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NACIONAL

El "neo-frondizismo" petrolero de Cristina

El debate abierto sobre YPF rememoró la política petrolera de Arturo Frondizi, quien logró el tan mentado “autoabastecimiento”, a costa de la entrega al capital imperialista. Una política similar a la que pretende aplicar CFK.

M. Fernández

10 de mayo 2012

El gobierno de Frondizi se inicia en 1958 y finaliza con el golpe del 29/3 de 1962. El contexto de su gobierno es el de la proscripción del peronismo, que tres años antes había tomado el poder. En base a un acuerdo con Perón, éste llama a su base a votarlo con lo que logra su victoria. Frondizi, en oposición a la política más gorila antiperonista, había roto con la UCR y formado la Unión Cívica Radical Independiente (UCRI), que atraía a sectores juveniles y progresistas.

En ese período, uno de los problemas acuciantes era la alta dependencia del petróleo extranjero. La producción nacional sólo abastecía un tercio del consumo, el resto se importaba, generando un gran déficit en la balanza comercial por el aumento del precio del combustible. En 1954, Frondizi escribe “Petróleo y Política”, un libro de tinte nacionalista, donde defiende la idea de YPF como única empresa con el control total del petróleo sin injerencia del capital privado, especialmente extranjero. Una crítica anticipada a las concesiones de Perón a la Standard Oil en 1955, a la que definió como una “ancha franja colonial cuya sola presencia seria como la marca física del vasallaje”.

Pero para 1957, en un marco de política expansionista del capital norteamericano, especialmente en América Latina, y de aumento del precio de petróleo, “la importación significaba -para Argentina- cerca del 25% del total y representaba casi el mismo monto del déficit comercial”1. Contrariamente a lo postulado en su libro y en su programa electoral, a pocos meses de asumir, Frondizi anuncia un giro en su orientación, tomando como propia la política proimperialista, favoreciendo la entrada del capital extranjero en la producción de petróleo, a través de la Ley N° 14.773. En pocos años se duplicó la producción de 5 millones de toneladas a más de 10, alcanzando hacia el final del mandato el autoabastecimiento, pero con altísimos costos.

Según lo afirmado por el gobierno los contratos con las empresas extranjeras eran sólo de locación, es decir que una vez extraído el petróleo se lo debían entregar a la empresa estatal al precio fijado internamente, muy por debajo del altísimo precio internacional. En los hechos fueron concesiones de explotación, ya que tuvieron libre disponibilidad y control sobre las áreas que explotaban así como con el recurso extraído. Tal es así que YPF les terminaba comprando a estas empresas a un valor, incluso mayor que si lo importara.
Como las empresas imperialistas poco interés tenían en el autoabastecimiento, sino en obtener la mayor ganancia para enviarlas a sus casas matrices, la gran fuga de divisas (garantizada por la Ley N° 14.780 de Inversiones Extranjeras) anulaba los ahorros de la importación, logrado con el incremento de la producción. Como los pagos que debía hacer YPF eran en dólares, generaron un gran perjuicio económico a la empresa estatal.
Además YPF les garantizaba con sus propios equipos, el apoyo técnico, para lo cual hizo grandes compras de maquinarias y equipos.

Pero no sólo les garantizó siderales ganancias que enviaban al exterior, mientras explotaran el recurso, sino además, que si YPF no cumplía con ciertas cláusulas del contrato se indemnizaría a las empresas privadas con un monto en dólares equivalente a las reservas comprobadas del área concesionada (que en realidad habían sido descubiertas por YPF), tal cual sucedió cuando Arturo Illia rescinde los contratos en el ‘63.

Las empresas ni siquiera estaban obligadas a cumplir con la reglamentación laboral argentina. Los trabajadores y grandes gremios estatales salieron a luchar contra estas medidas del gobierno, quien implementó el plan Conintes, medidas ultra represivas contra los luchadores.

El tan ansiado autoabastecimiento, fue logrado; pero lejos de fortalecer la empresa estatal se beneficiaron las empresas imperialistas, que utilizaron las áreas exploradas por YPF e hicieron sólo una explotación más intensa de las áreas hidrocarburíferas. A tal punto que cuando se les rescinde los contratos la producción nacional disminuyó sensiblemente.

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