por Hernán Camarero, historiador del movimiento obrero e integrante de la Asamblea de Intelectuales, Docentes y Artistas en apoyo al FIT

El 28 de septiembre se desarrolló en la Universidad Nacional del Comahue, en la ciudad de Neuquén, una charla-debate sobre el clasismo en el pasado y en el presente. El encuentro se organizó con motivo de la presentación del periódico militante Nuestra Lucha. En este importante evento tuve el honor de participar como panelista invitado, junto con el compañero Alejandro López (obrero de Zanón, dirigente del Sindicato Ceramista de Neuquén y recientemente electo diputado provincial por el Frente de Izquierda) y Franco Villalba (miembro de la Comisión Interna de Alicorp, ex Jabón Federal, de La Matanza).
Con un auditorio de más de doscientas personas, la mayoría trabajadores de Zanón, de la Papelera Molarsa y de otros centros laborales de la industria y los servicios, junto a delegaciones docentes de ATEN y estudiantes, la charla sirvió como escenario para discutir las posibilidades y las necesidades para el despliegue de un genuino sindicalismo de base, antiburocrático y clasista a nivel nacional.

El pretendido modelo “nacional y popular”, de “crecimiento con inclusión”, encubre un régimen de fuerte acumulación capitalista, basado en la explotación del proletariado y, sobre todo, en la precarización, tercerización y trabajo en negro de más del 35% de la mano de obra. De este modo, se generalizaron las demandas de los obreros en los sitios laborales y la necesidad de organizar y orientar sus luchas, no sólo por el salario sino por la mejora de las condiciones de trabajo. Es allí donde afloran las oportunidades para extender una corriente nacional del sindicalismo combativo, toda vez que la burocracia está incapacitada objetiva y subjetivamente para encarar las luchas. En la charla, las palabras de Villalba sirvieron para examinar una experiencia en ese sentido, en una fábrica jabonera implantada en el corazón de un espacio obrero y “peronista” del Gran Buenos Aires como es La Matanza.
Asimismo, el sindicalismo clasista tiene otro punto de referencia clave en Zanón, ya con diez años de una gestión obrera a cuesta, que es reconocida nacional e internacionalmente como un hito en la resistencia y la reconstrucción del proletariado como clase, y que fue elocuentemente evocada en las palabras de López.

Las vanguardias obreras clasistas, que se posicionan en una perspectiva antipatronal y antiburocrática, aún emergiendo de condiciones objetivas que pueden analizarse o aún anticiparse, no surgen por generación espontánea, sino en complementación con un accionar previo de formación y preparación de cuadros proletarios. La experiencia histórica así lo indica. Precisamente en este sentido traté de aportar con mi exposición en la charla, analizando el modo que en Argentina surgieron seis o siete grandes experiencias de configuración de vanguardias obreras combativas durante el último siglo, señalando sus potencialidades y sus limitaciones: la vinculada al anarquismo y su heroica FORA de principios de siglo XX; la articulada en torno al ascenso revolucionario mundial de 1917-1921; la expresada por la cuadros comunistas que fueron a la conquista de la clase obrera en los años veinte al cuarenta; la de la resistencia del ’55-‘60 (muy combativa pero castrada por su ideología burguesa peronista); la del clasismo, galvanizada en el período 1969-76; y las más desarticuladas surgidas en los ’80 alrededor de las luchas antiburocráticas y a fines del siglo XX y principios del actual a partir de las experiencias de las fábricas recuperadas, parte del movimiento piquetero y la actual corriente de sindicalismo de base expresado en comisiones internas recuperadas a la burocracia.

Como reflexión final de la charla, se analizaron las tareas que hoy tiene planteado el sindicalismo antiburocrático y clasista, que no son otras que las de la extensión, articulación y, sobre todo, profunda inserción en fábricas, talleres y centros laborales. Pero también se alertó sobre uno de los desafíos que una corriente sindical de este tipo tiene ante sí: el de superar los límites del corporativismo, el gremialismo puro y estrechamente economicista; de otro modo, su necesidad de elevarse a un plano político, en el sentido de la construcción de un partido de clase, al servicio de emancipar políticamente a la clase obrera de la actual tutela populista burguesa. En ello, el papel de la teoría socialista se hace imprescindible, así como el aporte de una intelectualidad marxista vinculada a estas tareas históricas del movimiento obrero.