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Comunicados de prensa

El grupo de estudiantes que le hace la guerra a la guerra de Bush

Prensa PTS

30 de marzo 2003

Los chicos ocuparon totalmente el local: eran 150.


Lo bautizaron El Muerto los compañeros de colegio, a causa de una timidez que le impedía hablar cuando tenía enfrente a más de tres personas juntas. Y es que en la normalidad de su Escuela Normal difícilmente El Muerto hubiera podido decir algo sin sonar disfuncional, fuera de lugar. Pero ahora, a los 21 años, algo se quebró y anda por la vida convertido en un verborrágico, habla todo el tiempo sin parar. Por ejemplo, está convocando a otros de su edad a organizarse para defender de los desalojos las fábricas ocupadas. En los hechos, esto quiere decir ir a forcejear con la policía, taparse la cara, sacudir las vallas, gritar, comerse alguna detención en la comisaría de la zona. El Muerto es socio en estas cuestiones de El Palmera, un veinteañero flaco y alto de La Matanza que trabaja de basurero, oficio que ha convertido en orgullo vistiendo las 24 horas el chaleco anaranjado de los recolectores de basura. Uno bajo e inquieto, el otro calmo, observándolo todo desde su altura de jirafa, son dos tipos simpáticos, de esos que uno podría encontrar en cualquier fiesta, parados en el rincón. Pero en esta marcha, en un transitorio e inestable momento de equilibrio en el que por un rato nada es lo que era, ellos ocupan el centro de la calle.
El jueves 20, al día siguiente del inicio de la guerra contra Irak, armaron un muñeco con la cara de Bush, un tanque de cartón y los quemaron frente a la embajada de Estados Unidos, junto a otros doscientos jóvenes del Movimiento No Pasarán, que reúne a militantes del PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas), a agrupaciones de anarquistas y a autónomos. Casi todos eran secundarios que habían dejado la escuela para sumarse a la movilización. Con las caras cubiertas con témpera blanca, los chicos aullaron como indios en una columna que mezcló, como en todas las movilizaciones que se vienen haciendo contra la invasión a Irak, desde vecinos de San Isidro a sectores piqueteros.
“No Pasarán” está haciendo una campaña contra la guerra, la “Operación Tormenta Estudiantil”. La campaña consiste en pintar graffitis en las paredes y difundir en las aulas una serie de puntos de rechazo a la política de la coalición angloamericana. “Organicemos en los colegios jornadas culturales contra la invasión imperialista. Basta de pagar la deuda. Ni un peso para financiar las bombas en Irak. Plata para la educación, no para matar niños iraquíes”, dicen algunas de sus consignas.
Más que una agrupación consolidada, son todavía un grupo en formación. Se conocieron en enero, en un primer encuentro en la facultad de Ciencias Sociales que repitieron después en el mes de marzo. Sumaron así a una docena de grupos del conurbano como Kronopios (Lomas de Zamora), Contra Poder (Wilde), Jóvenes en lucha de Carapachay, la comisión del Kilómetro 32 de Gregorio de Laferrere en González Catán (La Matanza), Poder Estudiantil (La Plata) la UTD de Berisso y Ensenada y la JIR-CI. Al cierre de su última asamblea escracharon el McDonald’s de la avenida Córdoba.
Uno de los principales puntos de discusión en la reunión había sido si trabajar en un McDonald’s “implica avalar el criterio de la patronal yanqui o no”. La asamblea se dividió en dos posiciones. “Y es que la mayor parte de nosotros –dice El Palmera– no tiene trabajo o tenemos chance de conseguirlo sólo en esas empresas, o como repositores en los hipermercados, que es más o menos igual”. Finalmente primó la idea de que el escrache no incluiría a los trabajadores, punto que El Muerto se encargó de aclarar con un breve discurso a la clientela del local mientras sus pares pintaban las paredes del mismo.
El lunes pasado, mientras se preparaban para participar de la masiva movilización a 27 años del golpe de Estado, los dos amigos junto a un grupo de integrantes de “No pasarán” contaron a Página/12 qué hacen y cómo trabajan. “Nos organizamos por zona” explica Marí, una secundaria de 15 años de Gregorio de Laferrere. “Hay grupos, a los que nosotros llamamos brigadas, en Buenos Aires y algunos en el interior: tres en la Capital, dos en Matanza, en La Plata, en Neuquén. Hacemos listados telefónicos y de mails con las que nos avisamos para ir a las marchas o cuando hay amenazas de desalojo”. Con este sistema, apunta, estuvieron en el Padelai, apoyando a los trabajadores de los supermercados San Cayetano, en el operativo que sacó de la casa de la avenida San Juan al MTD de San Telmo. “Buscamos trabajar en redes, decidir en asamblea, tener espacios de coordinación democráticos”.
¿Leen a Holloway y a Toni Negri? ¿Se inspiran en Bakunin? ¿Hacen circular fotocopias con los clásicos de la izquierda? “No”, responde Marí. “Yo tengo un libro sobre Massera, pero no leí otras cosas, a veces miramos los periódicos y las revistas de las agrupaciones y debatimos lo que dicen. Voy a los escraches porque el año pasado iba a la asamblea de mi barrio, después la asamblea se desarmó y los más chicos quedamos conectados, ahora estamos haciendo esto”.
“Nosotros también sacamos cosas de los movimientos sociales y las llevamos al colegio”, interviene Santiago, del Nacional de La Plata. “Vamos tomando cosas de ahí, no hay mucha formación teórica. Este año, por ejemplo, estamos cambiando el modo de funcionamiento del Centro de Estudiantes, ahora la conducción pasó a ser solamente organizativa, no decide un grupito chico sino que las decisiones se toman en las aulas, discutiendo en cada curso”.
En cada barrio realizan asambleas semanales y si es necesario cada 15 días se reúnen delegados de cada lugar en un encuentro más amplio. Entre la Capital y el conurbano, “No Pasarán” agrupa a unos 250 jóvenes.
En sus primeros boletines defienden cuatro puntos: organizarse como movimiento de jóvenes, defender los derechos laborales, la educación pública y hacer actividades en contra de la guerra. También informan sobre las actividades de los secundarios en otras partes del mundo contra la guerra: “En Londres, el gobierno y la policía ya dejaron de ver las protestas de los secundarios como ‘cosas de chicos’ o como simples travesuras y endurecieron sus posiciones con ellos, amenazándolos y sacándolos por la fuerza de las sentadas. Es que se han dado cuenta del potencial y de su nivel de politización”, reprodujeron en los volantes que prepararon para el 24 de marzo, ilustrados con una caricatura de Bush y Videla juntos.
El Muerto dice que aunque llevan dos meses de trabajo todavía no son todos los que esperaban, “igual en cada marcha se acerca gente, ya vamos a llegar”, confía. ¿Por qué se integran los nuevos? “Qué sé yo, es un poco caótico, me parece que porque hacemos asambleas y no hay nadie que dirija”.
“Cada plenario es un despelote” corrobora El Palmera, entusiasmado, en tono valorativo. “Los temarios se acuerdan cinco minutos antes de empezar, las votaciones son por aclamación”. Después deja hablar a su amigo. El Muerto dice que está desocupado, dice que se formaron brigadas en Rosario y Corrientes, dice que una delegación viajó a Zanón para llevar su solidaridad ante la orden de desalojo, dice si nos gustaría ver el tanque que llevarán a la marcha, dice que van a pintar toda la ciudad con la frase “Los yanquis en Irak no pasarán”, dice que cualquier duda preguntemos, que él está para eso, faltaba más




