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Comunicados de prensa

El último adiós a nuestra compañera Liliana Parotti

Hoy viernes 16 de marzo despedimos los restos de nuestra compañera Liliana Parotti en un sencillo pero emotivo acto realizado en las puertas de la casa velatoria el centro de la Ciudad de Buenos Aires. Liliana falleció el jueves 15 producto de un cáncer fulminante detectado apenas cinco meses atrás.

PTS

16 de marzo 2012

El último adiós a nuestra compañera Liliana Parotti

Hoy viernes 16 de marzo despedimos los restos de nuestra compañera Liliana Parotti en un sencillo pero emotivo acto realizado en las puertas de la casa velatoria el centro de la Ciudad de Buenos Aires. Liliana falleció el jueves 15 producto de un cáncer fulminante detectado apenas cinco meses atrás.

Acompañando a su esposo, hijos, hermano, familiares, amigos y sus compañeros de militancia del PTS, se hizo presente una representativa y notable delegación de las obreras/os de Brukman, aquella emblemática fábrica textil porteña, ejemplo junto con Zanon de la lucha obrera contra las bancarrotas capitalistas, para rendirle un último honor a la compañera Liliana Parotti.

Asimismo se hicieron presentes delegaciones de las direcciones nacionales del Partido Obrero e Izquierda Socialista.

Participó una importante delegación de la dirección nacional de su partido, el PTS, encabezada por Emilio Albamonte.

En el acto se leyeron saludos de Raúl Godoy y Myriam Bregman desde Neuquén, como asimismo de compañeros que están construyendo la corriente internacional de la cual el PTS es parte, la Fracción Trotskista-Cuarta Internacional.

Además de las compañeras de Brukman, hicieron uso de la palabra Norberto, el compañero de vida de Liliana y Guillo Pistonesi y Christian Castillo por la dirección del PTS.
Luego del acto un largo cortejo se desplazó hasta el cementerio de la Chacarita a darle el último adiós. 

A continuación una breve semblanza de su vida, como así también algunas de las decenas de salutaciones y notas que recuerdan la vida de esta revolucionaria (ver video). 


UNA DESTACADÍSIMA MILITANTE DEL PTS

(15/3/12) A los 58 años de edad, falleció hoy la compañera Liliana Parotti como resultado de un cáncer fulminante que se le diagnosticó cinco meses atrás.

Liliana fue una destacadísima militante del PTS, desde que ingresó allá por el 2002, luego de haber conocido la experiencia de Brukman bajo gestión de sus trabajadoras a través de su activa participación en la asamblea popular de Córdoba y Anchorena. Eran meses levantiscos en aquella Ciudad de Buenos Aires que protagonizó las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001.

A partir de la experiencia de Brukman, uno de los principales baluartes de las fábricas recuperadas junto con Zanon en la crisis capitalista más profunda que sufrió la Argentina en su historia, Liliana abrazó la causa de la clase obrera y de la de la revolución comenzando a militar en las filas del PTS.

Tenía entonces 48 años y dos hijos. El más pequeño, Ignacio, tenía entonces 12 años. Sin embargo Liliana, imbuida por una energía revolucionaria, comenzó a militar en el trotskismo. El programa revolucionario de la clase obrera la motivó a militar con una sorprendente energía vital y juvenil. En estos diez años de militancia activa, su familia, pese a no compartir todas sus convicciones, la respetó a ella y a su partido, el PTS, acampanándola y acompañándonos en diversas situaciones, hasta el fin de sus días.

Desde 2002 Liliana no cesó en su militancia revolucionaria un minuto. Pasó por varios equipos hasta que terminó tomando la secretaría de finanzas del partido. Desde esta posición se convirtió en la principal especialista de toda la izquierda sobre el financiamiento estatal a los partidos, incluyendo todas las crecientes trabas legales que año a año se les fueron imponiendo a nuestros partidos desde el régimen para ahogarlos.

Con la constitución del Frente de Izquierda cumplió un destacadísimo rol entre todos los partidos integrantes del FIT, sorteando cientos de problemas que surgían día a día. En muchas ocasiones que lo ameritaban, su militancia era de lunes a lunes, muchas horas diarias. Los camaradas de Izquierda Socialista y el PO reivindican hasta estas horas su rol fundamental en innumerables tareas imprescindibles para el Frente.

Las y los compañeros responsables legales de todos los distritos donde el PTS tiene legalidad siempre acudieron a ella para superar todo tipo de inconvenientes que provoca el régimen electoral burgués.

