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Internacional

Gran huelga de la construcción en Sudáfrica

Al cierre de esta edición, se conocía el acuerdo alcanzado por los trabajadores y la patronal que daba por finalizada la huelga que paralizó por completo las obras del próximo mundial durante una semana. El 7 de julio, 70.000 trabajadores de la construcción organizados en el Sindicato Nacional de Minería, NUM por sus siglas en inglés, habían entrado en huelga por el 13% de aumento salarial, ya que los salarios actuales cercanos a los 300 dólares no cubren las necesidades básicas de las familias trabajadoras golpeadas por la crisis y la creciente inflación.

Celeste Murillo

16 de julio 2009

Al cierre de esta edición, se conocía el acuerdo alcanzado por los trabajadores y la patronal que daba por finalizada la huelga que paralizó por completo las obras del próximo mundial durante una semana. El 7 de julio, 70.000 trabajadores de la construcción organizados en el Sindicato Nacional de Minería, NUM por sus siglas en inglés, habían entrado en huelga por el 13% de aumento salarial, ya que los salarios actuales cercanos a los 300 dólares no cubren las necesidades básicas de las familias trabajadoras golpeadas por la crisis y la creciente inflación.

La patronal, reunida en la SAFECEC (Federación de Empleadores de Construcción), que empezó ofreciendo un 10%, terminó presentando una oferta de aumento del 12%, aceptada en principio por el sindicato. La huelga mantuvo totalmente paralizadas 35 obras proyectadas para el mundial de 2010, empezando por los estadios de fútbol. La huelga afecta también las obras en el Aeropuerto Internacional y el tren rápido Yardas Gautrian que lo unirá con la capital Johannesburgo.

La central sindical Cosatu (por sus siglas en inglés, Confederación de Sindicatos Sudafricanos) respaldó la acción de los trabajadores y declaró que “compartía el enojo” de los obreros de la construcción frente a la negativa de la patronal de otorgar el aumento.

Los trabajadores enfrentaron el chantaje de la patronal que los acusaba de paralizar obras que significarán miles de fuentes de trabajo y beneficios económicos para “el país”. Sin embargo, los sindicatos declararon que no tolerarían que los estadios sean construidos por trabajadores sin derechos y con bajos salarios.

Las principales empresas constructoras, Murray & Roberts Holdings, Aveng y Group Five, intentaron que la justicia declare ilegal la huelga, aunque los tribunales debieron reconocer que la acción de los trabajadores era legal. Los obreros realizaron manifestaciones, muchas varias de ellas reprimidas por la policía, e incluso invadieron uno de los principales estadios, el Green Point, durante una marcha en Ciudad del Cabo.

Junto con la huelga de la construcción, que ganó importante repercusión por el Mundial de Fútbol de 2010, se desarrolló también durante la primera semana de julio una huelga en la empresa pública de electricidad Eskom.
También existen huelgas en las minas –al margen de la negociación colectiva que viene llevando a cabo el sindicato NUM y la Cámara de Minas­–, como en Eastplast, donde el 12/7 cerca de 500 mineros contratados acordaban levantar la medida de fuerza que los mantenía bajo tierra y liberaban a dos supervisores que habían tomado como rehenes para garantizar la seguridad de los trabajadores en lucha. Luego de varias negativas, la patronal accedió a reunirse con los mineros que exigían ser efectivizados, mejores salarios y condiciones laborales.

¿Un rayo en cielo sereno?

Durante los últimos dos años, Sudáfrica ha visto un importe proceso de luchas obreras, centralmente en las minas y la construcción que concentran a la vez enormes ganancias para los capitalistas y explotación para los trabajadores. Los trabajadores mineros, también organizados en el NUM, desarrollaron una serie de huelgas durante todo el año 2007 exigiendo mayor seguridad laboral y regulaciones de la patronal minera. El pico de este proceso fue la huelga de diciembre de 2007 que movilizó 40.000 en Johannesburgo y más de 200.000 a nivel nacional.

Ese mismo año una enorme huelga afectó el sector público. El entonces presidente Thabo Mbeki del Congreso Nacional Africano (CNA) enfrentó una huelga de casi dos semanas en junio de un millón de trabajadores de la salud y la educación liderados por Cosatu. La central sindical era un punto de apoyo central de Mbeki, y la huelga terminó provocando una fuerte crisis en la coalición de gobierno entre el CNA y el Partido Comunista Sudafricano (PCSA).

Luego de la salida del desprestigiado Mbeki, en mayo asumió un nuevo presidente del CNA, Jacob Zuma, que contó al asumir con el apoyo del PCSA que ocupa dos ministerios en su gobierno. Pero a pesar de estos cambios, la política neoliberal del CNA no se ha modificado en lo esencial. Así lo demuestran los nuevos choques con los trabajadores.

Al calor de estas luchas se ha establecido la negociación colectiva de los salarios del sector minero y de la energía. Y haciéndose eco de la huelga de la construcción, los sindicatos llamaron a los empresarios a negociar con “cautela” para evitar “confrontaciones innecesarias”, en referencia a las magras ofertas de aumentos de la patronal del oro y la energía. En la misma tónica, la central sindical Cosatu adhirió a principios de julio al llamado del dirigente la Juventud del CNA de nacionalizar las minas: “la nacionalización de las minas es particularmente relevante a la luz de la crisis financiera global y la masiva pérdida de puestos de trabajo en el sector minero”, dijo el portavoz de Cosatu. El mismo día que se conoció la noticia, el gobierno de Zuma rechazó de plano la medida, dejando en claro que su gobierno seguirá garantizando como hasta ahora los negocios de las grandes empresas.

Aunque los sindicatos siguen apelando a la negociación con las poderosas compañías del oro y la minería en general, deben dar cuenta del ánimo de lucha existente en un parte importante del movimiento obrero que exige aumentos de salarios frente a la inflación y la crisis económica. Durante los 15 años de gobierno del CNA, cada vez más sectores de trabajadores han debido enfrentar las políticas neoliberales en beneficio de las grandes empresas imperialistas que explotan al pueblo trabajador y expolian los recursos naturales. La lucha de los poderosos sectores de la minería, la construcción y la energía revitaliza y fortalece la movilización del combativo proletariado sudafricano y lo preparan para futuros y más duros combates.

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