“Actualmente en nuestro país, las Fuerzas Armadas de la Nación ejercen plenamente el poder (...) Esta es la excepcional oportunidad a la que me refería anteriormente.” (Jorge Curi, Arriba Argentina, Ed. Goyanarte. Dic. de 1977)

Los hermanos Norma (Néstor y Guillermo), Lanzafame, el “loco” Rocha, el “lechuza” Boniato, Casallas, Fortunato, Ibarguren, Zurita… son sólo algunos de los obreros textiles que conformaron el Comité de Huelga en Petroquímica Sudamericana (hoy Mafissa) durante los años 70. Fueron detenidos y desaparecidos durante la dictadura. Curi padre era el entonces dueño de la fábrica.

Al día de hoy no se sabe exactamente cuantos fueron los desaparecidos de la planta, pero hay más de 15 trabajadores que fueron secuestrados. Según los archivos de la DIPBA (Dirección Inteligencia de la Policía Bonaerense), Curi había incorporado “servicios” de inteligencia de la policía de la Provincia de Buenos Aires, para “detectar activistas”.

Mario trabajó en la textil y recuerda esos tiempos de profunda ebullición política, donde la organización y la resistencia obrera se enfrentaban con esta patronal cómplice del genocidio. “En el vestuario había un vigilante que era jodido”, recuerda Mario. “Al pibe (Lanzafame) lo vio con unos panfletos en el cofre. Al otro día vino un auto a buscarlo y él le dijo que vaya, que la abuela estaba mal. Nunca más lo vimos. Lo entregaron los mismos de vigilancia” cuenta Mario, y remarca por si quedan dudas “Curi tenia mucho poder, te aplastaba, no había con que darle. El Ministerio de Trabajo lo manejaba él”.

Jorge Curi es uno de los empresarios que sostuvieron el Golpe del ‘76. Su libro publicado en 1977 titulado “Arriba Argentinos” es un saludo a la dictadura donde reproduce cada uno de los argumentos de los militares:

“A los Argentinos nos consta que nuestro actual gobierno ha derrotado ampliamente a la subversión y ha obligado a muchos de sus componentes a emigrar a lejanos países donde, bien pertrechados de dinero, descansan y esperan...” (Pág. 432). “A pesar de todos los esfuerzos evidenciados por las Fuerzas Armadas para no intervenir en el proceso político, no les fue posible rehuir sus propias responsabilidades y el 24 de marzo de 1976, decidieron deponer a las autoridades y tomar las consiguientes medidas tendientes a normalizar el desarrollo de nuestras instituciones” (Pág. 124).

A 34 años del Golpe Genocida estos empresarios siguen gozando de impunidad, mientras siguen explotando y persiguiendo a los trabajadores. Ayer Curi padre fue cómplice de la dictadura, y de la desaparición de los trabajadores combativos de la fábrica. Hoy, el hijo heredó la empresa y también los métodos de su padre, y pretende que los obreros de Mafissa sean encarcelados por luchar por sus derechos.

Laura Torrente