logo PTS

Partido

Hacia el X° Congreso del PTS (segunda parte)

En la edición anterior, presentamos a nuestros lectores (incluyendo los compañeros y compañeras que se reúnen en los círculos marxistas) una breve síntesis de los elementos de análisis de la situación internacional y nacional que abordaremos en el X° Congreso del PTS, que se realizará a principios de julio.

28 de junio 2007

Los desafíos de la izquierda clasista en la Argentina actual (extractos de la segunda parte)

por Christian Castillo

Disputa de estrategias

Los elementos de recomposición sindical y como sujeto de lucha de la clase trabajadora no se han expresado, hasta el momento, en el terreno político. (…)

La distancia entre la importante influencia que los militantes de izquierda (entre ellos los de nuestro partido) ejercen en los procesos de lucha y organización de la clase trabajadora –así como en otros procesos de movilización popular- y la limitada influencia política que muestran los débiles resultados electorales de la izquierda dan cuenta de esta inmadurez política todavía predominante en la clase trabajadora.

En la actualidad, se perfilan en la izquierda dos estrategias que buscan superar el actual estado de marginalidad. Una, es el proyecto de “nueva izquierda” que sostiene el MST, apoyado en dejar de lado toda referencia al clasismo y al socialismo para presentar candidatos “independientes” de todo anclaje de clase y adecuar su lenguaje político a la centroizquierda1. Es decir, una izquierda potable para el régimen. Una política que ha llevado al MST a tener políticas completamente conciliadoras en la lucha de clases (como en los conflictos neuquino y santacruceño) y una organización cada vez más vacía de cuadros y militantes a la vez que “abierta” para arribistas de distinto tipo que lo utilizan como aliado de ocasión en su paso hacia alineamientos con fuerzas burguesas, un rol que tradicionalmente cumplía el Partido Comunista2. (…)

El Partido Obrero, por su parte, continúa con su autoproclamación sectaria respecto a las demás fuerzas de la izquierda clasista, cuestión que se combina con distintos planteos que borran toda delimitación política de clase, como la respuesta dada a la UCR de Santa Cruz de discutir un “programa” frente al planteo de ésta de formar un “frente cívico y social”3.

Por un gran partido de la clase trabajadora

Desde el PTS venimos sosteniendo un planteo opuesto a la “nueva izquierda” que pregona el MST, tendiente a que la clase trabajadora emerja como un actor político independiente en la escena política nacional: el llamado que hacemos a las fuerzas de la izquierda clasista y a los sectores combativos del movimiento obrero a luchar por construir un gran partido de la clase trabajadora.

Como es sabido, el PTS lucha por poner en pie un verdadero partido revolucionario e internacionalista de la clase trabajadora. Para esto, venimos llevando adelante una incansable actividad de lucha sindical, política e ideológica, publicando periódicos, revistas, libros, folletos, medios audiovisuales, impulsando instituciones especiales -como el IPS4- y con programas de radio semanales en Capital, Gran Buenos Aires y otras provincias5, para difundir nuestras ideas y forjar dirigentes, cuadros y militantes, prestando especial atención a los obreros, con experiencia en la lucha de clases y con la mejor formación política y teórica posible. Sin embargo, la construcción de una organización de este tipo requiere de tácticas adecuadas a las distintas situaciones, máxime en una situación histórica donde la subjetividad de la clase trabajadora, si bien con algunos signos de recomposición, ha sufrido un fuerte retroceso con las derrotas sufridas durante los 25 años de ofensiva neoliberal, incluyendo la restauración capitalista en la ex Unión Soviética, los países de Europa del Este y China. Aún en situaciones de alto nivel de subjetividad de la clase obrera, Lenin y Trotsky siempre aconsejaron tácticas diversas para la intervención política de los revolucionarios en el seno del movimiento de masas.

