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CARTA DEL EX CANDIDATO PRESIDENCIAL DEL FIT

Del Caño: “No vamos a legitimar al Gobierno que se apresta a ajustar por decreto a los trabajadores”

Ante la invitación recibida de su parte para realizar una reunión en búsqueda de “consensos” explico las razones por las que no voy a participar.

Prensa PTS

11 de diciembre 2015

Del Caño: “No vamos a legitimar al Gobierno que se apresta a ajustar por decreto a los trabajadores”

Al presidente, ingeniero Mauricio Macri:

Ante la invitación recibida de su parte para realizar una reunión en búsqueda de “consensos” explico las razones por las que no voy a participar. Desde nuestro punto de vista, estas reuniones con quienes fuimos candidatos presidenciales tienen el objetivo de presentar como “dialoguista” a un Gobierno que se prepara para aplicar un brutal ajuste sobre el pueblo trabajador, y además piensa hacerlo por decreto. Al mismo tiempo que nos convoca a reunirnos anuncia que no llamará a sesiones extraordinarias del Congreso, con lo cual muestra que las medidas de ajuste anunciadas van a ser implementadas mediante Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU), un atributo de tipo monárquico que el actual oficialismo le criticaba al kirchnerismo, pero al que se propone recurrir ahora que llegó al Gobierno. Con esto se muestra también la falsedad del “republicanismo” que dice defender su coalición gubernamental. Devaluación, tarifazos en luz y gas, acuerdo con los fondos buitre, nuevo endeudamiento externo: eso es lo que su Gobierno viene anunciando y va a realizar sin convocatoria siquiera al debate en el Congreso, incluso sobre resoluciones que solo pueden tomarse con su competencia, como el nuevo endeudamiento. Estas medidas significarán una brusca caída del salario real y un nuevo drenaje de recursos a favor de los especuladores financieros. Cuando el Congreso se reúna en marzo ya estaremos viviendo las consecuencias de este ajuste. No es por un problema de principios que no concurrimos a esta reunión, sino resultado de una evaluación política. No vamos a convalidar esta maniobra para legitimar no debatir en el Congreso, donde el Frente de Izquierda cuenta con la representación dada por el voto popular. Este no llamado a sesiones del Congreso tiene menos que ver con el hecho de no poder conformar una mayoría parlamentaria que con la posibilidad de que el debate se transforme en un escenario de fuertes movilizaciones de los trabajadores y los sectores populares.

Creemos que el anuncio de Daniel Scioli y Sergio Massa de concurrir a su llamado muestra que sus palabras “contra el ajuste” durante la campaña electoral fueron solo demagogia. Están avalando que estas medidas se impongan por decreto, cuando cuentan con numerosos diputados de sus respectivas formaciones políticas.

Si a usted tanto le importara la discusión se hubiera comprometido a no tomar ninguna medida por medio de DNU. El Frente de Izquierda tiene toda una serie de proyectos para que la crisis no la paguen los trabajadores: salario mínimo igual a la canasta familiar; actualización de salarios mensual de acuerdo a la inflación; prohibición de despidos por veinticuatro meses; terminar con todas las formas de precarización laboral; bono especial de fin de año para compensar los aumentos siderales del último mes; eliminación del impuesto a las ganancias para los trabajadores bajo convenio; 82 % móvil a todos los jubilados, no solo para la mínima. También hemos presentado un proyecto de emergencia contra la violencia de género y somos firmantes e impulsores del proyecto de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo, para terminar con la muerte de trescientas mujeres al año por abortos clandestinos. Ahí están estos proyectos de urgencia en defensa de los trabajadores y de los derechos de las mujeres para ser apoyados por todo el que lo desee.

