“No importa quien lleva entonces el palo; lo importante es la bandera”

"Bregar es la consigna. En eso estamos todos. Dudar es debilidad, cansarse traición. Hay que seguir. Alguna vez llegará cantando la columna de los fuertes de alma, de los leales de la libertad. No importa quien lleva entonces el palo; lo importante es la bandera". La frase pertenece a Ricardo Balbín.
En un descuido ideológico (¿descuido?), el MST la hizo suya y fue para adelante. “Con Pino a juntar votos”. – “¿y quien lleva el palo?”, preguntó un descuidado. “El que lo quiera llevar – respondió el comité de campaña – lo que importa es la bandera”.

En Andalgalá hacía falta candidato y el MST encontró a uno: Alejandro Páez, quien dio el batacazo ganando la intendencia. El candidato del MST festejó abrazado a la bandera del partido Radical.

Y que se le va a hacer, si Páez es un correligionario en actividad. Por eso cuando Laura Vales en una entrevista en página 12 le pregunta a quién va a votar en octubre, Páez se ríe: “Yo participé en noviembre del lanzamiento de la plataforma virtual de Ricardo Alfonsín. Formo parte además del equipo técnico de sus asesores”.

El triunfo de Proyecto Sur duró menos que un estribillo. Ya preparaban un spot con la zamba “paisaje de Catamarca”: Paisaje de Catamarca / con mil distintos tonos de verde; / un pueblito aquí, otro más allá, / y un camino largo que baja y se pierde.

Pero el que se bajó y se perdió fue Paéz, porque a solo unos días de la elección el flamante ganador aseguró que trabajará para que el Frente Cívico vuelva a gobernar la provincia. Como si fuera una cruel ironía de campaña, Pino acaba de sufrir su primer desplante.

¿“Desliz” o mal asesoramiento? Sería ambivalente decir que el MST debutó en Proyecto Sur con el “pie izquierdo”. Desventuras de un partido que, aun mientras se decía revolucionario, basaba toda su estrategia en un electoralismo alocado.

Lo cierto es que hace ya tiempo el partido de Vilma Ripoll decidió volverse centroizquierdista. Se subieron al tren de Pino para acabar con el bipartidismo, pero en su primer ensayo electoral en Proyecto Sur le regalaron un triunfo a un radical.

Lenín decía que los anarquistas eran liberales con 40 grados de fiebre. Su definición estratégica no negaba que también éstos eran hombres de acción. No es precisamente un atributo que pueda adjudicársele a la centroizquierda ni a Pino Solanas. Más justo sería definirlos como radicales con febrícula parlamentaria. No se trata de una chicana, más bien de una conclusión que arroja la experiencia. ¿O será exagerado decir que con el sainete de Andalgalá, las banderas del Chacho ˜álvarez y el FrePaSo siguen vivas en Proyecto Sur?.