En este La Verdad Obrera el lector puede informarse sobre los principales conflictos que está llevando adelante la clase trabajadora. Por cierto, no son pocos y dan cuenta de una creciente efervescencia que se abre paso con métodos combativos: la huelga larga y la unidad con otros sectores de la población, como muestran los docentes y municipales de Santa Cruz; el piquete en la ruta como el protagonizado por los obreros de Terrabusi y Fate, el corte de calles como el realizado por los trabajadores del Casino Flotante, la apertura de molinetes para que los usuarios del subterráneos viajen gratis, e incluso la toma de establecimientos como se vio en el Correo de Monte Grande o en la textil Mafissa de La Plata. Con excepción de los docentes del interior, los conflictos se han concentrado en Capital Federal y el Gran Buenos Aires.

El reclamo central que los recorre es el salarial y enfrenta el tope del 16,5% impuesto entre el gobierno de Kirchner y la burocracia sindical. Pero ese pacto no está tan firme como cuando el año pasado esos mismos dirigentes le pusieron la firma al escuálido aumento del 19%.
Así lo demuestran los docentes y municipales de Santa Cruz, que continúan persistentes reclamando por el aumento del básico ante la intransigencia oficial. Pero es el caso también del explosivo conflicto en Subterráneos contra el acuerdo entre Metrovías y la dirigencia de la UTA, el reclamo que también hizo punta en el Correo Argentino, y entre los ferroviarios de Belgrano Norte que protagonizaron su primer paro en años exigiendo aumento. Aún en la industria, donde es más difícil organizarse, está el ejemplo de la rebelión en FATE y el corte de la Panamericana por Terrabusi. Semanas atrás habían salido a la lucha las gráficas Interpack, Donnelley (ex Atlántida) y la editorial Perfil.

Estos conflictos están mostrando el hartazgo y la disposición a enfrentar las componendas de los burócratas que actúan a favor de las patronales. No sólo de la CGT. La combatividad actual contrasta con la pasividad de la dirigencia de la CTA que dijo oponerse al pacto del 16,5% pero se negó a convocar un plan de lucha nacional para enfrentarlo.