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El X° Congreso del PTS y la lucha por los derechos de la mujer

En el marco de nuestro X° Congreso, hicimos una reunión nacional con las compañeras del PTS, en la que intercambiamos opiniones sobre la situación que estamos atravesando las mujeres y esbozamos algunas propuestas para debatir en plenarios abiertos con otras compañeras independientes y con las corrientes y agrupaciones de izquierda que participan del movimiento de mujeres.

Andrea D'Atri

26 de julio 2007

En el marco de nuestro X° Congreso, hicimos una reunión nacional con las compañeras del PTS, en la que intercambiamos opiniones sobre la situación que estamos atravesando las mujeres y esbozamos algunas propuestas para debatir en plenarios abiertos con otras compañeras independientes y con las corrientes y agrupaciones de izquierda que participan del movimiento de mujeres.

En esta reunión en la que participaron trabajadoras de call centers, laboratorios, INDEC, ferroviarios, docentes, salud y estudiantes universitarias y secundarias de todo el país, definimos que, aunque Kirchner se entusiasma con que “en Argentina la profundización del cambio viene de la mano de una mujer”, no hay maquillaje que alcance a ocultar el hecho de que con Cristina seguirán las enormes ganancias para las empresas, mientras el 54% de las mujeres que trabajan lo hacen en negro. Pero la oposición es más de lo mismo: si Cristina propicia la “institucionalización” y el “pacto social” –aprobado con beneplácito por empresarios y burócratas sindicales-, Carrió propone avanzar en la recomposición “republicana” de este podrido régimen político, de la mano del cardenal Bergoglio, que busca la reconciliación con los militares genocidas.

PreKarizadas y sin derechos

Las compañeras de call centers denunciaron la superexplotación de esas empresas donde la mayoría son mujeres jóvenes, con contratos basura y un régimen laboral que atenta contra la salud; otras compañeras trabajadoras se refirieron a la situación en la industria, con ritmos de explotación que provocan enfermedades músculo-esqueléticas y “accidentes” que no son reconocidos por las ART. También se habló del problema de las trabajadoras obligadas a hacer turnos rotativos que les impiden encontrar un lugar donde dejar a sus hijos, con horarios cambiantes. Las docentes plantearon que el PTS debería proponer que la lucha por los derechos de la mujer se incluya en los programas de las agrupaciones sindicales que integremos junto con otras y otros trabajadores independientes.

Se habló de cómo la familia presiona, en muchos casos, para que las mujeres no participen de la lucha sindical y política, especialmente en una situación como la actual, donde prima el conservadurismo. Pero también se hizo referencia al protagonismo que tuvieron las mujeres en las huelgas docentes, en el conflicto del INDEC y en las luchas de Casino, subte, hospitales y telefónicos.
Compañeras de la universidad y secundarios destacaron que hay que continuar la lucha por el derecho al aborto, contra un gobierno que no ha avanzado un sólo paso para evitar la muerte de más de 400 mujeres por año. Algo que afecta especialmente a las mujeres trabajadoras pero también a las adolescentes, que hoy representan un tercio de los casos de “muertes maternas” por abortos clandestinos. En este punto, una compañera contó que entre las enfermeras se debatían posiciones muy polarizadas: a favor y en contra del aborto, y discutimos que era importante buscar las maneras de establecer un diálogo franco y paciente con las trabajadoras, sobre este tema.

En las semanas siguientes nos reuniremos con todas las compañeras de la agrupación Pan y Rosas y llevaremos propuestas al PO, y otras agrupaciones de izquierda, a las trabajadoras que hoy están luchando y a las jóvenes estudiantes que compartan esta perspectiva, para unir nuestras fuerzas, con independencia del Estado y de los partidos del régimen, para proponer a miles de mujeres poner en pie un movimiento por el derecho al aborto y los derechos de las mujeres trabajadoras. Queremos empezar a debatir estas ideas en la perspectiva del próximo Encuentro Nacional de Mujeres. Pero también, para lo que continuará después de las elecciones, que no es precisamente “el siglo de las mujeres”, como nos quiere hacer creer Cristina.

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