Desde el comienzo de las medidas de fuerza en las plantas de Córdoba, la dirección del STIA Tucumán, Ortiz, jugó a favor de la empresa. Los últimos días de conflicto, la burocracia llama a un paro por tiempo indeterminado, el cual tiene un total acatamiento a pesar de lo inconsulta de la medida. Pero la burocracia de Ortiz tenía otro plan con los Pagani. La empresa envío intimaciones masivas a los trabajadores con amenazas de despido, lo que la dirección del sindicato utilizó para levantar la medida. Sin nada por escrito, propusieron levantar la medida con la promesa de un 29,9% de aumento, el pago de los días caídos, pero no así del presentismo. Ortiz y su pollo Bordonaro jugaron desde el principio para los patrones de la alimentación. En primer lugar intentaron evitar las medidas de fuerza, y luego, cuando nos les quedó otra las limitaron a Arcor, aislándolas del resto de las plantas, donde el descontento con Ortiz crece día a día. Es necesario exigirle a los dirigentes sindicales que vayan a todas las fábricas a informar sobre las negociaciones de las paritarias y discutir un plan de lucha para mostrar la fuerza de los más de 6 mil trabajadores de la alimentación de la provincia. No podemos dejar en manos de los Ortiz, los Bordonaro o los Valdez las negociaciones paritarias y la organización de la lucha. Tenemos que comenzar a organizarnos los compañeros que queremos que el STIA deje de ser un apéndice de la patronal y se convierta en una herramienta de organización democrática y de lucha.

Corresponsal