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Gonzales y Fernández en La Rosada

15 de febrero 2007

Alberto Gonzales, hijo de inmigrantes mexicanos nacido en EE.UU., es el secretario de Justicia, o Procurador General, del gobierno norteamericano. Algo así como el defensor todo terreno de las tropelías de Bush. Por tanto, no podía menos que recibirlo el Ministro Aníbal Fernández. La “perfomance” del siniestro funcionario (nos referimos al norteamericano) obligó al presidente Kirchner a evitar todo contacto personal pero, de todas maneras, se reunió en la Casa Rosada con el ministro que hacía apenas unos días había calificado de “mafiosos” a los trabajadores del INDEC por denunciar la manipulación del índice inflacionario. Es un hombre capaz de defender cualquier causa (nuevamente, nos referimos al norteamericano): justificó jurídicamente lo que Amnistía Internacional calificó como “crímenes de guerra”, refiréndose a las brutales torturas del el ejército norteamericano en la prisión de Abu Ghraib en Bagdad, Irak, y en Guantánamo. Gonzales recomendó que se denegase a los prisioneros de la guerra de Afganistán la protección de las Convenciones de Ginebra, mediante el subterfugio de redefinirlos como “detenidos”, en vez de “prisioneros”. Las Convenciones de Ginebra, dijo, son “antiguallas”, “obsoletas” en este mundo después del 11/09. La Secretaría de Justicia de los EE.UU. redactó en agosto de 2002, por orden de Gonzales, un memorando en el que se redefinía la palabra “tortura” para permitirle a los interrogadores hacerle de todo a los prisioneros, menos infligirles un dolor “de una intensidad parecida a la que acompaña un daño físico grave como la muerte o el fallo orgánico”. El ex preso de Guantánamo Walid al-Qadasi relató: “Nos cortaron la ropa con tijeras, nos dejaron desnudos y nos hicieron fotos (...) nos esposaron las manos a la espalda, nos vendaron los ojos y comenzaron a interrogarnos (...) me amenazaron de muerte y me acusaron de pertenecer a Al Qaeda”. Según al-Qadasi, a los detenidos se les impedía dormir, a veces con música a alto volumen. Según Gonzales y la justicia norteamericana, no habría sido torturado ni muchísimo menos.
En 1994, Gonzales fue nombrado asesor jurídico del entonces gobernador de Tejas, George W. Bush, y lo acompaña desde entonces. Es un hombre de confianza del actual presidente. Nos referimos a Aníbal Fernández que lo recibió en la Casa Rosada.


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