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NACIONAL

EL "CEPO" AL DÓLAR

Defendiendo privilegios

Comprometidos con el bienestar individual, los “caceroleros” manifestaron su pesar por el cepo cambiario.

Pablo Anino

20 de septiembre 2012

Defendiendo privilegios

Comprometidos con el bienestar individual, los “caceroleros” manifestaron su pesar por el cepo cambiario. El amor de los vecinos de los barrios ricos por el billete verde crece a medida que se acerca el verano y ven peligrar las vacaciones en Punta del Este y otros centros exclusivos. El reclamo en sus manos no niega que el gobierno ofrece generosamente dólares a los grandes capitalistas, mientras funcionarios millonarios los prohíben para operaciones menores de pequeños ahorristas y familias que buscan acceder a la vivienda.

Los dueños del dólar

El cepo dejó al desnudo las falsedades del relato K. El pago de deuda, las ganancias de las multinacionales por la alta extranjerización económica, las importaciones de insumos y maquinarias debido al atraso de la estructura productiva y la fuga de capitales, son una aspiradora de dólares. Las “cuevas” venden dólares al tipo de cambio paralelo al amparo de los bancos oficiales. CFK cínicamente anunció como “soberano” el pago de miles de millones de dólares del Bodem a los especuladores. Un 10% del presupuesto público se va en pago de intereses de deuda. El “desendeudamiento” que había liberado al país de onerosos pagos es una estafa. El saqueo es una práctica común de las megamineras, los bancos, las automotrices y los exportadores sojeros. Al decir de economistas no lejanos al gobierno, tienen “reticencia” inversora. Dicho llanamente, la “levantan con pala” y se la llevan afuera del país en dólares. El gobierno, más allá que los presiona para que posterguen envíos, les vende dólares sin cepo. En 2011 se fueron 10 mil millones de dólares por ganancias empresarias e intereses de deuda. A esto hay que sumarle la fuga: distintas fuentes estiman que entre 200 y 400 mil millones de dólares tienen las empresas y acaudalados individuos en el exterior.

“Caceroleros” al borde de un ataque de nervios

Los “caceroleros” no cuestionaron el saqueo de los “dueños del dólar”, sólo reclamaron su parte. El cepo se profundizó hasta impedir la compra de dólares en los bancos, con la excepción de autorizaciones a quienes viajan al exterior y tienen sus ingresos en blanco. La clase media alta así como usufructúa del trabajo en negro de empleadas domésticas, trabajadores textiles, de la construcción, entre muchos otros, también es adepta a eludir el pago de impuestos. Por eso está “conmovida”.

La ausencia de reglas claras para el otorgamiento de dólares hace aumentar la bronca. Es presumible que los amigos del poder los obtienen sin problemas como se vio con el intendente que se paseó por Disney. Los “caceroleros” se presentan como los que hacen oír los problemas de la “gente”. Pero la mayoría de los trabajadores carece de capacidad de ahorro porque los salarios apenas alcanzan para llegar a fin de mes. Hay asalariados medios a quienes la imposibilidad de acceder a comprar dólares les significa licuar sus moderados ahorros, a veces destinados a la compra de la vivienda. Lo mismo ocurre con pequeños comerciantes y productores que no explotan trabajo ajeno. Para ellos la dolarización de ahorros es una estrategia defensiva frente a la inflación y la expropiación de los depósitos que hicieron muchos gobiernos, como De la Rúa con el corralito. También para cubrirse de las devaluaciones típicas de la Argentina donde el ahorro de años se pierde en días. Incluso inmigrantes pobres se ven imposibilitados de enviar dinero a sus países de origen donde están sus familias.

A ese verdadero monopolio de los dólares que tiene un puñado de capitalistas con el beneplácito del gobierno, hay que oponer la nacionalización del comercio exterior y de la banca para centralizar todos los recursos y ofrecer créditos baratos a pequeños comerciantes y productores del campo y la ciudad que no exploten mano de obra; a los trabajadores asalariados y autónomos, en función de cubrir sus necesidades y facilitar el acceso a la vivienda a la mayoría del pueblo trabajador.

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