Esta semana, el President de Catalunya, Artur Mas, convocó a elecciones anticipadas para finales de noviembre sin haber llegado siquiera a la mitad del mandato. Después de la histórica manifestación independentista del 11S, los líderes de Convergencia i Unió (partido de la burguesía catalana al cual pertenece Artur Mas)se “atrevieron” a desafiar a Rajoy planteando que iban a convocar a un Referéndum, en 1 o 2 legislaturas, para decidir el destino de Catalunya. Tanto PSOE como el PP le advirtieron que no se puede hacer un plebiscito sin que lo autoricen las Cortes. Incluso el Rey en una carta hablaba de “quimera”. Algunas fuerzas de la izquierda parlamentaria vernácula, como ERC i ICV, simplemente se plantean como alternativa pedir que Mas convoque cuanto antes un proceso por el derecho a decidir. Los “socialistas” catalanes del PSC han quedado groguis y solo repiten, en catalán, los argumentos del PSOE. Mas ha dejado descolocados a casi todos y las elecciones del 25N pueden dar un vuelco político importante en la península.

Sin embargo, la situación ha preocupado muchísimo a la patronal catalana y a la de España. Que se cuestione, aunque sea discursivamente, la unidad de mercado es un terremoto en el escenario económico. Además, no hay que olvidar que Catalunya acaba de pedir su “rescate” al Estado Español, porque tiene vencimientos de deuda que no puede pagar. Catalunya es la Comunidad Autónoma con mayor deuda de todo el Estado.

La manifestación que sumó más de un millón de personas en el centro de Barcelona pidiendo la independencia el 11S tiene como trasfondo la creencia de que con la independencia se acaban los recortes y se resuelven los graves problemas sociales. Lo cierto es que la grave crisis económica que afecta a España, la inminente solicitud del “rescate” y el enfrentamiento entre el Gobierno central y las autonomías por el reparto de la torta es una combinación explosiva que ha cambiado completamente la realidad política y está poniendo en un aprieto al Régimen del ’78 y a todos sus partidos. Cada vez se va haciendo más claro para las amplias masas laboriosas, que el Parlamento, la Presidencia, la (in)justicia solo son instituciones que defienden a ricos y grandes empresarios. El carácter de “democracia para ricos” y los límites que imponen sus instituciones, junto a un desempleo masivo y de larga duración, a recortes sociales y más despidos demuestran lo que es el capitalismo ibérico:.
Con la multitudinaria movilización del 11S se les impuso un cambio en la agenda a los partidos políticos burgueses. Pero esto no es suficiente. Es necesario imponer que somos la mayoría, imponer la fuerza de los trabajadores en las calles, tomar la iniciativa política. La clase obrera de todo el Estado español ha de salir a luchar contra el Régimen del ’78, liderando a los pueblos oprimidos a través de la Huelga General y con movilizaciones en la calles. Al fin y al cabo es el mismo enemigo al cual enfrentamos.

Es necesario luchar por una Asamblea Constituyente Revolucionaria para resolver todas las cuestiones democráticas pendientes y que comience por permitir hacer efectivo el derecho de autodeterminación de las nacionalidades (Catalunya, Euskal Herria, y Galiza).