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Cultura

ACERCA DEL MURAL RESTAURADO Y DAVID SIQUEIROS (Nota exclusiva en internet)

El pincel, la ametralladora y la historia

La presidenta Cristina Kirchner acaba de “inaugurar” junto al derechista presidente Felipe Calderón, en el edificio de la Aduana Taylor (el flamante Museo del Bicentenario), el mural del mexicano David Alfaro Siqueiros. Este mural se encontraba abandonado (y deteriorado) en los sótanos de la quinta de Natalio Botana, donde se realizó originalmente.

Demian Paredes

9 de diciembre 2010

La presidenta Cristina Kirchner acaba de “inaugurar” junto al derechista presidente Felipe Calderón, en el edificio de la Aduana Taylor (el flamante Museo del Bicentenario), el mural del mexicano David Alfaro Siqueiros. Este mural se encontraba abandonado (y deteriorado) en los sótanos de la quinta de Natalio Botana, donde se realizó originalmente. Fue en el año 1933, y colaboraron para realizar Ejercicio plástico (una suerte de “anticipo-propuesta” del revolucionario e impetuoso muralismo mexicano para los artistas plásticos locales) varios pintores argentinos –algunos ligados al stalinista PC-, entre ellos Antonio Berni, Castagnino, Lázaro y Spilimbergo. La obra recién se exhibirá al público entre marzo y abril del año próximo.

Siqueiros es, junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco, representante del imponente muralismo mexicano, hijo de la revolución de 1910 y de la unión de los artistas con los sindicatos, partidos de izquierda y sectores populares, durante las décadas de 1920 y 1930. Un gran momento histórico de unión de arte y política…. Y hoy, de usufructo del patrimonio cultural por parte de la (hipócrita) diplomacia y los “eventos” de los políticos patronales.
“Siqueiros une a nuestras naciones”, dijo Calderón [1]. Y Cristina que, “entre esos años” (los 200 de historia argentina) ahora “estará Siqueiros” [2]. Pues bien: si este hombre estará “en nuestra historia”, conviene conocerla completa, sin omitir detalles.

Porque el artista dirigió del primer atentado contra León Trotsky en 1940. Así lo relata –“comprimidamente”- el historiador francés especializado en Rusia, Jean-Jacques Marie: “En la noche del 24 de mayo, hacia las 4 de la madrugada, una veintena de hombres disfrazados de policías mexicanos amarran a los policías auténticos, instalados en el puesto de guardia que linda con la villa de Trotski, y dos de ellos han sido alejados del lugar por un par de muchachas seductoras. David Siqueiros, miembro del Partido Comunista mexicano, y Iósif Grigulevich, dirigente de la NKVD [los servicios secretos stalinistas, NdR], encabezan el grupo de atacantes. Poco antes, Grigulevich ha entablado relación con uno de los custodios de la villa, el joven trotskista estadounidense Sheldon Harte. Cuando aquél golpea a la puerta, Harte, de guardia esa noche, le abre. Los asaltantes irrumpen en la villa al grito de ‘¡Viva Almazán!’ (Apellido de un general derechista, candidato a la presidencia) para imputar el ataque a la derecha mexicana. Arrojan granadas incendiarias en varias habitaciones, entre ellas el lugar donde duerme el nieto de Trotski, Sieva. Trotski, derrumbado a medias por el somnífero que ha tomado horas antes, tarda algunos minutos en comprender lo que sucede. Natalia y él se tapan con una manta y se esconden debajo de la cama, en el ángulo ciego del cuarto con respecto a la puerta. Los atacantes descargan en la habitación una decena de ráfagas de ametralladora, sin alcanzarlos, y se marchan, seguros de haber cumplido su misión. El único saldo de ésta es una herida leve en el pie de Sieva” [3]

Luego de este ataque, reivindicado por medio de una carta a los diarios, Siqueiros se “autoexiliará” –mientras Ramón Mercader tendrá más éxito que aquél en cumplir su “misión” pocos meses después- a Chile, en 1941. En 1944 irá a Cuba, para volver finalmente, dos años después, a México.
Como es evidente, Siqueiros gustaba de empuñar tanto el pincel como la metralleta y la bomba; tanto su arte como su acción práctica estuvieron al servicio del stalinismo y tuvieron como objetivo una causa contrarrevolucionaria: asesinar a León Trotsky.

Es un episodio histórico para recordar.

Por Demian Paredes

(autor de los blogs

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