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MOVIMIENTO OBRERO

Defendamos el salario

La inflación se aceleró en los últimos meses agudizando la pérdida de poder adquisitivo del salario. Ya está por encima del 40% para los alimentos. Las patronales aprovecharon la situación pos electoral para aumentar sustancialmente los precios.

Pablo Anino

12 de diciembre 2013

Defendamos el salario

La inflación se aceleró en los últimos meses agudizando la pérdida de poder adquisitivo del salario. Ya está por encima del 40% para los alimentos. Las patronales aprovecharon la situación pos electoral para aumentar sustancialmente los precios. A pesar del programa “mirar para cuidar” los empresarios ya habían practicado estafas varias a los acuerdos de precios de Moreno. El gobierno dejó correr. La función de ese acuerdo era poner un tope a las paritarias. El proceso inflacionario en curso está inscripto en la política económica kirchnerista. Incluso, en los últimos meses fue fogoneado con la autorización gubernamental para que se subieran los precios de los combustibles. Como resulta evidente, su uso difundido en muchas ramas transmite el aumento al resto de la economía. El macrismo también prestó su servicio con el incremento del pasaje del subte. Y el ritmo de devaluación, acelerado en el último mes, también alimenta aún más la inflación, que es solo un indicador (tal vez el mas importante) del desorden económico imperante. La pérdida de las reservas, el déficit fiscal, la crisis energética y del transporte, el bajo crecimiento económico de este año, con estancamiento en la industria, y un escenario aún más sombrío para 2014, dan un panorama más completo del “fin de ciclo” que transita el “modelo”.

Carestía para los trabajadores

La gran mayoría de la clase trabajadora está cada vez más lejos de alcanzar el valor de la canasta familiar que supera holgadamente los $8.000. Incluso, esa canasta familiar, es una medida mínima de lo que necesita una familia para llegar a fin de mes. Este panorama estructural de carestía de la vida se viene agravando con el salto inflacionario. En 2013, el promedio del aumento logrado en paritarias fue 24%. No solo está debajo de la inflación, sino que en muchos casos se aplicó en cuotas que diluyen su efecto. Mucho peor es la situación para el 35% de los trabajadores en negro. La precariedad no sólo es laboral, sino que se extiende al conjunto de la vida: transporte, vivienda, salud y educación.

Buenos negocios para los empresarios

El panorama opuesto vive la clase empresaria. La reapertura del canje para los buitres especuladores, el acuerdo entreguista con Chevron y la capitulación a la Corona Española, con el pacto para indemnizar a la Repsol en agradecimiento por la expoliación de los recursos petroleros, fueron todos buenos motivos para el festejo en la Bolsa de Buenos Aires.

Pero los récords de ganancias bursátiles alcanzados este año no son suficientes para la clase capitalista que aumenta los precios, invierte escasamente y fuga capitales. También quieren una mayor devaluación del peso. Es lo que reclaman cuando se quejan de la falta de “competitividad”. Buscan otro zarpazo al salario como el que hizo Eduardo Duhalde. El kirchnerismo les cede con una devaluación, por ahora en cuotas, que se aceleró y podría alcanzar al 30% en el año. Esta concesión del gobierno también le echa fuego a la inflación por el impacto que tiene encareciendo los productos importados. Pese a la acusación lanzada por Jorge Capitanich contra Paolo Rocca del Grupo Techint por sus prácticas “oligopólicas y monopólicas”, en Argentina las patronales se la siguen “llevando en pala”.

Una agenda obrera

Luego de años de patoteadas a las trabajadoras y trabajadores del Indec que valientemente denunciaron la manipulación de las estadísticas, el gobierno se apresta a lanzar un nuevo índice de precios. La metodología cuenta con el visto bueno del denostado FMI. Pero este cambio, todo sugiere, lo harán sin reconocer la denuncia de los trabajadores que dio lugar para que todos los empresarios y consultores lucraran con el descontrol de las estadísticas. Es un paso más en la vuelta a los “mercados” y al endeudamiento que ya se inició con el Banco Mundial.
En una aparente paradoja del destino el ministro de Economía “marxista” llegó para aplicar el ajuste contra los trabajadores. No sólo el que cotidianamente ejerce la inflación, sino el que se prepara con aumentos de tarifas de los servicios públicos y techos para las paritarias. También, financiando el déficit del presupuesto, que se explica básicamente por el enorme esfuerzo de pagar la deuda y subsidiar ganancias empresarias, con transferencias del Banco Central (lo que alimenta aún más la inflación) y con recursos de ANSES (en detrimento del 82% móvil y de las jubilaciones futuras).

Luchemos por una agenda obrera que plantee la exigencia de un plus de fin de año o el doble aguinaldo, la reapertura de paritarias libres y sin techo para establecer aumentos salariales automáticos en función de la verdadera inflación y un salario mínimo igual a la canasta familiar. Estos reclamos deben contemplar a todos los trabajadores, ocupados y desocupados. También hay que exigir 82% móvil para los jubilados y aumento de la asignación universal por hijo. Que las empresas abran sus libros contables para que se expongan sus enormes márgenes de ganancias. Comités obreros para el control de precios. Rechacemos la usuaria deuda externa. Basta de precarización, abajo el impuesto al salario y los tarifazos.

Prensa

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