Mas de cincuenta trabajadores y delegados, la mayoría independientes y los otros militantes del PTS de la industria metal mecánica (UOM y SMATA), se juntaron el sábado pasado en la zona norte del Gran Buenos Aires. Hubo compañeros de automotrices de Pacheco, Córdoba y Santa Fe, de las siderúrgicas y metalúrgicas de Villa Constitución, San Nicolás y Campana; obreros en conflicto como los de Emfer, de autopartistas de San Martín, Quilmes y otras zonas.

Los trabajadores intercambiaron experiencias, y reflexionaron sobre la situación en las fábricas. Ante los ataques y despidos, sobresalió en las intervenciones la preocupación por unir a efectivos y contratados, y la respuesta a dar mediante asambleas comunes, acciones directas y la consigna de reparto de horas de trabajo. Lo mismo, en cuanto a las denuncias a los patronales y sus ganancias. A la vez, se destacó la necesidad de superar los portones de las fábricas y extender la lucha en unidad con la comunidad, y no limitar la pelea sólo al terreno sindical. Como resoluciones y tareas se propuso formar una agrupación y realizar un boletín de la rama y avanzar en una política de coordinación, capaz de poder organizar una defensa obrera extensa y decidida.

Ganancias y productividad

La charla fue girando de compañero en compañero. “ninguna de las patronales –decía un obrero de la siderurgia- está en crisis; han ganado fortuna, su crisis es de ganancias (...) hoy por hoy, hay cantidad de compañeros con serios problemas físicos producto de los altos grados de explotación (...) en este país, en nombre de la productividad; se están muriendo 2000 trabajadores por año, y las comisiones mixtas de seguridad de la burocracia son una basura”.

Recordando los ’90 y el 2001

Ante una de las vías clásicas de ataque patronal para echar trabajadores a la calle, mediante el retiro voluntario u ofreciendo plata (y hasta autos), algunos recuerdan y no compran los espejitos capitalistas: “no tenemos que olvidar el 2001 –expresó un obrero metalúrgico- ;si no defendemos la fuente de trabajo estamos muertos; los retiros voluntarios ‘son pan para hoy, hambre para mañana’, ¿se acuerdan de los ’90?..”. Alguien a su lado, agregó: “nosotros lo mismo, tenemos ataques sufriendo ‘visitas’ de la empresa, que envía guardias a apretarnos, y aísla a los activistas en galpones sin actividad alguna, para que pierdan todo contacto con los compañeros en la fábrica”.

Fábricas y barrios

Los trabajadores también tienen ejemplos frescos a favor en la memoria: “Zanon es la mejor demostración física que somos los trabajadores los que producimos todo (...) la otra vez, en una asamblea, hubo compañeros que comentaron si los trabajadores podíamos poner bajo nuestro control la fábrica; algunos burócratas miraban extrañados” Otro tanto de esas ideas ceramistas, de unidad de acción con la comunidad, surgieron en la opinión de un joven obrero de la UOM: “acá no sólo se trata de organizar la fábrica sino también el barrio (...) ver muy bien cómo organizarnos también socialmente”. Otro joven metalúrgico destacó que la clave es “definir más temprano que tarde cómo coordinamos para defendernos a la altura del ataque capitalista”.
Agregando otro del SMATA: “una de la primeras cosas que hicimos cuando lanzamos la lucha contra los despidos fue informar a la comunidad cómo es el trato y las condiciones de trabajo en la planta. Es fundamental tender puentes con la gente”.

Efectivos y contratados

La burocracia y el gobierno pretenden que sea natural la división entre efectivos y contratados. Sin embargo, muchos trabajadores ya no aceptan ese “nada podemos hacer, son de agencia”.

“Nuestra pelea -comentó un mecánico- empezó por la reincorporación de un compañero contratado, y en asamblea votamos parar hasta que lo reincorporaran (...) la unidad entre efectivos y contratados es muy buena; están dispuestos a pelear con el SMATA, junto a la Comisión Interna o solos”.

En otra empresa automotriz, comentaban: “estamos haciendo asambleas en común, y votamos el reparto de las horas de trabajo”. En una metalúrgica de la UOM, votaron “un fondo solidario para los trabajadores de agencia despedidos”. Asimismo, varios coincidían que el fallo de la Corte (el de la llamada “libertad sindical”) “abre posibilidades para organizarse desde abajo”, aunque habrá que ir con mucho cuidado.
En el final, algunos comentaban lo bueno de fomentar reuniones así, donde a partir del intercambio de ideas se fortalece la unidad y las conclusiones colectivas, que a veces pueden llegar a convertirse en rebeldía y liberación.