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La negociación del gobierno con el FMI

El fondo ordena…

28 de agosto 2003

Carlos Marx sintetizó hace más de 130 años el carácter de clase y el rol de la deuda dentro del sistema capitalista: “La deuda pública, esto es, la enajenación del Estado, ya sea despótico, constitucional o republicano, imprime su sello a la era capitalista. La única parte de la llamada riqueza nacional que entra realmente en posesión colectiva de los pueblos modernos es… su deuda pública.” 1
Imperialismo, dictadura y burguesIa nacional
Desde la dictadura del ‘76, la deuda pública no ha hecho más que crecer; los salarios bajar constantemente y la desocupación extenderse sin fin. La deuda externa se incrementó 18 veces (ver gráfico). El genocidio se esconde hoy bajo la máscara de la democracia patronal, y continua a través del hambre y el robo sistemático sobre el pueblo trabajador. Solamente, entre el año ’91 y el 2001, se giraron hacia afuera 88.000 millones dólares. Los activos de los capitalistas argentinos en el exterior, por ejemplo, pasaron de 50.000 millones de dólares en el ’91 a más de 118.000 en el 2002.2 De paso, el imperialismo siguió cobrando: “Argentina pagó el año pasado 4000 millones de dólares a los organismos internacionales y este año lleva pagados otros 2000”3.

LAS LEYES DEL FMI
A pesar de los gestos demagógicos de Kirchner, el gobierno, mediante la reciente aprobación de las “leyes económicas”,4 que vino la semana pasada a imponer el representante de negocios yanki, el gusano Roger Noriega, acaba de cerrar el giro de 3000 millones de dólares que exige el FMI5 para septiembre. A la vez, la reforma libera las manos del ejecutivo para emitir moneda y le otorga protección judicial a la dirección del Banco Central para modificar el sistema financiero de quiebras de bancos. Lavagna, además, ya puso a disposición el 3% del superávit fiscal primario para el pago de intereses y cuotas de capital. El destino de este porcentaje involucra una pérdida social de más de 20.000 millones dólares, que irán a parar a las cuentas imperialistas entre el 2004 y 2007.
Con todo, la política imperialista es mucho más ambiciosa. Para ello, han puesto sobre la mesa de negociación “reformas estructurales, para recuperar la inversión y el desarrollo sustentable”, que implican la privatización de la banca pública, la reformulación de la coparticipación fiscal, el ajuste de tarifas y la compensación a los bancos. Esto, así y todo, está por verse.
Valor y costo popular
Esta serie de pagos y medidas, combinadas o aisladas, envuelven algo más que gestos. Para los trabajadores ocupados y desocupados significa mayor sumisión; la continuidad mediante sangre y más hambre de una deuda pagada ya varias veces. Para el imperialismo y los cipayos de turno, ajustar una nueva etapa de extracción de trabajo y riquezas naturales, para continuar multiplicando sus cuentas bancarias y negocios.
Pero, la imposición completa del FMI no cuadra del todo en la actualidad política y económica nacional. El sentimiento popular se opone tanto al aumento de tarifas como a la compensación a los bancos6; junto al inicio de varios sectores del movimiento obrero por la recomposición salarial enciende sobre los capitalistas luces que señalan alcances y límites a sus maniobras de ataque. Ciertas dosis de las muecas que Kirchner nos regala casi a diario se mueven prestando mucha atención a esta combinación.
1 Carlos Marx, El Capital, 1867. Libro 1 Tomo III.
2 A. E. Calcagno y E. Calcagno, “Disolver la deuda externa”.
3 Claudio Katz, “No hay futuro sin una recuperación del salario”.
4 Reforma de la Carta Orgánica del Banco Central y Ley de Entidades Financieras, recientemente aprobadas por el Congreso. Está pendiente el proyecto de compensación a los bancos por la pesificación asimétrica y la renegociación de los contratos de servicios públicos para ajustar las tarifas, que el Gobierno viene exigiendo junto al FMI.
5 “El Fondo Monetario, que dicta órdenes al mundo entero y en todas partes decide el destino humano y la frecuencia de vuelo de las moscas y la altura de las olas, está en manos de (…) Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Gran Bretaña”. (Eduardo Galeano, “La Monarquía Universal”) Y en conjunto controlan más del 80% de las ganancias que producen los trabajadores en todo el mundo: “EE.UU.: 39,2%; Japón: 18,3; Alemania: 9,8%; Francia: 6,3%; Reino Unido: 8,0%” (EZLN).
6 Según Clarín del 23-08-03, el 88% de la población está en contra.

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