Liliana se fue siendo una trotskista convencida. Afortunadamente pudimos contar con su presencia en nuestro último congreso, en el Bauen, no hace aún tres meses. El Comité Central saliente decidió proponerle a los delegados y delegadas del XII Congreso del PTS que Liliana sea una invitada especial al mismo, lo que fue aprobado con una ovación.

Teniendo varias responsabilidades dirigentes a nivel nacional del PTS nunca buscó otro reconocimiento que hacer un aporte al límite de sus fuerzas para la construcción de un partido revolucionario.

Quienes tuvimos la dicha de haber compartido horas de militancia con ella, reivindicamos para las nuevas generaciones toda la abnegación y la entrega militante de la compañera Liliana. 


Liliana Parotti
 
Mujer que le crecieron las ideas

 
En el día de ayer, falleció nuestra compañera Liliana Parotti. Sus ojos se cerraron después de padecer durante cinco meses un cáncer terminal. Hoy por la mañana, en Carlos Calvo casi esquina Combate de los Pozos, en la Ciudad de Buenos Aires, sus compañeros y compañeras del Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS), en el que ella militaba desde hacía diez años, le hicimos un homenaje de lucha.

¡Qué mejor manera de despedir a Liliana que con la presencia de Celia Martínez, obrera de la textil Brukman, una de las protagonistas fundamentales del movimiento de fábricas recuperadas que allá por el 2001 nos dieron una cachetada a miles de jóvenes que nos despertamos viendo que las fábricas se pueden poner a producir sin patrones! Que nos dijeron, nada más, ni nada menos, que “si podemos manejar una fábrica podemos manejar un país”. Mientras en las universidades, sí en la facultad “progre” de Sociales de la UBA, retumbaban en nuestros oídos las palabras de reconocidos docentes (muchos de ellos setentistas) diciendo que la clase obrera no existía, que asistíamos a tiempos del “fin de la historia y del proletariado”, mientras sectores de la izquierda hablaban de “nuevos sujetos”, las trabajadoras de Brukman decían presente retomando las mejores tradiciones del movimiento obrero. Y allí, hoy, estaba Celia, conmovida, despidiendo a Liliana. Leonor, Jury, Delicia, con una carta de la asamblea de trabajadores y trabajadoras de Brukman que con cariño y respeto, nos devolvía a los presentes una parte importante de lo que Lili había construido: un reconocimiento enorme en un sector de la clase obrera que fue vanguardia en enfrentar la crisis del 2001, las obreras, mujeres, textiles de Brukman. No faltó el cálido saludo de Raúl Godoy, dirigente del PTS y de la ex cerámica Zanon, enviado desde las tierras neuquinas, y de Ivana Dal Bianco, del CEPRODH, compañera de nuestro fallecido y querido Polo. Se hicieron presentes también compañeros de la dirección nacional del PO y de Izquierda Socialista, y por la dirección del PTS hablaron Guillo Pistonesi y Christian Castillo.

Quienes trabaron una amistad con ella nos cuentan que la madre de Lili había sido una obrera textil muy explotada y que a pesar de las dificultades Lili logró estudiar y recibirse de contadora. Y claro, para quienes, como yo, no la conocimos tanto, ahora se entiende más su talante firme, pero afectuoso, tenaz y persistente, sensible, como quien vivió el sufrimiento de cerca y sabe, siente, ponerse en el lugar de los demás.

Lili encontró su lugar en el mundo, dijo Norberto, su compañero de vida y el padre de sus dos hijos, en alusión a su militancia en el PTS, a su militancia revolucionaria. Sí, a los 48 años Lili encontró su lugar en el mundo. Y entregó lo mejor de sí a la causa de la revolución socialista.

Murió a los 58 años. Y aunque a esta altura del siglo XXI era joven para morir, su vitalidad no era etaria. A su vitalidad la abonaban las fuertes convicciones. Quizá el motor inicial, o uno de ellos, haya sido que no haya más mujeres explotadas como su mamá, pero la experiencia de las jornadas revolucionarias del 2001 en Argentina la llevaron a la lucha consciente por la revolución socialista. Liliana fue una mujer a la que le “crecieron las ideas”. Una revolucionaria.

Para nosotros, sus compañeros/as, Lili en un gran ejemplo de abnegación y compromiso. Pese a su terrible enfermedad “no abandonó su puesto de lucha ni por un solo instante”.Es cierto que las ideas por las que luchó están cada vez más vigentes. Pero a las ideas las defienden personas de carne y hueso. Por eso hoy estamos tristes por su pérdida, pero nos comprometemos, ante su recuerdo, a mantener más viva que nunca su lucha por construir ese gran partido revolucionario mundial que acabe de raíz con este sistema opresión y explotación.

