logo PTS

Mundo Obrero

Donnelley: primeras lecciones

En LVO hemos reflejado los importantes triunfos obtenidos por los gráficos de RR Donnelley en las últimas semanas: la reincorporación de todos los despedidos, el 38 % de aumento y la efectivización de los trabajadores eventuales.

PTS

7 de julio 2011

En LVO hemos reflejado los importantes triunfos obtenidos por los gráficos de RR Donnelley (ex Atlántida) en las últimas semanas: la reincorporación de todos los despedidos que luchaban por su fuente de trabajo, el 38 % de aumento sobre el total del salario y la efectivización de los trabajadores eventuales. Estos triunfos – “parciales” o tácticos como toda conquista arrancada por los trabajadores – muestran el avance en la conciencia y la organización de amplios sectores de compañeros, en una de las fábricas más importantes del gremio. En esta nota intentaremos destacar algunas conclusiones del último conflicto, para aportar a otros compañeros y compañeras que diariamente dan la pelea contra la burocracia y los capitalistas, como parte del “sindicalismo de base”.

El ataque al activismo y la respuesta obrera

Cuando el 7 de mayo –día del trabajador gráfico– la multinacional RR Donnelley (la más grande del mundo) despidió a 19 compañeros de su planta de Garín, su objetivo central era atacar a la fuerte organización que los trabajadores vienen conquistando en la fábrica, empezando por un sector del numeroso activismo organizado en la agrupación Gráfica Clasista. No es casualidad que entre los despedidos hubiera cinco compañeros del sector bobinas, que venían haciendo punta en los reclamos, junto a otros referentes de impresión, encuadernación y limpieza.

La contundente respuesta obrera, expresada en los cortes a la Panamericana, la paralización total de la planta y el amplio apoyo obtenido de numerosos sectores obreros y populares de la zona norte en primer lugar, le impusieron al Ministerio de Trabajo y a la empresa la conciliación obligatoria con los despedidos trabajando y en una segunda etapa–mientras duró la conciliación– con una organización ejemplar del activismo impulsada por la Comisión Interna, que le dio gran difusión al conflicto llevando adelante un fondo de lucha que fue ampliamente trabajado en distintas universidades y barrios, la conformación de una Comisión de Mujeres y que se coronó en un masivo festival en puerta de fábrica, hicieron retroceder a la empresa logrando la reincorporación de todos los compañeros que peleaban por su puesto de trabajo. El resultado del conflicto fue claro: ninguno de los activistas de cada sector aceptó el arreglo; por esto, en cuanto a ese objetivo preciso de la patronal que era atacar la organización de la fábrica, empezando por sectores del activismo organizado en la Agrupación Gráfica Clasista, la empresa sufrió una derrota.

La “pelea” por el balance

Sin embargo la empresa intentó presentar el resultado del conflicto como un “empate”, apoyándose en el hecho de que la mitad de los despedidos aceptó un arreglo basado en “jugosas” indemnizaciones de hasta el 400%. Desde ya que esto fue un logro (secundario) de la empresa, que es lo que convierte en “parcial” al triunfo obtenido por los obreros. Pero esto no es lo central ni lo nuevo que mostró este conflicto. Estamos acostumbrados a los ejemplos de delegados que aceptan indemnizaciones “jugosas”, como los delegados y activistas de la juventud Sindical y la Lista Verde como en AGR o Supapel, por lo cual es nuestro deber destacar los ejemplos contrarios, que expresan una nueva militancia obrera clasista que no se vende ni busca salidas individuales, como muestran los activistas de Donnelley, Alejandro Morelli en PepsiCo o Pablo Viñas en AGR.

Por eso es necesario destacar la actitud de quienes pelearon hasta el final por su puesto de trabajo, frente a quienes lamentablemente optaron por una salida individual, cuestión que no compartimos pero aún se ve como una opción válida para muchos trabajadores. Para la conciencia de muchos obreros, en el marco de la estabilidad económica relativa del país, que alimenta el conformismo reinante, la opción de agarrar buena plata y buscar otro trabajo se ve como viable y aún tentadora. Por eso lo que destaca el comunicado presentado por la Comisión Interna y discutido por la Asamblea General luego del conflicto es que se logró “la reincorporación de todos los compañeros que defendían su puesto de trabajo”.

Pero la empresa no sólo tuvo que retroceder en el punto de dejar afuera a un sector del activismo. Recordemos que no fueron solamente 19 los despidos, sino que la empresa impidió el ingreso de unos 15 trabajadores contratados y procedió a darles de baja. Con la conciliación obligatoria no sólo se logró la reincorporación de los despedidos efectivos, sino de todos los contratados. Luego se aseguró su estabilidad laboral una vez finalizado el conflicto, hasta lograr su efectivización en la última lucha.

¿Cómo se mide el resultado de un conflicto?

Los trabajadores de Donnelley comprendieron bien la verdadera relación de fuerzas a la salida del conflicto y emprendieron inmediatamente la lucha por el 40 % (contra el 31,8 firmado por el gremio), exigiendo además la efectivización de los contratados y beneficios para la familia de un trabajador fallecido poco antes en un hecho de inseguridad. Finalmente y mediante un plan de lucha los trabajadores le arrancaron a la patronal un 38% de aumento sobre el total del salario conformado (es decir, sobre todos los ítems y no sólo el básico de convenio sobre el que se aplica la paritaria) y el resto de las demandas. Este logro se consiguió gracias al nivel de organización expresado en las asambleas masivas, el rol del activismo, el acatamiento a las medidas de lucha y a la orientación correcta planteada por la Comisión Interna.

A pesar de que los salarios que paga esta multinacional son relativamente bajos, aún cuando están bastante por encima del convenio, este hecho no niega el rol de vanguardia que juegan los gráficos de Donnelley y de la Agrupación Gráfica Clasista en el movimiento obrero. El “clasismo” o la combatividad de una fábrica no se mide solamente por el nivel de los salarios o las conquistas obtenidas, sino centralmente por el nivel de lucha y organización que hayan alcanzado los trabajadores.

Lucha sindical, lucha política

Los gráficos de Donnelley, no sólo son un ejemplo por estos triunfos que obtuvieron en las últimas semanas. Sobretodo son un ejemplo porque desde un tiempo a esta parte han estado a la cabeza de extender la organización de sectores clasistas y combativos, ayudando en la organización de otros talleres gráficos como Worldcolor o Printpack, y de otros sectores como Procter en el Parque Industrial de Pilar.

También desde Donnelley y la Agrupación Gráfica Clasista se le impusieron a la dirección de la sede Norte plenarios de activistas y delegados donde se planteó la pelea por el 40% y contra el trabajo precario. Allí se desenmascaró a este sector “verdeclaro” que responde al Movimiento Evita y a la Juventud Sindical, que quería posar de combativo y terminó siendo parte y firmando la paritaria del gremio; se organizó un plan de lucha y se hicieron movilizaciones masivas a la UIA, algunas de ellas con los compañeros de Kraft, PepsiCo y Stani.

Por último, los trabajadores de Donnelley y la agrupación Gráfica Clasista han tomado en sus manos el periódico militante Nuestra Lucha y se han puesto al frente de la campaña por los candidatos del FIT, impulsando Comités en lugares como Garín, FONAVI, Escobar y Pilar. Todos estos hechos muestran claramente el rol que juegan los obreros de Donnelley en impulsar una verdadera corriente militante y clasista dentro del gremio gráfico y en el conjunto del movimiento obrero.

Prensa

Virginia Rom 113103-4422

Elizabeth Lallana 113674-7357

Marcela Soler115470-9292

Temas relacionados: