del 14 al 16 de abril del 2006 se realizó el IX Congreso del PTS. 
Asistieron delegados plenos elegidos por los equipos de militantes provenientes de Capital, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Mendoza, Neuquén, Tucumán, Jujuy y La Pampa, provincias donde se concentra cerca del 80% de la población del país, y delegados observadores elegidos por los compañeros que integran los Círculos Marxistas que aceptaron discutir los materiales del Congreso y participar del mismo, avanzando en su disposición militante. Los delegados de los Círculos representaron una cantidad de compañeros equivalente a un 33% de la militancia actual del PTS. Estuvieron presentes, además, algunos compañeros que por su actividad destacada fueron invitados, propuestos en su mayoría por sus equipos en calidad de observadores, los miembros del Comité Central saliente y compañeros de LER-QI de Brasil y de Clase contra Clase de Chile, organizaciones hermanas del PTS, e integrantes de la FT-CI.



El PTS constató nuevamente que estamos avanzando en la construcción de una organización con un peso obrero cada vez mayor. El 60% de los delegados milita en el movimiento obrero, siendo una mayoría de ellos compañeros referentes en su lugar de trabajo. Los obreros industriales representaron el 20% de los delegados y un 13% fueron de importantes empresas de servicios. Además hubo un 25% de universitarios y terciarios, un 8% de la juventud trabajadora y secundarios, un 5% de compañeros dedicados a tareas intelectuales, entre otros.
La presidencia honoraria fueron los estudiantes y trabajadores franceses que vienen de conmover su país con paros y manifestaciones de masas contra el CPE y el gobierno Villepin-Chirac, los trabajadores inmigrantes en Estados Unidos, en especial los hispanos, en lucha por sus derechos y a propuesta de un delegado de la juventud secundaria se incorporó a Anthony Soltero, el dirigente estudiantil de 14 años que se suicidó en Los Angeles ante la presión de las autoridades por ser organizador de las manifestaciones, y los trabajadores precarizados de Argentina que vienen protagonizando duras luchas (como las de los tercerizados del Subte) y sufren condiciones brutales de explotación, como los inmigrantes bolivianos. 
Los temas que trató el Congreso fueron: 1) Internacional; 2) Nacional; 3) Balance, orientación y organización; 4) Resoluciones; 5) Elección del Comité Central. 

Una nueva situación en Francia, cambios en la situación internacional 

Además de reafirmar muchas de las cuestiones señaladas en los documentos publicados para este Congreso (en cuanto a la situación económica mundial, la debilidad hegemónica del imperialismo norteamericano, las tendencias de la situación latinoamericana, etc.) se planteó que el gran cambio que teníamos que valorar en toda su magnitud eran los nuevos acontecimientos de la lucha de clases en Francia y Estados Unidos, profundizando cuestiones que venimos expresando en diversos artículos de este periódico (ver nros anteriores de LVO y artículos de este periódico).
El Congreso del PTS prestó principal atención al caso de Francia ya que allí hay una gran tradición de organizaciones que se reclaman trotskistas, aunque las principales tengan una larga trayectoria de claudicaciones (LCR-Liga Comunista Revolucionaria, PT- Partido de Trabajadores) y equivocadas intervenciones en la lucha de clases (LO- Lucha Obrera) por lo cual las definimos como “centristas”.
Más allá de esto, creemos que si la situación se desarrolla se abren nuevas perspectivas para dar pasos en la fusión del marxismo revolucionario y la vanguardia obrera y estudiantil en un país de la magnitud de Francia lo cual sería un paso adelante en la lucha por construir una internacional obrera revolucionaria, la IV Internacional por la que lucha el PTS como parte de la FT-CI (Fracción Trotskista-Cuarta Internacional).

Nacional. La politización y la lucha de los precarizados

El Congreso aprobó el documento nacional presentado, cuyos aspectos centrales resumimos en LVO 183. Además, reafirmamos que con el gobierno de Kirchner se abrió una etapa (largo plazo) cuyo propósito es desviar la acción de masas que el 19 y 20 de diciembre se expresó en las calles abriendo durante un período una tendencia a la acción directa y la movilización. La “crisis orgánica” del conjunto del régimen político y social que hizo erupción en aquel momento, hoy se ha canalizado en buena medida con las ilusiones en el gobierno pero no se ha extinguido, sigue latente. Por esto, aunque la actual situación (mediano plazo) es “no revolucionaria” (por el crecimiento económico, la fortaleza del gobierno, las ilusiones reformistas de las masas, el boom consumista de las clases medias y la posibilidad de la burocracia sindical de evitar luchas por gremios mediante ciertas concesiones a los sectores en blanco y permanentes) el kirchnerismo no puede aún consolidar un “sistema de partidos” estable y creíble, y tiene que apelar a un lenguaje “setentista” (a la izquierda de la teoría de los “dos demonios” que reinó desde los "80) en ocasiones como el 24 de marzo, provocando una politización de masas hacia izquierda con un discurso que, a la vez que crea ilusiones en cambios “desde arriba”, puede ser interpretado por sectores de trabajadores como “habilitante” para ampliar sus reclamos y luchar (como ocurre con los precarizados) y, sin quererlo, facilita el enfrentamiento a los ataques represivos abiertamente reaccionarios como en Las Heras.
En este marco, destacamos la existencia de un nuevo fenómeno de la lucha de clases: la persistencia y protagonismo creciente de sectores de trabajadores precarizados de distinto tipo (tercerizados como en el Subte, en ferroviarios, en telefónicos, en Siderar, etc; trabajadores sin ningún tipo de derecho legal, como en el caso de los inmigrantes bolivianos de la industria del vestido; trabajadores “en negro” contratados en el estado y en varias industrias, etc.) que quedan por fuera de los acuerdos que pacta la burocraci a sindical, las patronales y el gobierno. Este proceso está dando lugar a una extendida vanguardia de organización lucha de los trabajadores precarizados, que es parte de un fenómeno internacional (ver páginas centrales).
Frente a este proceso, discutimos reforzar nuestro programa político (ver pág. 3) y nos propusimos hacer fuertes campañas ofensivas de agitación y de organización que creen las condiciones adecuadas y permitan estudiar muy bien las acciones a emprender. Es necesario ser audaces en la organización de los compañeros precarizados y muy serios, en esta etapa donde el gobierno está fuerte, en la preparación de las acciones de lucha. La autodefensa de los trabajadores en lucha, sobre todo en estos casos donde los sindicatos les dan la espalda, es una tarea de primer orden como parte de la preparación de las luchas duras que vendrán.
Por otra parte, el otro fenómeno dinámico de la situación es la amplia politización entre los trabajadores, los estudiantes universitarios, secundarios y jóvenes en general, sectores de las clases medias, etc. Esto está generado por el propio discurso del gobierno y es posible demostrar la demagogia kirchnerista en los sectores más avanzados señalando cómo muchos de los “enemigos” que ataca como la “patria ganadera”, los empresarios promotores del golpe, el FMI, etc., siguen obteniendo superbeneficios de la política gubernamental, mientras persisten el hambre y la pobreza en amplias franjas de los trabajadores y el pueblo.
En este marco, creemos que el PTS cuenta con una política y herramientas adecuadas para avanzar en la construcción de una izquierda de los trabajadores en medio de estos nuevos procesos.



Creemos realmente que las demás organizaciones de la izquierda se encuentran en medio de una falta de proyectos para avanzar hacia la construcción de una izquierda obrera. Todos apostaron a construirse a partir de colaterales partidarias del movimiento piquetero, los dos MST se dividen pero reafirman su anterior política frentepopulista ya que siguen unidos en el estancado proyecto de la “Autoconvocatoria” que integran junto a Mario Cafiero. Al mismo tiempo el PO rechazó nuestra propuesta de conformar un Bloque Obrero y Socialista (formulada en LVO 181 del 23-2-06) y creemos que esto está relacionado con la política capituladora del PO en Italia y Bolivia (ver notas de LVO anteriores).

Hacia una mayor inserción en la clase obrera

En el LVO anterior sosteníamos que nos encontrábamos ante una oportunidad histórica para la izquierda revolucionaria en el movimiento obrero. Nuestra intención es plantear que existe una enorme oportunidad de insertarnos en la clase trabajadora preparándonos para fusionarnos con amplios sectores cuando las condiciones lo permitan, creando un verdadero partido de trabajadores revolucionario. Sabemos que no es posible hacer un verdadero partido hoy con decenas de miles de trabajadores pero también creemos que nos encaminamos hacia nuevas crisis capitalistas, nuevos acontecimientos históricos y que si sabemos prepararnos hoy, los cientos y miles de nuevos compañeros que podamos acercar al marxismo revolucionario, mañana serán los organizadores de decenas de miles.
Para lograr esto el Congreso resolvió impulsar la edición de La Verdad Obrera semanal (a partir del 19 de mayo) no esencialmente porque estemos frente a un ascenso obrero (frente al cual, si es de gran magnitud, debería pensarse en impulsar un diario) o giro a la izquierda en la situación política, sino porque existe politización y sectores de vanguardia con los cuales entablar lazos políticos sistemáticos, y fundamentalmente para combatir las presiones al sindicalismo, al politicismo inmediatista y al conservadurismo que impulsa, por distintas vías, el régimen político burgués. Los dirigentes obreros en el IX Congreso expresaban esta situación en el hecho de que los trabajadores exigen que los compañeros que son delegados les resuelvan hasta los problemas más mínimos, dificultando la actividad indispensable de todo dirigente obrero revolucionario de lograr que los trabajadores más conscientes y activos comprendan desde una perspectiva más amplia, internacional y nacional, la lucha contra el gobierno, la patronal y la burocracia, y conozcan lo mejor de la experiencia histórica del movimiento obrero. Esto significa lograr que los mejores compañeros de trabajo (y de estudio en el movimiento estudiantil) se propongan formarse como “oficiales”, (y si es posible “generales”) de los futuros ascensos de la clase obrera o del movimiento estudiantil.
Nuestro periódico tiene la intención de pelear por las ideas revolucionarias en la vanguardia obrera y juvenil, organizar a nuevos compañeros en la militancia política y formar una amplia red de simpatizantes en cientos de fábricas, empresas, barrios, facultades y colegios. La Verdad Obrera semanal será el “articulador” entre los materiales más masivos y públicos (afiches, volantes masivos, materiales de agrupaciones amplias) y los más profundos y teóricos (libros, folletos, revistas). Pese a que en la situación priman aún las expectativas reformistas, el Congreso consideró que no es voluntarista plantearnos objetivos audaces ya que en la situación no se expresan solo las ilusiones conservadores, sino también la predisposición a la lucha de amplios sectores de la clase obrera y una importante politización. Pretendemos no ser esquemáticos en nuestro análisis y orientación: la fortaleza coyuntural del gobierno no significa necesariamente una ubicación defensiva para los revolucionarios si sabemos dotarnos de una política, herramientas y métodos de actividad adecuados.

El marxismo, una guía para la acción revolucionaria

Dentro del balance de las actividades del PTS en el último período, logramos que nuestro vuelco al movimiento obrero no fuera en desmedro de continuar desarrollando un sistema coherente de concepciones teóricas y programáticas. Es más, sin estas bases de teoría revolucionaria hubiera sido imposible la práctica revolucionaria, no sólo en el movimiento obrero sino también a nivel internacional, nacional, estudiantil, y en todos los ámbitos. Siempre entendimos al marxismo como álgebra de la revolución (Trotsky) y creemos que hemos actuado en consecuencia. La elaboración de Estrategia Internacional, de Lucha de Clases, los Manifiestos Programáticos de la FT y del PTS, los seminarios teóricos sobre la Teoría de la Revolución Permanente (2005) y sobre Lenin y el Partido Bolchevique (2006), constituyen de conjunto una serie de elaboraciones donde rescatamos los aspectos centrales del marxismo revolucionario de nuestros días (trotskismo) en permanente contraste crítico con las posiciones de los principales dirigentes trotskistas y de los intelectuales de izquierda más importantes a nivel internacional. Muchas de estas elaboraciones (y en otros terrenos como filosofía, cuestiones de género y marxismo, etc.) se expresaron en seminarios, cursos, folletos del IPS y las Casas Socialistas. El avance que estamos haciendo para balancear desde un punto de vista revolucionario el ascenso de los "70 y la política de las corrientes que se reivindicaban trotskistas y su incapacidad para plantear una política revolucionaria es parte de este esfuerzo por poner a tono a los cuadros del PTS, para preparar una organización para intervenir en situaciones similares o más agudas de la lucha de clases.
Sin embargo, distinguimos que este sistema de ideas aún es esencialmente “defensivo” en relación con lo elaborado por los marxistas clásicos, ya que tuvimos que enfrentar desde que surgimos como corriente, la enorme crisis del marxismo no sólo respecto al movimiento de masas (sobre todo por el nefasto rol del stalinismo) sino también en la falta de continuidad del marxismo revolucionario luego de la muerte de Trotsky, al transformarse el movimiento trotskista en una serie de corrientes centristas (de las cuales sólo pudimos reconstruir algunos hilos de continuidad), al tiempo que polemizamos desde el marxismo revolucionario con las corrientes ideológicas contemporáneas burguesas, reformistas y centristas. En estas condiciones, es obvio que no hemos creado nuevos sistemas teóricos como hicieron Marx con “El Capital”, Lenin con “El imperialismo…” (o Rosa Luxemburgo y Bujarin con sus propias teorías sobre el imperialismo), o Trotsky con la “Teoría de la Revolución Permanente”. Debemos proponernos dar todos los pasos que podamos en este sentido.

