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Del Triple Crimen a Wikileaks

En agosto de 2008 los empresarios “farmacéuticos” Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina fueron acribillados a balazos y arrojados a la vera de la ruta 5, en General Rodríguez. Desde entonces, el caso y sus derivaciones son un ejemplo de la íntima relación entre narcotráfico, capitalistas y poder político.

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3 de febrero 2011

En agosto de 2008 los empresarios “farmacéuticos” Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina fueron acribillados a balazos y arrojados a la vera de la ruta 5, en General Rodríguez. Desde entonces, el caso y sus derivaciones son un ejemplo de la íntima relación entre narcotráfico, capitalistas y poder político. Empresas dedicadas a la venta de efedrina (sustancia base de drogas sintéticas); empresarios que compran licencias a organismos oficiales; funcionarios que venden licencias y se hacen amigos de los empresarios; aportes de las empresas licenciadas a las campañas electorales de los funcionarios; transa con remedios truchos entre empresarios, funcionarios y burócratas que manejan obras sociales… Dos años y medio después, la investigación del triple crimen arrojó algunas pocas certezas.

Pero es en sí misma una prueba contundente de que los narcotraficantes necesitan de la ayuda y el amparo del Estado para poder sobrevivir.
Cuando Aníbal Fernández dijo en diciembre último que las revelaciones de Wikileaks que lo comprometían en temas de narcotráfico no le preocupaban, se defendió diciendo que “este Gobierno detuvo bandas de narcos como nadie”. Incluso aseguró que “la Argentina sigue siendo un país de tránsito, pasan de largo por acá para llegar a mercados como el español”. Pero más allá de los discursos, es desde las propias dependencias del Estado, centralmente las fuerzas de seguridad y las oficinas dedicadas al “control”, que se dan todas las garantías para que el “gran negocio” se desarrolle plenamente.

Por supuesto, los documentos elaborados por la embajada norteamericana que el sitio Wikileaks hizo públicos no podían ser tan crueles con un gobierno “amigo” como el de Cristina Fernández. Por eso no mencionan las estrechas relaciones que unen a Martín Lanatta, principal sospechoso del triple crimen de Gral. Rodríguez, con Aníbal Fernández y Olvaldo Goicoechea, el jefe de Senadores kirchneristas de la Legislatura de la Provincia de Buenos Aires. Toda una muestra de respeto por parte del gobierno de Obama y Hillary Clinton, que como buenos imperialistas entienden perfectamente la diferencia entre la diplomacia y los negocios.
D.S.

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