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¿QUE PASA CON LA CAUSA DE LA DESAPARICION DE JULIO LOPEZ?

El Gobierno y la Justicia encubren a la Bonaerense

Entrevistamos a Myriam Bregman, abogada de Julio López y querellante en la causa por su desaparición

PTS

3 de febrero 2011

El Gobierno y la Justicia encubren a la Bonaerense

Los medios informaron la aparición de un testigo que presuntamente sabría dónde estaría enterrado el cuerpo de López. ¿Qué nos podés decir al respecto?

Lo primero que hay mencionar es que en esta causa durante los últimos cuatro años y medio, aparecieron decenas de testigos por año que decían tener una información sobre López, con motivos diversos. Desde presos que lo hacían para pedir el cambio de cárcel donde están alojados hasta intereses que no conocemos. Siempre aparecen estos llamados. En cuatro años y medio de investigación se creyó haber encontrado los restos del albañil en la localidad de Magdalena, Bahía Blanca, Ringuelet, Laferrere, entre otros.

Lo novedoso en este caso es que son los medios de comunicación los primeros en enterarse. Una vez que lo medios se enteran toma intervención el Ministerio de Seguridad de la provincia Buenos Aires, algo muy llamativo porque todos sabemos que la Policía Bonaerense fue apartada de la causa por su inoperancia manifiesta. Recién después de todo eso se le da intervención a la justicia que en general es el primer destinatario, sobre todo porque hay un testigo que se siente amenazado y pide protección. Es llamativa la circunstancia de esta persona que dice tener datos sobre el lugar donde podría encontrarse el cuerpo de Julio López.

Los datos que este testigo brinda obviamente hay que investigarlos, siempre estamos a favor que se investigue por más mínimo que sea el dato. Pero en este caso no hay ninguna precisión. El testigo indica un lugar cerca de la estación de Pereyra, en la provincia de Buenos Aires, partido de Berazategui, donde supuestamente habría refacciones que se hicieron durante los últimos años, y allí se encontraría el cuerpo de Julio López. Los abogados querellantes estuvimos en el lugar viendo, incluso antes de que se inicien las pericias que ya se están realizando, y no pudimos observar que haya ninguna obra de una magnitud tal. Lo único nuevo que hay es una reja que divide una vía de la otra. De todos modos, hoy y mañana se van a realizar los análisis con el georadar para ver si hay allí algún rastro de Julio.

Nosotros lo que dijimos en los medios de comunicación es que este es un dato más de la causa, que por supuesto hay que investigar. Pero en la causa hay muchísimos datos serios, hay pistas que nosotros aportamos con relación a lo que venimos diciendo desde la mañana misma en que Julio desapareció, el 18 de septiembre de 2006, que conducen a la Bonaerense y al entorno de Etchecolatz, pero que fueron sistemáticamente abandonadas.

No podemos olvidar que un día después, este ex represor fue condenado a prisión perpetua por delitos de lesa humanidad y alojado en la cárcel de Marcos Paz, gracias al testimonio de Julio.

Tiempo después, se reportó la desaparición de otro testigo en la causa que investigaba el accionar del ex comisario Luis Patti durante la última dictadura militar. Luis Gerez fue hallado 48 horas después deambulando con el torso desnudo en Garín. Tenía quemaduras de cigarrillos en el cuerpo y marcas de ataduras en las manos. ¡Cómo no pensar en la Bonaerense!

Cada vez que las pistas guiaban a investigar a la Bonaerense fueron abandonadas. Esto desde ya no es inoperancia sino una fuerte decisión política de encubrir y no investigar, centralmente del gobierno provincial y por supuesto del gobierno nacional, porque es un delito de lesa humanidad, es la desaparición forzada de una persona en una causa vinculada con los crímenes de la dictadura.

¿Por qué el gobierno provincial y el gobierno nacional no investigaron las pistas?

Durante las primeras horas de esta causa, que son las principales de cualquier investigación, el gobierno nacional, por medio de Aníbal Fernández, se encargó de orientar la investigación hacia un lado completamente inverso, que era la búsqueda de una persona extraviada.
Entonces no se buscan secuestradores, no buscan quienes lo chuparon a Julio, sino que están buscando, como dijo Aníbal Fernández, a un viejito que puede estar en la casa de la tía. Esto fue una maniobra distractiva en el intento de evitar cualquier responsabilidad que podría tener el gobierno nacional, pero que tuvo un perjuicio concreto para la causa, porque hizo perder los rastros de las primeras horas que son las fundamentales, y los rastros que el secuestro pudo haber dejado. Con el paso del tiempo esto se fue tornando una versión alocada, es decir que podía estar perdido, porque todos los indicios y pruebas que nosotros aportábamos al expediente demostraban que Julio había sido secuestrado. Entonces se hace intervenir a la Policía provincial en la investigación. Tuvimos que pelear bastante, incluso tuvimos que llegar a la Corte Suprema después de tres meses para que la misma diga que este es un delito federal, es decir que podíamos estar ante una presunta desaparición forzada de persona. Todo esto fue una pérdida de tiempo muy valioso, no es lo mismo buscar una persona desaparecida porque se fue a la casa de la tía que buscar una persona que pudo haber sido secuestrada por la patota de Etchecolatz y la Bonaerense. Este es uno de los aspectos centrales.
Cuando aportamos la foto de quien hizo el seguimiento de Julio López, se tarda nueve meses en allanar la casa de este ex policía.

Dos hallazgos generaron expectativas en los investigadores en busca de allanar el camino y poder avanzar en la causa. Un llavero y un auto. El llavero de López, el cual tenía una sola llave, fue hallado varios días después de realizadas las primeras pericias, en el jardín de la casa donde vivía el albañil, en el barrio platense de Los Hornos. Esta situación generó controversia respecto a la veracidad de la prueba y se llegó a afirmar que el llavero “había sido plantado”. Lo cierto es que los investigadores confirmaron que pertenecía a López y que habían estado allí por unos 10 o 15 días. En aquél momento, signó el desconcierto y las autoridades auguraban la necesidad de “rever toda la línea de investigación”. En 2009, la Policía secuestró un vehículo, del cual se decía, había sido utilizado para mover a López en horas en que se producía su secuestro. El auto fue hallado en una casa en Mar del Plata, propiedad de un ex policía vinculado a Miguel Etchecolatz. Este elemento sostenía una de las principales hipótesis de la investigación, que conduce al entorno del ex represor.

Estos son algunos de los datos, aunque podríamos señalar muchos más que demuestran que se encubrió al aparato mafioso de la Bonaerense, porque al día de hoy se lo sigue utilizando en el control social feroz que ejercen en los barrios, reprimiendo las manifestaciones obreras y populares. A cambio de esa utilización se le permiten todo tipo de atropellos como la desaparición de Luciano Arruga.

Nosotros insistimos en que hay que seguir las huellas de los secuestradores de Julio. Toda investigación seria debería conducir al entorno de Etchecolatz y la Bonaerense, así también como en militares que quieren cubrir su responsabilidad por los crímenes que cometieron en el pasado.

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