Durante el acto oímos algunas de las palabras de León Trotsky en una carta dedicada al bolchevique georgiano Kote Tsintsadze luego de su muerte, que quiero compartir: "Tsintsadze fue la viva negación del arribismo político, es decir, de la tendencia a sacrificar los principios, ideas y objetivos de la causa a los fines personales. Eso de ninguna manera se contrapone con la sana ambición revolucionaria. No, la ambición política cumple un gran papel en la lucha. Pero revolucionario es aquel que subordina totalmente su ambición personal al gran ideal, aquel que se somete y se hace parte de él. Durante toda su vida y en el momento de su muerte Tsintsad­ze repudió sin misericordia el coqueteo con las ideas y la actitud diletante hacia éstas por ventajas personales. Su ambición fue la inconmovible lealtad revolucionaria. Que sirva de lección para la juventud proletaria”En esa misma carta, Trotsky dice: “Es necesario enseñar a la juventud no sólo con fórmulas teóricas sino también con ejemplos de tenacidad revolucionaria”. Lili fue, es, y será, uno de esos ejemplos de tenacidad revolucionaria de los que hay tanto que aprender.

María Chaves, Pan y Rosas


Esas locas ganas de seguir adelante, siempre, hasta el socialismo

Desde chiquito que me causan repulsión los funerales. Siempre los sentí tan impostados, tan frívolos. Esas ceremonias hipócritas donde la mayoría tiene que fingir una tristeza y una pérdida que no comparte, y la minoría tiene que fingir que se lo cree. Idas y vueltas de condolencias grotescas de forma pero vacías de contenido.

Y la gente se muere, sí; se muere incluso sin saber para qué ha vivido, qué ha dejado, y por qué ha muerto. Y, entre todo eso, la burguesía que se esfuerza por hacer un mito de sus muertos.

Nosotros, los trotskistas, estamos en contra de mitificar a nuestros muertos, porque entendemos que -aún sabiendo que cada compañero, cada compañera, es insustituible, distinto e inigualable- lo que perdura entre nosotros y nos hace ser algo que va más allá de nuestra propia materialidad, son las ideas. Y las ideas no se petrifican con el mito, ni mueren con la persona. Se van transmitiendo por efecto contagio. Revolotean por el aire y se le pegan al “desprevenido” que está comenzando a abrir los ojos. Así le pasó a la compañera Lili, que falleció ayer con 58 años.

Hoy, la mañana del viernes 16 de marzo de 2012, fui a un velorio distinto a todos los que me ha tocado asistir. Vengo de ver a mis camaradas del PTS, a compañeros de otras corrientes -como el PO, IS y el MAS-, a los familiares de Lili, y a las obreras de Brukman recordando, con lágrimas en los ojos y la frente en alto, a una militante revolucionaria.

Lili empezó a militar allá por el 2002, en lo que eran las asambleas populares (particularmente la de Córdoba y Anchorena). La experiencia de la toma de la fábrica Bruckman (donde el PTS jugó un rol muy importante) la llevó a abrazar la causa del proletariado. Solo la fusión de la vanguardia obrera con los marxistas revolucionarios puede provocar algo así; que se haga militante una mina de 50 años, con dos hijos, un esposo y su título de contadora en el bolsillo.

La crisis la sacó a la calle, obligada, como a tantos. Pero la convicción y las firmes ideas del trotskismo hicieron que jamás vuelva a encerrarse en su casa para tener una “vida normal”. Así es que abrazó la causa del proletariado y, dispuesta a construir un partido revolucionario que quiebre la balanza para el lado de los oprimidos, le dedicó hasta el último segundo de su vida. Me cuentan que en ella latía la capacidad para poner la causa por delante de las propias satisfacciones personales. Solo alguien que tenga las convicciones revolucionarias profundamente arraigadas puede llegar a esa conclusión. Que se vaya duele, pero su experiencia fortalece.

Qué loco y lindo a la vez es sentir que casi sin haberla conocido la comprendo profundamente, que algo me hermana tanto a ella, como al Polo y a miles de compañeros que jamás conocí personalmente. Comparto con ellos una causa de vida. Qué ganas de que las lágrimas no nublen demasiado la vista, para seguir rapidito, que la lucha continúa y parte de la pelea es salir a transmitirle a todos y a cada uno quién fue Lili: una militante revolucionaria.

Colo, Sociales UBA, Juventud del PTS

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