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Según Marx...

El derecho de huelga

20 de abril 2006

Marx decía que cuando los obreros se lanzan a la huelga lo hacen contra el contrato que se vieron forzados a aceptar en situaciones distintas a las presentes, buscando cambiar por la fuerza las condiciones pactadas.
La reciente huelga de los trabajadores del subterráneo, así como la protagonizada hace poco por los petroleros de Las Heras, sacaron a luz un fenómeno nuevo, el de sectores de trabajadores precarizados que empiezan a luchar contra lo impuesto en los años ’90. Pero apenas algún sector de trabajadores ejerce un derecho “consagrado” incluso por la constitución, en este caso el derecho de huelga, un coro de voces se alza con argumentos como “no es lógico ni razonable (…) que 180 patoteros le impiden a millones de personas poder viajar en subte a sus trabajos”1. Por supuesto no falta el cronista “incisivo” que le pregunta a quien se queda de a pie si “el paro lo perjudica?” (sic). Pero lo común es el profundo rechazo a las huelgas de parte de patrones y gobernantes.
Es que la conquista del derecho de huelga tiene gran importancia para la clase obrera, porque niega parcialmente la “libertad” del contrato de trabajo del que hablamos en el número anterior de LVO. A lo largo de la historia del capitalismo, tanto los trabajadores organizados en los sindicatos como los patrones en sus federaciones han dejado de ir al mercado individualmente, para hacerlo colectivamente. De un lado, el capitalista intenta aferrarse al contrato individual, porque en ese ámbito es amo y señor para imponer su voluntad. De otro lado la clase obrera, mediante duras luchas, arranca conquistas laborales, expresadas en relaciones jurídicas que sobrepasan el contrato individual para dar paso a convenios colectivos y toda una serie de leyes que regulan la contratación y estipulan las normas de trabajo y seguridad laboral.
Sin embargo hay que decir con toda claridad que el derecho de huelga se le reconoce sólo a un pequeño sector de trabajadores. La fragmentación y división de la clase obrera se profundizó en las últimas décadas con las reformas neoliberales. Los trabajadores en negro (42% de la fuerza laboral), los contratados, los tercerizados y los precarizados en general dada su situación de inestabilidad laboral y, de más está decirlo, los desocupados, se encuentran impedidos de ejercer el derecho de huelga. Es más, las patronales y el gobierno pretenden usarlos a cada paso para presionar a los sectores que aún están bajo convenio y sindicalizados.
Lo novedoso de los últimos meses es que sectores de los precarizados han empezado a luchar por sus reivindicaciones, apelando tanto a la huelga como a otros métodos de acción directa, como cortes de vías y rutas, bloqueo de boleterías, etc.. Ellos no hacen más que enfrentar las condiciones impuestas por las leyes flexibilizadoras de los noventa, que siguen vigentes bajo el gobierno “progresista” de Kirchner.
En respuesta al poder de los explotados de paralizar las empresas y a nuevos fenómenos como el de los tercerizados, los capitalistas buscan permanentemente atacar el derecho de huelga. No es de extrañar entonces, la saña que ponen al atacar a estos trabajadores, con feroces campañas desde los medios de comunicación, buscando poner a los usuarios (en su mayoría trabajadores) contra los huelguistas “salvajes”. No por casualidad el gobierno acaba de dictar un decreto que busca reglamentar y limitar el derecho de huelga en los llamados “servicios esenciales”2, ejerciendo el chantaje legal contra los trabajadores que van al paro. Pero la acción de la burguesía para quebrar el poder de los trabajadores organizados colectivamente, no se limita a la imposición de leyes restrictivas al derecho de huelga. También incluye las políticas de cooptación de los dirigentes obreros, la reglamentación de los sindicatos por parte del Estado y la utilización directa de la policía y la gendarmería, “apremios ilegales” incluidos, como vimos en Las Heras.
Está a la vista la necesidad de luchar por la unidad de los trabajadores en blanco, precarizados, inmigrantes y desocupados enfrentando la política, la acción y la propaganda permanente de la patronal y su gobierno, para encarar una lucha seria -aún en el terreno sindical- y poder quebrar la resistencia de los capitalistas.

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1 Agencia Télam.
2 Ver LVO N° 183.

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