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Internacional

Grecia: sólo una punta del iceberg

El gobierno griego de Papandreu acaba de aprobar un nuevo paquete de ajuste por 4.800 millones de euros luego que la Unión Europea le exigiera realizar “más esfuerzo”. Las medidas incluyen un incremento del IVA y otros impuestos así como recortes salariales a los 600.000 empleados del sector público. En rechazo, el sindicato Adedy declaró una nueva huelga de 24 hs. para el 16 de marzo. Reclamando la concreción del plan de rescate, el primer ministro señaló “Ahora le toca a Europa”, para advertir que “si la UE no nos da el respaldo político, Grecia podría recurrir a la ayuda del FMI”. Una tibia medida de presión debido a que una delegación del Ejecutivo viajará a Berlín para entrevistarse con Angela Merkel, quien debe liderar junto a Francia una eventual operación de rescate.

Paula Bach

4 de marzo 2010

El gobierno griego de Papandreu acaba de aprobar un nuevo paquete de ajuste por 4.800 millones de euros luego que la Unión Europea le exigiera realizar “más esfuerzo”. Las medidas incluyen un incremento del IVA y otros impuestos así como recortes salariales a los 600.000 empleados del sector público. En rechazo, el sindicato Adedy declaró una nueva huelga de 24 hs. para el 16 de marzo. Reclamando la concreción del plan de rescate, el primer ministro señaló “Ahora le toca a Europa”, para advertir que “si la UE no nos da el respaldo político, Grecia podría recurrir a la ayuda del FMI”. Una tibia medida de presión debido a que una delegación del Ejecutivo viajará a Berlín para entrevistarse con Angela Merkel, quien debe liderar junto a Francia una eventual operación de rescate. La economía griega es pequeña. Si los gobiernos y los bancos alemanes y franceses hubiesen querido, ya habrían implementado un rescate. La cuestión de fondo es que Grecia no es el problema sino sólo un caso testigo. Sus “socios” fuertes de la zona euro quieren implementar un salvataje sin verse arrastrados en la caída, es decir sin herir más aún sus críticos presupuestos cuestión que podría colocarlos en el ojo del huracán. Alemania y Francia buscan que Grecia sea el ejemplo aleccionador para todos los países del sur de Europa persiguiendo hacer más agudas, en época de crisis, las profundas desigualdades existentes al interior de la zona euro. No está dicho aún que estos nuevos planes de ataque sobre los trabajadores puedan hacerse efectivos. No obstante, nos encontramos recién frente a primeros episodios de la lucha de clases. Aún si un rescate se produjera y lograra descomprimir temporalmente las presiones financieras, en modo alguno resolvería la crisis del euro cuyas causas estructurales pudren el cuerpo de todas las economías centrales. Grecia es sólo una punta del iceberg.

Entre comedia y tragedia

Primero fue Dubai, luego Grecia, más tarde la tríada Grecia, España, Portugal. Luego España quedó en el ojo del huracán pero apenas días después, el lugar volvió a ocuparlo Grecia. Hoy todas las miradas del capital internacional están puestas sobre la República Helénica (aunque algunos ya empiezan a observar fuera de la zona euro en particular a Inglaterra y a su ahora denominada despectivamente “peseta esterlina”...) Parecería una comedia de enredos si no fuera por lo trágico de los planes de austeridad que amenazan a los trabajadores y los sectores populares. Los distintos periódicos imperialistas como Wall Street Journal, Financial Times, El País y sus respectivos editorialistas, se transan en incansables guerras de palabras. Que España no es igual que Grecia y Portugal, insistía con fervor el diario El País y la ministra de economía española, que los periódicos financieros ingleses olieron sangre y se lanzaron como buitres sobre economías mal heridas, que el euro fue una “decisión apresurada” vociferaba Paul Krugman mientras explicaba como, a diferencia del Banco Central Europeo, la Reserva Federal norteamericana sí podía intervenir para salvar las papas a los distintos estados en problemas. Al día siguiente, el propio Financial Times se hacía eco de que 50 estados norteamericanos tienen problemas de presupuesto, que no pueden devaluar su moneda y que crece en Estados Unidos la emisión de cuasimonedas. Trasciende que Alemania y Francia van a rescatar a Grecia, que no la rescatan... Se produce el segundo paro general masivo en Grecia.
Que los funcionarios griegos tienen que volver un mes después y mostrar en Alemania el resultado de sus deberes. ¡Qué Grecia ocultó los datos de su verdadera situación fiscal y financiera para entrar al euro! ¡Qué horror…! ¡Qué extraño fenómeno! Qué atrás del negociado estuvo Goldman Sachs… ¿Quién lo hubiera pensado…? ¿No será que gracias a los dibujos de Goldman Sachs los bancos alemanes y franceses principalmente, hicieron poderosos negocios? ¿No será que el problema ahora es que están hasta el cuello con bonos de la deuda Griega que podría entrar en cesación de pagos?

