La Corte Suprema declaró inconstitucional la penalización de la tenencia de marihuana para consumo personal. A pesar de las limitaciones del fallo (ver LVO n°339), la oposición, la Iglesia y Clarín lo cuestionaron, centrando las críticas contra el gobierno. Entre otros argumentos, afirmaron que se alienta el consumo y el tráfico de drogas.

Acompañamos la simpatía que despertó el fallo en quienes se vieron “afectados” por la normativa anterior, o quienes temían serlo. Es un avance que se debata el tema, sobre todo que se cuestione la figura de delincuente que pesaba sobre el consumidor.

Pero nos preocupa lo que advertimos con anterioridad: se cambió la figura de delincuente por la de “enfermo”; y se insiste en que el fallo favorece la lucha contra el narcotráfico. El juez Zaffaroni, entrevistado por Página/12 (25-08), avaló la internación compulsiva del adicto y aseguró, en referencia al paco, que se lo puede erradicar en el corto plazo ya que “su distribución es sólo una mafia barrial, no internacional, y su producción es doméstica, no es un negocio para el gran traficante”. Omite el rol central de la policía en el tráfico y distribución.

Las internaciones compulsivas son medidas controvertidas, que ejerce un juez sobre personas “peligrosas para sí o para terceros”, a las que se les quitan “sus derechos”. Esto deja al arbitrio de los letrados la judicialización de las personas. Y, lo que es peor, Zaffaroni insiste con la idea de entrar a los barrios para terminar con las mafias.

Nos oponemos a estas medidas, que serán utilizadas contra los jóvenes más humildes.

Estamos a favor de resolver las adicciones que destruyen a los jóvenes y erradicar la mafia que distribuye la droga, que vive en connivencia con la policía. La legalización de las drogas es la medida más efectiva para terminar con las mafias, mientras que el pleno empleo, la vivienda digna y el fin de la miseria son las medidas para erradicar la marginación.