Recordemos en el caso de Lenin, como a poco de la revolución rusa, polemiza con los comunistas ingleses, que querían conformar una organización completamente independiente, planteándoles que debían actuar en el seno del Partido Laborista. Trotsky (…) antes y después de la fundación de la IV Internacional planteó una batería de tácticas a sus seguidores en diversos países para tratar de encontrar un camino hacia las masas y escapar al peligro de la degeneración sectaria. Sólo considerando el caso de la organización trotskista norteamericana, ésta en pocos años tuvo las siguientes orientaciones políticas: fracción pública del PC entre 1928 y 1933; unificación en el Workers Party con los seguidores del pastor Muste, que habían dirigido las luchas del automóvil en Toledo; entrismo al Partido Socialista estadounidense; fundación en 1938 del SWP (Socialist Workers Party); planteo desde la fundación misma del SWP de impulsar la moción de que los sindicatos avancen en la construcción de un Partido de Trabajadores, en el cuál los trotskistas lucharían porque tuviese un programa revolucionario.

En la izquierda actual, así como tenemos el peligro de políticas oportunistas, sin clara delimitación de clase, que expresa en mayor medida el MST, hay también una miríada interminable de grupos que creen que la construcción de un partido revolucionario surgirá de su propia autoproclamación, sin importarles encontrar un camino real hacia la vanguardia y, en perspectiva, hacia las masas trabajadoras (lo que encubre una práctica sindicalista de los pocos militantes que actúan en el movimiento obrero). Hay también distintos sectores que sostienen que sólo hay que limitarse a la lucha sindical, desligando la conquista de comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos, de la pelea por conformar una alternativa política a las distintas variantes patronales.

Hoy, considerando al movimiento obrero en su conjunto, los organismos arrancados a la burocracia sindical constituyen aún una pequeña minoría. Sin embargo, podrían transformarse ya mismo en un factor activo para impulsar la lucha por un partido de trabajadores, en un polo nacional que levante este planteo buscando impulsar tendencias por esta perspectiva en las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos. Las organizaciones ya conquistadas por la vanguardia obrera y la izquierda que se reclama clasista tienen planteado, dejando de lado toda concepción mezquinamente corporativa, avanzar en organizar nuevos sectores que puedan arrancar a la burocracia las organizaciones obreras, a la vez que desarrolla una amplia lucha política para que los trabajadores y organizaciones sobre los que va ganando influencia asuman el desafío de poner en pie su propia organización política para levantar un programa obrero y popular. Sólo comenzando esta lucha desde hoy mismo podrá conquistarse, cuando la evolución de la situación política lo permita, una base de unos cuantos cientos de miles de trabajadores que, aunque al comienzo sean una minoría en el conjunto de la clase obrera, puedan ser la base de un verdadero partido de trabajadores, con la capacidad de dirigirse a las amplias masas obreras y populares para restarlas de la influencia de los burócratas sindicales y de los políticos patronales.

Una fuerza de este tipo sería un factor de primer orden en las distintas luchas. Podría constituir asimismo una importante referencia política también en el plano electoral, permitiendo la utilización de la tribuna parlamentaria con el fin de favorecer la organización política independiente de los trabajadores y de impulsar la movilización obrera y popular. Constituiría también un factor de atracción para desarrollar una nueva intelectualidad socialista y militante, orgánica de la clase trabajadora, y fracciones pro-obreras dentro del movimiento estudiantil. Sería una fuerza que, frente al agotamiento de la experiencia kirchnerista ante una futura crisis o ataques de envergadura de las patronales y el gobierno (tipo “Rodrigazo”), podría disputar la dirección de la clase trabajadora, ya que es muy probable que, a diferencia de lo ocurrido en diciembre de 2001, el movimiento obrero ocupado juegue en enfrentamientos de esta envergadura un rol protagónico debido a la combinación de la recomposición social de estos años con la acumulación de experiencias de lucha y organización que se vienen dando desde el “Santiagazo” en adelante. Es decir, lo que (…) definimos como la perspectiva de un “auge obrero”.

Sabemos que de desarrollarse una fuerza de este tipo se planteará la disputa por su dirección entre las tendencias revolucionarias, centristas y reformistas. Por ello, impulsar la perspectiva de construir un gran partido de trabajadores, abriendo el debate sobre este planteo en la izquierda y la vanguardia obrera, implica a su vez señalar la necesidad de fortalecer el polo revolucionario.
Nuestra organización, el PTS, lucha por organizar hoy mismo a lo mejor de la vanguardia obrera y juvenil y de la intelectualidad marxista, peleando para que toda nueva organización que surja lo haga dotada de un programa para terminar con la dominación imperialista y la explotación capitalista.

