Con un fallo aplaudido por los defensores de los genocidas llevados a juicio en la causa “La Escuelita II”, el Tribunal Oral Federal condenó a penas irrisorias a 13 de los 21 imputados, entre ellos Raúl Guglielminetti, integrante de la Triple A y torturador en la dictadura, condenado a 12 años. ”Han condenado con penas más o menos elevadas a los que ya condenaron en 2008, o sea, una mera formalidad, porque además seguirán gozando de sus cómodas prisiones domiciliarias”, sintetizaron las compañeras del CeProDH. El Tribunal absolvió a los 8 genocidas restantes, la mayoría integrantes de la policía de Río Negro y un efectivo de Gendarmería.
Los indignados sobrevivientes, familiares e integrantes de organizaciones de DDHH, sociales, gremiales y políticas, marcharon a las instalaciones del TOF para repudiar la sentencia.

Operativo “salvemos a la policía de Río Negro”
El fallo coincide con la política del gobierno nacional de juzgar a unos pocos genocidas por casos aislados, como si fueran delitos comunes, ocultando la verdad histórica del genocidio. Asimismo, las defensas, en alianza con sectores de poder de la región como el diario Río Negro, procuraron salvar la imagen de la policía rionegrina y su rol en la dictadura. Haciéndose eco, los jueces absolvieron a la mayoría de los policías, muchos de ellos comisarios que participaron del circuito represivo, reforzando la mentira de que esta comisaría no fue un Centro de Detención y torturas. Como planteó Ivana Dal Bianco de la querella del CeProDH: “Estas penas son una burla a los que luchamos contra la impunidad. Tenemos que ser muchos los que lo repudiemos, debemos seguir movilizados por juicio y castigo a los genocidas responsables de tantas desapariciones. Si hoy está desaparecido Daniel Solano en Choele Choel es por esta misma policía que está impune. Si los compañeros secuestrados en Río Negro fueron llevados a La Escuelita fue porque la policía rionegrina cumplió el plan que tenía asignado dentro del plan sistemático de represión.”

El único gendarme juzgado fue absuelto
También fue absuelto el gendarme Emilio Sacchitella, secuestrador y torturador de Ernesto Joubert, pese al testimonio del compañero que lo identificó. La Gendarmería sigue impune pese a que está probado su rol en el genocidio, utilizando sus propios destacamentos como lugares de tortura y participando también en los del Ejército.

Los jueces contra las víctimas
Obviamente todo esto no se puede hacer sin considerar más creíbles las declaraciones de los genocidas que los testimonios de las víctimas. La revictimización que es parte de estos juicios desmembrados, donde cada compañero tiene que contar una y mil veces todos los tormentos y aberraciones a los que fue sometido, se tornó aún peor al considerar que “no están probados” los roles de los policías rionegrinos y la Comisaría Cuarta y de la Gendarmería y Sachitella. Como dijo Natalia Hormazábal, del CeProDH: “El tribunal no hizo más que acoger cada uno de los argumentos de las defensas, contrariando la verdad histórica de lo ocurrido en la región y los terribles testimonios de cada uno de los compañeros que pasaron por esa sala”.

Justicia de clase
Las Madres de Plaza de Mayo filial Alto Valle estuvieron a la cabeza del repudio, denunciando el rol de la “justicia”. Inés Ragni dijo que “la justicia no es independiente, la justicia es de clase y lo hemos comprobado: se cuida más a ellos que a nosotros y a los testigos… la sangre de nuestros hijos no tiene precio, no se vende a ningún gobierno, a ningún fiscal, a ningún abogado”. Nadie lo hubiera dicho mejor. Hay que seguir movilizados y denunciando este fallo, garantía de impunidad para los genocidas.

Corresponsal