McDonald’s ocupado


La agrupación No Pasarán tomó ayer el McDonald’s frente al Obelisco, en una acción con 150 estudiantes secundarios. Luego de una semana de constantes escraches y manifestaciones, la tarde de ayer parecía tranquila para los encargados y los guardias de seguridad. Pero a las 16.30 un gran grupo de jóvenes entró caminando despacio y muchos otros, que parecían ser simples clientes almorzando hamburguesas, se pararon de sus mesas y se les unieron para comenzar con la acción. En pocos minutos el local de dos pisos se llenó de pancartas, banderas, carteles y canciones contra la guerra. “Este escrache no es contra los consumidores ni contra los trabajadores de McDonald’s, es contra esta empresa que es símbolo del imperialismo en nuestro país”, explicó uno de los estudiantes con su cara tapada por un pañuelo rojo. El nerviosismo de los empleados y la solidaridad de los comensales estaba creciendo cuando tres carros de asalto y varios policías llegaron para desalojar el local, aunque sin intenciones de reprimir. Ya fuera del lugar, los jóvenes que no superaban los 18 años, quemaron banderas de Estados Unidos y prometieron que nuevas acciones se repetirán en forma sorpresiva contra los negocios de la cadena del payaso, para expresar su oposición a la guerra contra Irak

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