por Juan Róvere, dirigente del PTS y candidato a Intendente de San Miguel de Tucumán

Luego del importante resultado del kirchnerismo en Tucumán, donde obtuvo más del 65% de los votos, Alperovich seguramente repetirá en las próximas elecciones del 28 de agosto el resultado que, como viene sucediendo en gran parte del país, le dará continuidad al gobierno establecido, en este caso por tercera vez consecutiva. Durante los 8 años de su gobierno, Alperovich fue garante de negociados de todo tipo y color. Les garantizó a los empresarios del citrus tasa cero de impuestos, al igual que al resto del sector agrícola, miró para otro lado ante los más de 3 mil niños que trabajan a destajo en el campo y cedió créditos a los industriales azucareros a tasas imposibles de acceder para cualquier trabajador. Tanto para esos convenios como para cualquier intervención financiera del Estado provincial se celebraron acuerdos con el Banco Macro que, en los mismo años que lleva Alperovich de gobierno, se transformó en una de las firmas con más rentabilidad. ¿Algo más? Sí. Como buen comerciante, le garantizó a este sector la posibilidad de obtener mano de obra en negro, que supera el 50% y que cobra una miseria.

Pero Alperovich no es sólo un gran terrateniente con más de 15 mil hectáreas, o un comerciante que monopoliza gran parte de la venta de vehículos, es parte también del andamiaje del negociado de la obra pública.
Sólo 10 firmas concentran el grueso de la obra provincial y, entre ellas, están las de la familia Alperovich. Decimos negociado porque destina miles de millones de pesos y anuncia planes de vivienda faraónicos, pero al día de hoy deben reconocer que sólo tienen finalizadas poco más de mil viviendas.
A este ritmo, en 90 años, se resolverá el déficit habitacional que hoy ronda en 100 mil familias sin hogar o que viven en condición de hacinamiento. Todo esto ha hecho que Alperovich sea uno de los políticos más ricos del país, con una fortuna estimada en 900 millones de pesos. Qué mejor formula para un millonario que el ministro más rico del Gabinete Nacional, Manzur.

Para garantizar su continuidad Alperovich ha orquestado un sistema que incluye fuerte represión a quien cuestione este orden y un régimen político dominado por acoples de punteros y políticos que van desde los abogados y figurones del Bussismo como Cortalezzi, Brito y Canevaro, pasando por el reciente macrista Juri, hasta burócratas sindicales como Ramírez (ATSA), Rodríguez (ATE) o Bordonaro (STIA). El régimen de los acoples pretende minar los cuartos oscuros de boletas que, entre otros, puntos permite que todo el aparato junte votos para el gobernador. La oposición patronal se ha sumado sin chistar a la orquesta y la UCR presenta sus listas también con una varieté de acoples. Entre ellos se incluyen el del Partido Socialista, que hasta el domingo militó junto a Libres del Sur, por Binner y contra la UCR, y ahora van separados los primeros junto a radicales y los últimos con candidatos legislativos y ,“casualmente”, acríticos del gobierno. Oficialistas u opositores hablan todos el mismo lenguaje: beneficios para los empresarios, defensa de la gran propiedad privada, bajos salarios, trabajo en negro, infantil y tercerizado y por supuesto, Seguridad.

Frente a esto ha irrumpido en las elecciones del 14 de agosto el Frente de Izquierda y de los Trabajadores que, además de pasar con creces el piso proscriptivo, obtuvo en la Capital más del 3% de los votos, cifra que de repetirse podría significar una banca de lucha más a las ya logradas en Neuquén y Córdoba. Desde el PTS seguiremos con la gran campaña militante y daremos una gran batalla para defender los votos de la izquierda y los luchadores frente al sistema fraudulento de los acoples. Para esto llamamos nuevamente a todos nuestros simpatizantes y conocidos a colaborar en la fiscalización de la elección y a sumar votos al Frente.