Lo cierto es que el nuevo Gobierno y el Frente de Izquierda expresamos dos visiones políticas antagónicas, que responden a intereses sociales contrapuestos. Como lo expresa con claridad su gabinete, compuesto en su casi totalidad por gerentes, exgerentes (la mayoría de empresas multinacionales) y empresarios que representan los intereses de los “dueño del país”, el poder económico. A ellos se han venido enfrentando mis compañeros en sus lugares de trabajo. Gustavo Lopetegui, CEO de Lan, designado como secretario de la Jefatura de Gabinete, ha sido responsable de perseguir sindicalmente a los delegados de APA de esa empresa. La CEO de General Motors, Isela Constantini, designada al frente de Aerolíneas Argentinas, fue responsable de violar todo tipo de derechos sindicales en esa empresa multinacional. Susana Malcorra, ministra de Relaciones Exteriores, cuando fue CEO de Telecom a poco de la privatización de ENTEL amenazaba a los trabajadores con el despido si no aceptaban rebaja salarial. Juan José Aranguren, CEO de Shell, despidió sin causa a trabajadores por su militancia de izquierda y por reclamar derechos laborales y sindicales, en un acto tan escandaloso que estos cuentan con fallos de reinstalación en sus puestos por la Justicia laboral, en algunos casos desacatados por la empresa. En el sector agrario, ha puesto como ministro de Agricultura de la Nación a un representante de las grandes patronales agrarias, un defensor del “modelo sojero” y de propietarios que tienen al 75 % de los trabajadores del sector en la más absoluta informalidad. Y en la provincia de Buenos Aires directamente a un gerente de Monsanto, empresa que está acusada por crímenes contra la población por la utilización de agrotóxicos. Su gabinete económico está compuesto por exgerentes de la banca internacional, como Alfonso Prat Gay, que lo fue del JP Morgan, o Luis Caputo del Deutsche Bank. Banca que en estos años ha tenido tasas de rentabilidad solo similares a las que se obtienen en paraísos fiscales y que ha sido responsable de la fuga ilegal de capitales, como se mostró en el caso del HSBC. Al frente de la Agencia Federal de Inteligencia ha designado a un hombre que dicen que es “de la mayor confianza” presidencial, pero se dedica nada más y nada menos que a la compra-venta de jugadores de fútbol en el mercado internacional, una de las actividades más caracterizadas por el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y otros “negocios” por el estilo. Y como segunda a quien fue fiadora de Carlos Menem en la causa por tenencia de cuentas ilegales en Suiza…
Por ello lo que eufemísticamente usted llama un gabinete de “técnicos” es en realidad un gabinete de guerra del capital contra el trabajo, al servicio de una política para que la crisis la paguen los trabajadores vía devaluación, tarifazos, quita de retenciones a las patronales agrarias, pago a los fondos buitre y nuevo ciclo de endeudamiento externo. Una política que vienen exigiendo las patronales y que también se aprestaba a implementar Daniel Scioli, como dijimos en la campaña electoral.
Usted dice que no va a tolerar la corrupción. Pero nada dice de los actos corruptos que más han costado al pueblo argentino en su conjunto. Me estoy refiriendo a las maniobras ilegales por las cuales se estatizaron de la mano de Domingo Cavallo las deudas privadas de los grupos económicos, entre ellos el grupo perteneciente a su padre, por una cifra para el conjunto de los grupos de veintitrés mil millones de dólares. Esas maniobras, que provocaron una hipoteca sobre la economía nacional que hoy seguimos pagando, están consignadas en el histórico fallo del juez Ballesteros respecto de la deuda externa. Esos mismos grupos económicos orquestaron en nuestro país el genocidio durante la dictadura militar, donde en las principales empresas del país había campos de concentración donde se torturaba y desaparecía a trabajadores. Le recuerdo que el bloque del PRO fue el único que se opuso a la creación en el Congreso para conformar una Comisión Bicameral que investigue estos crímenes por parte del poder económico durante la dictadura.

Parte de ese poder económico son los grandes propietarios agrarios. Solo cuatro mil son propietarios de la mitad de las tierras que se utilizan en el país para agricultura y ganadería. Muchos de ellos (los cinco que más poseen tienen un territorio igual al de Bélgica) obtuvieron esas tierras gracias al genocidio de los pueblos originarios y hoy se llenan los bolsillos en sociedad con Monsanto y las grandes exportadoras, con el uso indiscriminado de agrotóxicos que afecta a las poblaciones rurales y el avance del “modelo sojero” sobre las tierras de los agricultores familiares, como ocurre en numerosas provincias. Obteniendo recursos que en su mayoría van a parar a la fuga de capitales (cien mil millones de dólares fugados solo bajo los Gobiernos kirchneristas de unos cuatrocientos mil millones que se estiman hay depositados en el exterior por parte de argentinos, la mayoría en paraísos fiscales), la especulación inmobiliaria y financiera o el consumo suntuario, en vez de ser utilizados para salud, educación, vivienda para los sectores populares y obra pública. Y usted los premia con 84 mil millones de pesos que dejará de recaudar el Estado en concepto de retenciones. Al igual que lo vino haciendo el Frente para la Victoria, usted defiende la minería contaminante a cielo abierto, que ha provocado desastres como el de Barrick Gold en Jáchal. O la continuidad del sistema de privatizaciones en la luz y el gas que viene de los 90 y mantuvo el kirchnerismo, donde en lugar de nacionalizar esos recursos bajo gestión de sus trabajadores se propone aumentar las ganancias de esas empresas con tarifazos que pague el pueblo. En el área de los hidrocarburos, nombrando como dijimos al máximo gerente de Shell, es evidente que su política no pasa por nacionalizar el conjunto del gas y el petróleo para lograr el autoabastecimiento y que lo obtenido por la explotación de estos recursos no renovables vaya a satisfacer las necesidades populares en vez de las ganancias de las multinacionales. Empresas que en su conjunto durante los doce años de Gobiernos kirchneristas giraron en concepto de ganancias y utilidades al exterior nada más y nada menos que cuarenta mil millones de dólares.

La realidad es que, a pesar de su discurso, la izquierda y la derecha seguimos existiendo. El Frente de Izquierda expresa los intereses de los trabajadores y el conjunto de los oprimidos y lucha por sus demandas en el Congreso, pero sobre todo con el impulso a la movilización, que es la única forma de imponerlas. Su Gobierno, los de las grandes patronales, “las dueñas del país”, aunque oculta su identidad presentándose como un Gobierno de técnicos y gestores. A diferencia nuestra, no quiere llamar a las cosas por su nombre.

Nicolás del Caño, ex candidato presidencial del Frente de Izquierda
11 de diciembre de 2015

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