No impulsar esta perspectiva y limitarse a la actividad sindical, o apostar por proyectos de colaboración de clases, significa dejar a los trabajadores que se han desilusionado, o comienzan a hacerlo, con el gobierno de Kirchner, a merced de los enjuagues políticos de la clase capitalista (…).

Un nueva dimensión en la actividad

por Fredy Lizarrague

En abril del año pasado realizamos nuestro IX Congreso, donde votamos resoluciones para profundizar lo que llamamos “tareas preparatorias”: las actividades que podemos (y debemos) realizar los revolucionarios en momentos donde el régimen burgués ha logrado desviar la situación abierta con las jornadas revolucionarias de diciembre del 2001, y aprovecha un ciclo de crecimiento económico para recrear en los trabajadores y la juventud ilusiones de terminar con la miseria y la opresión en los marcos del “capitalismo en serio” kirchnerista. Incluso alientan las tendencias más reaccionarias de las clases medias para imponer más “orden”, ayer con Blumberg, hoy con Macri. En este marco, cambiamos el ritmo de la actividad política de nuestra organización publicando semanalmente La Verdad Obrera (que antes era quincenal), ampliando los programas de radio, cambiando nuestra página web (la única de la izquierda actualizada diariamente y con videos) y multiplicando las publicaciones ideológicas (revistas, libros y folletos). ¿Fue correcta esta decisión frente a esa realidad política? Creemos que si, fundamentalmente por el proceso que se viene desarrollando en la clase trabajadora, donde la reducción del desempleo, la superexplotación en que se basa el crecimiento económico, la inflación y el estado de ánimo pos 2001, han provocado oleadas de luchas, desde el 2004, el surgimiento de nuevos delegados y comisiones internas (que hemos explicado en otras oportunidades), y sectores (aún minoritarios) que avanzan en su experiencia con el doble discurso kirchnerista que comienza a mostrarse como defensor del aparato del PJ (Plaza del Sí, San Vicente), enemigo de los trabajadores (Santa Cruz), corrupto (caso Skanska), incapaz de garantizar el abastecimiento energético y un transporte público adecuado (ferrocarriles). Estos procesos sientan las bases para que, en las futuras crisis, el protagonismo de la clase obrera sea cualitativamente superior a lo que fue el 2001.

“Hacer política” obrera

Al ser nuestra organización la única corriente de izquierda que apostó a construirse seriamente en las principales concentraciones obreras (mientras las demás volcaron todos sus esfuerzos a construir colaterales piqueteras), pudimos intervenir correctamente en estos procesos enfrentando una nueva presión, la del sindicalismo: limitar la actividad política a organizar los reclamos gremiales (que siempre consisten en intentar recuperar una parte de lo que les robaron) y no “hacer política” obrera. Esto no es tarea sencilla, ya que para hacer seriamente las “tareas gremiales” hay que organizar el activismo para enfrentar los ataques y maniobras de la patronal y la burocracia, y buscar la coordinación con los demás sectores en lucha (cuestión obstaculizada permanentemente por muchos que se dicen de izquierda). Y nos propusimos mucho más que eso: discutir con los trabajadores (y estudiantes) más conscientes los problemas políticos nacionales e internacionales, para desnudar el doble discurso kirchnerista, plantear la necesidad de construir nuestra propia herramienta política, y demostrar la actualidad y necesidad de una estrategia de los trabajadores socialista revolucionaria. Sin esta lucha política e ideológica en el movimiento obrero, la actividad solamente gremial termina en la impotencia o incluso fomentando el desarrollo de tendencias conciliadoras (y esta es una de las grandes lecciones del marxismo desde su origen, fuertemente desarrollada por Lenin).