Todos mienten, todos ganan…

La creación del euro aportó muchos más beneficios a los países fuertes de Europa que a los débiles cuyas economías se fueron desangrando y transformando progresivamente en importadoras, fundamentalmente de Alemania. Las estadísticas “mejoradas” que, con la colaboración de Goldman Sachs, Grecia exhibió para habilitar su integración al grupo de 16 países que conforman la eurozona, no constituyeron una trapisonda nacional sino un mecanismo que se encontraba dentro de los marcos de la mentira permitida. Los mayores beneficiarios de esta operación no fueron los trabajadores ni el pueblo pobre griego sino los bancos de los países europeos más ricos. Fueron los bancos alemanes, franceses y también británicos quienes alentaron y financiaron el endeudamiento público y privado de Grecia. Fueron las multinacionales alemanas y francesas las que se adueñaron progresivamente del mercado griego estimulando el desarrollo de su déficit comercial. Compañías alemanas como Deutsche Telecom y Siemens, avanzaron sobre el control de la red telefónica y energética de Grecia o monopolizaron la renovación de flotas de taxis y tranvías. La economía griega sufrió un fuerte proceso de desnacionalización. Como consecuencia de este proceso, el 60% de la deuda griega está en manos de países europeos siendo los más expuestos los bancos alemanes y franceses. Según datos del Banco de Pagos Internacionales, a fines de septiembre del pasado año la exposición de los bancos alemanes a la deuda griega y en general, a la de los países del sur de Europa e Irlanda, rondaba los 330.000 millones de dólares, 306.000 en el caso de Francia y 156.000 en el del Reino Unido. El total de exposición de los bancos europeos en la zona, supera los 2 billones de dólares. (El País, 12/02/10)

Por otra parte y sólo a modo de muestra, uno de los principales rubros del presupuesto griego objeto de manipulación estadística fue su partida militar. No casualmente Grecia (debido al conflicto que mantiene con Turquía por la partición de Chipre) es el quinto comprador de armas mundial y el país que posee una mayor relación entre presupuesto militar y PBI de todos los miembros de la Unión Europea. Tampoco es casual que detrás de la manipulación estadística se revele que Grecia adquiere el 31% de su arsenal militar a Alemania, el 24% a Francia y otro 24% a Estados Unidos (datos extraídos de Rebelión, Javier Ortiz, 22/02).

No existió aquí, por supuesto, ningún engaño estadístico perpetuado por el “impoluto” fondo de inversión Goldman Sachs del cual los “honestos” Merkel, Sarkozy, banqueros y empresarios no estuvieran al tanto. Lo que sucede ahora es que los bancos alemanes en primer lugar y los franceses en segundo, tienen decenas de miles de millones de euros en deuda griega de modo que una bancarrota de la República Helénica provocaría un fuerte temblor sobre las finanzas alemanas y francesas. Además, arrastraría muy probablemente a economías que son víctimas de un fuerte estado de vulnerabilidad como Italia y España que además de representar importantes compradores para Alemania, asestarían un golpe al euro del que difícilmente podría recuperarse.

Negocios son negocios...

El olfato es el sentido más agudo del capital financiero internacional y el olor a sangre lo convoca en manada. En el final de fiesta, cuando la crisis asoma, rige el “sálvese quién pueda”. La complicidad relativa en las grandes mentiras de los distintos sectores del capital internacional desaparece y los capitales intentan amasar ganancias rápidas caiga quien caiga.

Los fondos de inversión SAC Capital Advisors, Soros Found Management, Goldman Sachs, Merril Lynch -ahora filial de Bank of America- y Barclays habrían lanzado, según Wall Street Journal, un ataque especulativo coordinado contra el euro para hacerlo bajar al nivel del dólar. Más allá de la veracidad del dato, los ataques especulativos coordinados se producen y apuntan hacia economías altamente vulnerables. En especial Grecia pero también, España, Portugal e Italia (¿Se prepara Inglaterra?) están hoy en el foco. En el año 1992 el magnate Georges Soros apostó contra una libra esterlina debilitada y la hizo salir del sistema monetario europeo.

Cuando de realizar ganancias especulativas se trata, el capital no reconoce cómplices. Por ello, no es de extrañar, que los fondos de inversión norteamericanos que ayer contribuyeron mediante estadísticas truchas (y en su propio beneficio, por supuesto) al avance de los negociados de los principales bancos de Europa, hoy apuesten contra el euro. Tampoco es de extrañar que Alemania, Francia y la Comisión Europea, ahora se muestren sorprendidos por la situación de Grecia y se manifiesten dispuestos a “investigar”.

Tampoco resulta extraño que los propios fondos de inversión norteamericanos realicen una apuesta que de ganarla, iría en contra de los propios Estados Unidos. Si el euro se debilita, estas compañías se embolsarían miles de millones de dólares pero la contracara sería un fortalecimiento del dólar. Justamente lo contrario de lo busca Estados Unidos esto es, un dólar más débil que le permita una política más agresiva en el mercado internacional y una reducción de sus importaciones.

Cuando de especular se trata, el capital financiero internacional no conoce “fronteras”. Pero hasta ahí nomás llega la cosa. Si bien el capital “bebe” de la especulación, no vive de ella sino del trabajo humano no retribuido. Es por ello que cuando se siente en peligro, pasa a reclamarse adorador de insignias y fronteras para atacar y disciplinar a los trabajadores y para competir por mercados internacionales para lo cual se necesitan instituciones, policía, ejércitos y esas cosas que tan bien aportan los Estados capitalistas nacionales.

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