Los ”costos” de una política revolucionaria en una situación reformista

Este duro y paciente esfuerzo por defender el marxismo revolucionario y buscar fusionarlo con la vanguardia obrera, no dejó de tener costos para nuestra organización.
Desde el último Congreso (2003) tuvimos que enfrentar dos rupturas. Las dos fueron de composición esencialmente estudiantil y con métodos ajenos a las mejores tradiciones de las corrientes marxistas revolucionarias. La primera fue producto de un pequeño grupo de compañeros que buscaron atajos políticos proponiéndonos construir colaterales en el movimiento piquetero, realzando las potencialidades de las asambleas populares y los frentes únicos de tendencias, como forma de superar el estancamiento en la construcción que en ese momento sufría el PTS. Siendo resistentes al giro al movimiento obrero que habíamos comenzado, hoy están en la “autoconvocatoria” con Mario Cafiero, ex funcionario menemista. La segunda (y reciente) fue en un sentido por razones contrarias: ante la crisis de los proyectos de la izquierda que facilitaba nuestra construcción (sobre todo estudiantil) aprovechando la mayor politización, surgió otro pequeño sector de compañeros con posiciones semimaoístas (como dar primacía a la lucha antimperialista y no a la lucha de clases), que menospreciaban la teoría, la inserción en el movimiento obrero y pretendían resolver con algunas frases vacías los desafíos políticos y de construcción.
El Congreso reafirmó que en ambas rupturas, expresión en última instancia de la contención lograda por la burguesía de las tendencias más revolucionarias de la etapa que emergieron en el 2001, el conjunto de la organización actuó correctamente defendiendo los fundamentos revolucionarios de nuestra organización y el rumbo “contra la corriente” de insertar el marxismo revolucionario en el movimiento obrero, defendiéndolo y recreándolo teórica y prácticamente. 

Nuevos sectores dinámicos del PTS

En el Congreso jugaron un rol destacado nuevos dirigentes juveniles, tanto secundarios como jóvenes trabajadores de entre 16 y 22 años, que informaron al Congreso su proyecto, como jóvenes del PTS, de proponer a los demás integrantes del Movimiento Juvenil No Pasarán la adopción de un programa de lucha por la revolución obrera y socialista, destacando la necesidad de un partido obrero revolucionario para conducirla a la victoria (a partir del balance de la experiencia de los ’70), que una a estudiantes secundarios y jóvenes trabajadores, que edite su propia publicación. Esta nueva camada de dirigentes juveniles marxistas revolucionarios fue un acontecimiento muy alentador del Congreso, que luego se expresó en la incorporación de algunos de sus miembros al nuevo Comité Central.
Al mismo tiempo vimos como nuestro trabajo universitario logró recuperar su dinamismo cuestión que se expresó en la lucha estudiantil y docente del año 2005 y en la construcción que empezamos a desarrollar entre los universitarios. El Congreso reafirmó la necesidad de que el trabajo universitario juegue un papel importante en la inserción de los revolucionarios en el movimiento obrero desarrollando una actividad sistemática sobre fábricas y establecimientos. Por último los compañeros que impulsan el CEPRODH demostraron como una institución de este tipo, formada por profesionales, centralmente por abogados, es importante no sólo para actuar en común con los organismos de derechos humanos que no claudican al gobierno (como se vio el 24 de marzo o frente a la represión en Las Heras) sino como aporte a la recomposición del movimiento obrero, especialmente allí donde los sindicatos les dan la espalda a los trabajadores como sucede con los precarizados, colaborando en la organización de los trabajadores, en el surgimiento de nuevas comisiones internas y delegados.

Una dirección con mayor composición proletaria

El Congreso discutió que en esta etapa reformista donde priman los rasgos conservadores es necesaria una mayor crítica revolucionaria hacia los dirigentes, entre los dirigentes entre sí, y entre los militantes, enfrentando el clima pequeñoburgués que crea la presión de una sociedad que alienta la “realización individual” por sobre toda “causa común”. Buscamos un partido fraternal, con espíritu revolucionario y que sea un ejemplo moral frente a la degeneración del reformismo y muchos casos del centrismo, pero donde a la vez haya crítica dura a los errores y métodos burocráticos, más aún en una situación “reformista” que presiona hacia el achanchamiento, la autocomplacencia, etc.
Con este “espíritu” desde el CC saliente se propuso incorporar nuevos dirigentes obreros, intelectuales y juveniles. Quedó conformado un nuevo CC donde sólo el 16 % está rentado mientras que el 84 % trabaja. La mitad de estos compañeros, es decir un 40% del total, son dirigentes obreros, casi todos de grandes empresas industriales o de servicios (más del 60% de los compañeros incorporados son dirigentes obreros). Se votó además que la dirección de la juventud elija a otro compañero (además de un compañero que fue votado como miembro pleno) para que se integre como invitado permanente.
También fueron votados los y las miembros titulares y suplentes de la Comisión de Control.
De esta forma creemos que logramos un exitoso IX Congreso que nos plantea grandes desafíos hacia el futuro.



 



 



 



 

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