El MST trata de separarse de la Mesa de Enlace a la que fervorosamente siguieran durante el lock out patronal del 2008, incluido el agite de banderas rojas en Rosario y en el Rosedal de Palermo. Luego de haber pagado esta capitulación histórica con el rechazo de los votantes de Izquierda Unida al MST en las elecciones, los partidarios de Ripoll ahora descubren que “La crisis ha desatado una puja interburguesa”. ¿Pero entonces han adoptado una definición independiente de los distintos bandos capitalistas (el “ni ni” que tanto criticaron)? Claro que no. Proponen el mismo programa de centroizquierda que viene levantando el diputado Claudio Lozano (lo que no le impidió votar a favor del campo contra la 125); “las retenciones segmentadas y coparticipables” (claro que “en el camino de una reforma agraria” que queda para un futuro incierto). Para la “nueva izquierda” en medio de una crisis capitalista internacional no estaría planteada la nacionalización de la propiedad agraria, empezando por los 1.000 más grandes dueños de la tierra, a quienes el MST sólo propone cobrarle “más retenciones porque son los que más ganan”. Es decir que después de haber militado en la furiosa oposición sojera plantean una versión mejorada del esquema K. Ante el espanto del derechismo desembozado de las patronales agrarias con quienes colaboraron todo lo que pudieron, el MST parece seguir el péndulo de la centroizquierda que se inclina hacia un bloque con el gobierno en el Congreso, ya sea como Pino Solanas -“el más oficialista de los sojeros”- o como Sabatella -“el más sojero de los oficialistas”-. ¿Independencia de clase? Jamás.