A pesar de las disputas entre algunos sectores patronales y el gobierno, incluso dentro de la misma burocracia sindical, hay una cuestión en la que se han puesto todos de acuerdo: atacar a los sectores combativos del movimiento obrero.

Los empresarios no se bancan el “sindicalismo de base” que discute condiciones laborales, salarios y desafía la dictadura patronal en los lugares de trabajo. Pero la mano dura también viene del Estado, como marcan las represiones y procesamientos a los trabajadores de Mafissa y el Casino. O de la propia burocracia sindical, que ha atacado a los choferes de la 60, los trabajadores del subte y el INDEC.

Todas las semanas, suman nuevos procesamientos a los activistas que encabezan los reclamos, o pedidos de desafuero a los delegados que no se venden. El movimiento piquetero que no milita en las filas oficiales también ha sido atacado. Los obreros de Zanon han convocado hace pocas semanas, junto a comisiones internas antiburocráticas, una reunión en la zona norte del Gran Buenos Aires. Allí estuvieron muchos de los compañeros hoy perseguidos. Ha sido un primer paso. La próxima cita es el sábado 2 de agosto en el Hotel Bauen.

Como siempre, el PTS y el CeProDH comprometen sus fuerzas para sostener una campaña nacional que permita defender a cada uno de los compañeros y organizaciones perseguidas. Tocan a uno tocan a todos.