Ampliar el diálogo y extender la organización

En este X° Congreso discutiremos cómo el debilitamiento actual del gobierno (ver pág. 3), anticipa lo que será el segundo mandato kirchnerista (sea NK o CFK), y torna imperiosa la batalla por construir un gran partido de la clase trabajadora, para enfrentar tanto al gobierno como a la derecha. Para esto, incorporamos una nueva dimensión de nuestra actividad: la “agitación propagandística”. ¿Qué significa esto? Proponernos llegar con algunas de nuestras principales posiciones políticas, como la necesidad de construir un gran partido de la clase trabajadora, a los trabajadores y jóvenes más avanzados políticamente, empezando por los nuevos delegados y dirigentes obreros y estudiantiles, los que no se creen el doble discurso kirchnerista ni, obviamente, las salidas derechistas, y desconfían del “republicanismo” de Carrió y el ARI, para establecer un amplio diálogo y ganar a varios miles para que impulsen la construcción de ese gran partido de trabajadores, confiando en la potencia de la organización y lucha de los trabajadores, y en los puntos centrales del programa obrero y socialista, el único programa que puede terminar definitivamente con el hambre, la explotación y la opresión. La “dinámica de clases” contradictoria que explicamos en la edición anterior de LVO, explica que, aunque avance políticamente la derecha, existen sectores que protagonizan luchas donde experimentan en carne propia el rol nefasto de todos los agentes de este régimen, y también hay sectores políticamente de izquierda entre los trabajadores y la juventud (incluso de clase media) abiertos a debatir estas ideas, que a su vez pueden influir sobre aquellos que aún confían en el gobierno. Nos proponemos llegar no sólo a los que luchan sino también a aquellos que son pasivos pero están abiertos al diálogo político y están procesando la experiencia con el kirchnerismo. A esos sectores queremos llegar con medios mucho más masivos que el trabajo (indispensable, por cierto) “persona a persona” con La Verdad Obrera: los programas de radio, boletines por lugar de trabajo o estudio, volantes, etc., y toda oportunidad que tengamos de utilizar la TV, diarios, etc. Para esto utilizaremos las campañas electorales a través de nuestros referentes públicos, pero nos proponemos una actividad sistemática no limitada a las elecciones, ayudando de esta manera al desarrollo de los sectores clasistas del movimiento obrero. Con esto intentaremos “moldear a la vanguardia”, cuestión que llevó adelante el partido de Lenin en los años previos (de reacción) a la Revolución Rusa. Lentamente se van generando las condiciones para que emerja una fuerza política obrera que tenga peso decisivo en los futuros (e inevitables) grandes combates de la lucha de clases. A esta perspectiva apuntamos.

Conquistar nuevas camadas de militantes revolucionarios
Sobre la base de esta amplia actividad, será más sencillo avanzar con lo que consideramos una tarea preparatoria inmediata esencial: conquistar nuevas camadas de militantes obreros y juveniles revolucionarios, mediante el trabajo sistemático y semanal con La Verdad Obrera, profundizando en el conjunto del programa y la estrategia del PTS y la FT-CI, y formando nuevos círculos. Más aún, como queremos que esas nuevas camadas de militantes y dirigentes que sean revolucionarios conscientes, damos mucha importancia a que tanto los obreros como los estudiantes sean parte de la batalla ideológica que llevamos adelante desde el IPS, con los libros, folletos, cursos y seminarios donde buscamos enriquecer al marxismo (para lo cual, por supuesto, primero debemos conocerlo), desde las revistas Lucha de Clases (elaborada por una nueva camada de jóvenes intelectuales marxistas del PTS) y Estrategia Internacional. En este terreno no deja de llamarnos la atención la poca importancia que dan a la lucha político-ideológica aquellos que se consideran continuadores de Lenin (que insistía tanto en su importancia, siguiendo a Marx y Engels): siendo nuestra corriente esencialmente joven, con pocos dirigentes que participaron en el ascenso revolucionario del ’69-’76, somos los únicos que nos hemos propuesto sistematizar sus principales lecciones revolucionarias (como está expresado en el libro “Insurgencia obrera en la Argentina 1969-1976” de Ruth Werner y Facundo Aguirre).

Como desafío concreto, donde deberá cristalizar el resultado de toda esta actividad, el Congreso discutirá los “lugares de concentración” donde nos proponemos conquistar influencia sindical y política cualitativa, definiendo las fábricas, empresas o gremios de cada provincia y ciudad, así como las facultades y colegios, que serán prioritarias en nuestro trabajo político. A su vez, discutiremos una política audaz para la juventud trabajadora, donde se concentran los sectores más precarizados de la clase obrera, tendiente a multiplicar el trabajo que comenzamos este año para organizar una fuerte rama obrera de la juventud del PTS.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: