logo PTS

Suplemento especial de LVO: En Zanon se expropió a los capitalistas

SUPLEMENTO ESPECIAL DE LVO

En Zanon se expropió a los capitalistas

Finalmente se votó la ley de expropiación de Zanon. Es un gran paso adelante para la gestión obrera, porque la Ley n°2.656 de la Legislatura neuquina dispone que los terrenos, la planta, la maquinaria y hasta el apellido de la patronal vaciadora (la marca “Zanon”) se declaran de utilidad pública, sujetos a expropiación y serán cedidos sin cargo a los trabajadores.

Mariano Pedrero

20 de agosto 2009

Finalmente se votó la ley de expropiación de Zanon. Es un gran paso adelante para la gestión obrera, porque la Ley n°2.656 de la Legislatura neuquina dispone que los terrenos, la planta, la maquinaria y hasta el apellido de la patronal vaciadora (la marca “Zanon”) se declaran de utilidad pública, sujetos a expropiación y serán cedidos sin cargo a los trabajadores. Así, aunque la ley se redactó en base al proyecto del gobierno provincial, que incluye el pago de $23 millones a los acreedores privilegiados y no contempla la idea de la estatización, su sanción aleja la posibilidad del remate, la amenaza de desalojo y la perspectiva de que la fábrica se transforme en un galpón vacío. La expropiación saca los bienes del ámbito del juez de la quiebra, por lo que desaparece la espada de Damocles. Además, no impone condiciones a la gestión obrera ni limita la autonomía de las asambleas, que continuarán siendo el órgano soberano de debate y decisión de los trabajadores.

Algunos legisladores quisieron poner una cláusula de paz social, pero se la rechazamos de plano. Es importante aclarar también que los obreros de Zanon no tienen que entregar cerámicos como forma de pago alguno, sino que le venderán al Estado la producción para obras (viviendas, escuelas, etc.) a precio de costo, lo que incluye el salario y la amortización de las máquinas.

Es un triunfo que se le impuso con la lucha al mismo MPN que asesinó a Teresa Rodríguez y Carlos Fuentealba. Un símbolo de que los trabajadores ceramistas pudieron enfrentar el cierre y los despidos en el 2001 y que, si no hay resignación frente a la actual crisis, son los trabajadores los únicos que tienen la fuerza para hacer frente a la destrucción de fuerzas productivas que están llevando adelante los capitalistas.

La discusión de fondo

Un intenso debate se sucedió en las semanas previas a las dos sesiones en que se votó la ley de expropiación. En los diarios, las radios y la televisión de la región se multiplicaron las discusiones y los posicionamientos. Las cámaras empresariales lanzaron el grito de guerra: “votar la ley es alentar la lucha de clases”, declaró una y otra vez el titular de ACIPAN. Sus alcahuetes se movieron enseguida. “Expropiar es un ataque a la propiedad privada” cotorreaba el Secretario General de la CGT, mientras los periodistas a sueldo intentaban desprestigiar a los ceramistas con todo tipo de calumnias y ataques artificiosos. Es que la patronal y los defensores del capitalismo, conscientes del precedente que implica la expropiación de Zanon, dieron la pelea hasta el último minuto. Ellos se preparan para descargar los costos de la crisis económica sobre las espaldas de los trabajadores y la población, con un programa simple: cierre de fábricas y empresas, despidos masivos, congelamiento salarial y ajuste. Y tienen temor a que se generalice y multiplique un nuevo movimiento de ocupación de fábricas, que retome con fuerza el programa del control obrero y la expropiación. Por eso pusieron decenas de trabas en la Legislatura neuquina. Por eso recurren a las órdenes de desalojo como hicieron la semana pasada contra los trabajadores de la Cooperativa Textil Quilmes (ex Febatex) en la Zona Sur del Gran Buenos Aires. O preparan, para los casos en que no pueden con la represión, una reforma de la ley de Quiebras, que es impulsada por el gobierno K y el Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y busca instrumentar una trampa que lleve a los trabajadores a competir en una subasta, donde terminen haciéndose cargo de las deudas de sus ex patrones y abandonen la lucha por la expropiación.

Un ejemplo para el porvenir

Pero la expropiación de Zanon se levanta como un ejemplo de que la clase trabajadora puede enfrentar todos estos planes y maniobras. No hay porqué aceptar indemnizaciones o subsidios. Una fábrica se puede ocupar para defender los puestos de trabajo y poner a producir al servicio de las necesidades populares. Porque en el mundo hay carencias. ¿O acaso tiene sentido que cierren fábricas como Zanon o Febatex? ¿Acaso a toda la población le sobra la vivienda digna o el vestido? ¿O hay millones y millones de personas en Argentina y todo el mundo que carecen de estos y otros bienes incluso más esenciales? Los empresarios producen para satisfacer su sed de lucro y de ganancia y no en función de las necesidades sociales. Cada fábrica que cierra es un desperdicio de fuerzas productivas: obreros que quedan sin trabajo y máquinas que no producen bienes que son socialmente necesarios. Pero la desocupación, el hambre y la miseria no son un destino inevitable. La clase trabajadora tiene la fuerza para oponerse. El pequeño ejemplo de la expropiación de Zanon tiene que servir para dar aliento y coraje a otros trabajadores, para no permitir los despidos y cierres de empresas, para evitar la sobrevida de un sistema que ya nada tiene que ofrecer al conjunto de la humanidad.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: