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El PT expulsa al Bloque de los radicales petistas

29 de diciembre 2003


Al final del primer día de reunión, la dirección nacional del PT aprobó lo que era una obviedad: "una resolución en la que se registra el apoyo del partido a los rumbos del gobierno del presidente Luis Ignacio Lula da Silva".1 El gobierno de Lula fue elogiado por haber conseguido "administrar" la crisis económica, una crisis generada por los propias capitalistas y que fue descargada sobre los trabajadores, marcando 12 meses de medidas antipopulares y recesivas que contrariaron toda la esperanza y confianza depositada por millones de trabajadores, campesinos y sectores populares. Las promesas de combate de la desocupación y de mejoramiento de los salarios dieron lugar al aumento del desempleo con casi un nuevo contingente de un millón de desocupados y a la fuerte caída del salario real. Lula y el PT, en alianza con la burguesía, le garantizó a los monopolios capitalistas nacionales y extranjeros "salir", de una de las mayores crisis que se avecinaba. El banquero Roberto Setúbal, no deja de ocultar su sonrisa: "La situación de crisis en que terminamos el año pasado y comenzamos éste está totalmente controlada. Las expectativas fueron alineadas. Fue implementada una política económica con éxito, a mi ver".2 Pero también era una obviedad la resolución sobre la expulsión de los diputados Joao Batista Araujo, más conocido como Babá, de la Corriente Socialista de Trabajadores (CST)3, Luciana Genro del Movimiento de Izquierda Socialista (MES), y del diputado sin agrupamiento interno, Joao Fontes. Apenas estaba pendiente la suerte de la senadora Heloísa Helena de la misma tendencia del actual Ministro de Desarrollo Agrario, Miguel Rossetto, Democracia Socialista (DS)4, por la amplia solidaridad recibida nacional e internacionalmente. Pero al final corrió la misma suerte que los tres diputados federales. Acto seguido, las direcciones de los agrupamientos de la CST y el MES emitieron comunicados públicos desligándose del PT, a excepción de la DS que emitió un llamado a que se revea la resolución en el próximo Encuentro Nacional del PT a realizarse en... 2005.

Hace falta una clara estrategia y programa revolucionarios

Antes de su expulsión formal, estos parlamentarios –a excepción de la DS que pese a la expulsión de la Senadora continuará en el gobierno de Lula ocupando su Ministerio–, venían impulsando la formación de una "nueva herramienta política", un nuevo partido. Pero en su mismo llamado demostraban los límites de su política pues la ruptura que emprendían no iba en el sentido de romper hasta el final con la conciliación de clases, pues como ellos mismos afirman, aún acuerdan con toda la política histórica del PT de los últimos veinte años. Sostienen que "las banderas […] que el PT levantó en estos últimos veinte años son bases sólidas para empezar la construcción de ese partido… Banderas que garantizan, sin interminables discusiones, la base programática para poner en pie una herramienta política en un tiempo relativamente rápido".5 Nada más lejano a la realidad. Las banderas que el PT levantó en estos veinte años fueron las que llevaron a las masas trabajadoras de derrota en derrota, administrando los negocios capitalistas e impulsando la conciliación de clases, en todos los gobiernos estaduales y municipales, en los acuerdos con la patronal vía el ala sindical de ese partido, en el fortalecimiento de esta democracia para ricos.
Como decimos en nuestro "Manifiesto Político por Partido Revolucionario de los Trabajadores", "si existió un elemento progresivo en la época de fundación del PT, fue en el sentido de que había un sentimiento de necesidad de tener una herramienta política entre los millones de trabajadores y amplios sectores de masas. Sin embargo, las bases programáticas, organizativas y objetivos que fueron planteados por las mismas corrientes, inclusive las de izquierda, se mostraron insuficientes para construir un partido con una estrategia y un programa revolucionario, como quedó demostrado trágicamente en las últimas dos décadas de la política de ese partido". En todo ese período estas corrientes que hoy son expulsadas se mantuvieron impávidas frente al callejón sin salida al que permanentemente fueron llevadas las masas brasileñas, culminando con el apoyo activo a la candidatura de Lula con un burgués del quilate de José Alencar, que anunciaban que harían lo que hoy están ejecutando.6
Por eso decimos que "las banderas […] que el PT levantó en estos últimos veinte años" fueron todo lo contrario de la lucha por la independencia de clase. Al contrario de lo que proponen la CST y el MES, un partido que merezca el nombre de defensor de los reales intereses de los trabajadores debe tener como norte la lucha frontal contra toda estrategia de conciliación de clases, como la defendida por el petismo a lo largo de dos décadas. Los trabajadores necesitan superar la experiencia del PT. La comprensión que los sectores avanzados vayan a tener de los motivos de la derechización del PT deben ayudar a avanzar en esa experiencia, hacia un sentido claramente revolucionario. Por eso, el partido por el cual se debe luchar no debe evitar levantar un programa que unifique al conjunto de los oprimidos contra la burguesía y el imperialismo. Tener un programa revolucionario significa una lucha a muerte contra todas las alas de la burguesía, única manera para que la independencia de clase se exprese en el terreno político y no quede limitada a una independencia organizativa.
Contra las estrategias que obedecen a la vieja lógica petista, lo que proponemos es que sean los propios trabajadores los que decidan sus destinos. Es preciso ser firme en la exigencia de que el nuevo partido adopte desde el principio una estrategia y un programa claramente revolucionarios, y que éste sea discutido y construido de hecho a partir de todos los sectores en lucha, sindicatos, comisiones de fábrica, organizaciones de base, comités en los lugares de trabajo, estudio y vivienda, donde los trabajadores tengan el verdadero poder de decisión por encima de cualquier parlamentario o político profesional. Los trabajadores deben ser los verdaderos sujetos y dirigentes de la elaboración y ejecución de la política, no como durante dos décadas de petismo que fueron meros convidados de piedra. Este método es contrapuesto al con que intentan avanzar hoy la mayoría de las direcciones de las corrientes como la CST, el MES y también el PSTU,7 con sus acuerdos de cúpula que no tienen en cuenta a los trabajadores en las decisiones que afectarán su vida política.
La batalla para que sean los trabajadores los principales sujetos de la construcción y de la dirección del nuevo partido debe ser combinada con la batalla por la elaboración de una estrategia y un programa claramente revolucionarios. Es necesario organizar los instrumentos necesarios para que el nuevo partido sea la expresión efectiva de lo más avanzado que pueda surgir de las luchas de los explotados, y para que el propio proceso de construcción sea un motor fundamental para la politización de una camada significativa de trabajadores y la juventud. Las corrientes que hoy son expulsadas del PT por negarse a seguir el brutal giro a la derecha con el PT que abraza el neoliberalismo, deben avanzar hacia una verdadera ruptura política y sumarse a la lucha por la construcción de un verdadero estado mayor del ejército de los explotados, un partido revolucionario de los trabajadores.

1 Noticias PT 13/12/03.
2 Folha de S˜ão Paulo, 22/12/03.
3 La CST pertenece a la misma corriente internacional que el MST argentino.
4 La DS pertenece a la corriente internacional Secretariado Unificado-Cuarta Internacional, cuya principal organización es la LCR de Francia.
5 Boletín Electrónico del Diputado Baba, 01/09/03.
6 Ver "Carta al Pueblo Brasileño" del PT durante la campaña electoral.
7 Partido Socialista de Trabajadores Unificado, vertiente de la vieja Convergencia Socialista que se mantuvo durante más de doce años en el PT. El PSTU también llamó a votar a Lula/Alencar en la segunda vuelta electoral. Es de la misma Convergencia Socialista que provienen la CST y el MES.

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