El 3 de octubre terminaron de cerrar los negociados de la venta de Aerolíneas Argentinas con el monopólico Grupo Marsans de aviación y turismo, principal operador turístico español.
La coyuntura internacional, cruzada por la recesión económica y el atentado a EE.UU., es desfavorable para las líneas aéreas. Las líneas estadounidenses calculan una pérdida de 20.000 millones de dólares este año y como lo indican las leyes del sistema capitalista, estas pérdidas deben recaer sobre los trabajadores. ¡Ya anunciaron el despido de 100 mil empleados! Europa tampoco se salva en la volteada: la flota Swissair paró sus vuelos la semana pasada por falta de pago del combustible. Entonces, ¿por qué –en nuestro país- vamos a suponer que las empresas de los diferentes imperialismos llámense europeos o yanky, van a absorber todas las pérdidas sin descargarlas sobre las espaldas de los trabajadores argentinos?
Las primeras declaraciones de Marsans fueron que mantendrá la totalidad del personal durante dos años, pero renglón más abajo, dicen “salvo que exista un acuerdo al respecto con los gremios” (Clarín 03/10/01). De todos modos los distintos dirigentes sindicales garantizaron que no harán medidas de fuerza, mientras Basteiro, no dudó en anticipar que levantará los campamentos de Ezeiza y Aeroparque, sin importarle demasiado qué medidas van a tomar los nuevos compradores con respecto a los trabajadores: aprovecha el pago de los sueldos para terminar de desmovilizar, desmoralizar y reventar la gran lucha llevada adelante durante seis meses por sus trabajadores.

Dura advertencia
En una solicitada firmada por el grupo monopólico Marsans (Clarín, 3/10/01) se plantea: “A la gente de Aerolíneas Argentinas y Austral: ...Nuestro plan de trabajo previsto está basado en (...), un agresivo plan de productividad, en el cual los trabajadores serán los responsables directos... del aumento de la productividad general de las empresas; y el aumento de la actividad laboral, que contemple la reorganización de tareas...”
Obviamente, cuando dicen “a la gente”, se refieren a los trabajadores. Es un mensaje directo donde se adelanta que si bien por el momento garantizan estabilidad laboral (lo que ya es dudoso, en medio de la crisis), no aclaran nada sobre la rebaja de sueldos, pero sí esclarecen y muy bien, que van a aumentar los ritmos de producción, extensión de la jornada laboral, y más flexibilización para los trabajadores. Lo dicen con toda impunidad y descaro después de todo el sufrimiento por el que pasamos los trabajadores aeronáuticos, pero también con toda confianza, ya que cuentan con la ayuda de los dirigentes sindicales.
Los trabajadores de Aerolíneas hemos pagado mucho por la crisis que generaron los buitres imperialistas españoles con la complicidad del Estado Argentino y sus funcionarios, tanto del PJ como de la Alianza. No podemos dejar en manos de estos grupos monopólicos el futuro de nuestras familias, que sólo piensan en llevarse millones de dólares o bien hacer pagar la crisis que ellos provocan con el sudor de los trabajadores. Ya tenemos la experiencia hecha con la SEPI.
Que el Estado Español y sus monopolios imperialistas devuelvan todos los millones que se robaron, y que el gobierno argentino se haga cargo de financiarla, de recuperar las rutas perdidas, renovar la flota, etc. ¡Basta que este gobierno sirviente de los monopolios imperialistas, nos siga sumiendo a la miseria y desocupación!
Los trabajadores aeronáuticos tenemos que saber aprovechar la gran simpatía de la población con nuestra lucha, para volver a plantear, la única salida que puede garantizar que ningún compañero quede en la calle, para cobrar todos los meses nuestros salarios puntualmente y sin ninguna rebaja: Renacionalización bajo control de los trabajadores, para que la pongamos al servicio de la comunidad.
Preparémonos, con asambleas de base, donde podamos votar todos los compañeros, empecemos a organizarnos, para que cuando vuelvan a golpear estemos en mejores condiciones para enfrentarlos: unidad de todos los trabajadores aeronáuticos, no importa de la empresa que sea, pago a término de los sueldos, ninguna rebaja salarial, ningún despido.