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Debates en la izquierda: Izquierda Socialista y la LIT: ¿Amotinamiento policial o lucha popular?

PTS

7 de octubre 2010

Un sector de organizaciones de izquierda, entre ellos el Partido Comunista Marxista Leninista de Ecuador (PCMLE), de orientación maoísta, ensalza escandalosamente el motín como “parte de las luchas sociales” poniéndose a la sombra de una expresión de lo más reaccionario del régimen (es llamativo que hasta ahora el PCR argentino no se haya pronunciado).

Lamentablemente, no sólo corrientes estalinistas como el PCMLE sino algunas organizaciones que se reclaman trotskistas consideran al movimiento policial como una protesta popular más, contra el ajuste de Correa. Este es el caso de la Liga Internacional de Trabajadores (LIT, cuya principal organización nacional es el PSTU de Brasil) y de Izquierda Socialista de Argentina. Mientras la LIT en su declaración del 4/10, bajo el subtítulo “Una protesta contra los ataques de Correa a los trabajadores públicos” manifiesta que el motín policial “(...) es una expresión distorsionada del descontento popular, que se da por la imposición de leyes que recortan derechos a los trabajadores y también a la policía”, Izquierda Socialista se refiere abiertamente a la asonada de la policía como “una rebelión contra el ajuste”. Esta política no es una novedad sino que forma parte de la tradición de estas corrientes que consideran a la policía como “trabajadores en uniforme” y pugnan por una reforma democrática de esta fuerza de seguridad. Así, en distintos momentos estas corrientes apoyaron las huelgas policiales: por ejemplo, en 1999, la corriente a la que pertenecía Izquierda Socialista apoyó el reclamo de la policía de Mendoza, y el PSTU hizo lo propio con la asesina policía brasilera.

Al considerar la sublevación policial en Ecuador como “expresión distorsionada” o directamente parte de las luchas populares, estas corrientes olvidan no sólo el carácter reaccionario del movimiento en concreto, sino también el de la policía como institución represiva del Estado burgués. En los últimos años la policía ecuatoriana, una institución profundamente reaccionaria y antipopular, cuestionada por desapariciones, asesinatos y otras violaciones a los DD.HH., ha venido ganando poder e influencia, fortalecida por los convenios con agencias imperialistas como el FBI y la DEA. Correa no sólo respetó estos acuerdos sino que recurrió ampliamente a la policía para reprimir manifestaciones docentes, estudiantiles y de otros sectores de trabajadores y el pueblo, pese a lo cual la policía creyó que podía hacer pesar esa fuerza y se le insubordinó. La policía no es un conjunto de “trabajadores de uniforme” provenientes del pueblo humilde, sino un cuerpo jerárquico y disciplinado al servicio de la represión y del orden de explotación como parte del Estado burgués, aunque en sus filas ingresen miembros provenientes de los sectores empobrecidos de la sociedad. Apoyar el reaccionario movimiento por sus prebendas es apoyar su fortalecimiento al servicio de tan “alta misión”, incluida la represión a las futuras protestas sociales contra las medidas de Correa. Lejos de esta claudicante política, los revolucionarios debemos luchar por la disolución de la policía y de todos los organismos represivos del estado capitalista y reivindicar la autodefensa obrera y popular.

Por una política obrera independiente

Ante el amotinamiento policial, la gran mayoría de las organizaciones de izquierda del continente se ubicaron en uno de los dos campos burgueses en pugna: el del gobierno de Correa con su discurso progresista, o el opositor, a través de su apoyo al motín policial.

Los socialistas revolucionarios creemos que es una impostura hacer creer que no hay otra vía que sumarse políticamente al “mal menor” o el “campo progresista” de la burguesía. Es necesario levantar una posición obrera independiente que permita enfrentar a la reacción y al imperialismo consecuentemente y con los métodos de la movilización, lo que requiere tener las manos libres frente a los “progresistas”.

Nos pronunciamos contra el motín, pero no apoyamos a Correa y sus medidas. Si hubiera verdaderamente un golpe de estado en marcha, llamaríamos a enfrentarlo con el programa y los métodos de los trabajadores, sin dar el menor apoyo político al gobierno, sin dejar de alertar sobre su carácter y denunciar su política, y llamando a mantener la más completa independencia política del movimiento obrero
y popular.

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