por Victoria Moyano - hija de Desaparecidos, CeProDH.

La represion del día 25 de septiembre contó con testigos dentro de la fábrica Kraft como el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires y en un hecho insólito, incluso a la propia Secretaria de Derechos Humanos de la Provincia con Sara Cobacho como Secretaria en persona.

“Para evitar que hubieran muertos”, es lo que explican desde la Secretaría; es decir, el triste rol que decidieron cumplir es “contener” a la Bonaerense y que la brutal represión que debieron sufrir los trabajadores y aquellos que nos solidarizamos con la lucha por defender sus puestos de trabajo no provocara un nuevo Kosteki y Santillán. Triste papel el que les toca jugar.

Mientras los abogados y los organismos de DD.HH. recorríamos juzgados, Fiscalía, etc. para ver el estado de la causa y si se venía el desalojo, ya la represión se estaba planificando entre Scioli y Aníbal Fernández, con los “defensores de los derechos humanos” como cómplices dentro de la fábrica Terrabusi desde las 10 de la mañana.

Esa fábrica se convertiría luego de la represión en un Centro de Detención, donde nuevamente los abogados y los organismos no podíamos acceder ni al listado pasa saber quiénes se encontraban los detenidos y mucho menos verlos.

“Quedate tranquila” -me dijo Sara-... “que estamos nosotros adentro”, mientras no podíamos dejar de pensar que la Bonaerense cuenta con 9.000 efectivos de la dictadura que continúan en funciones, y el récord de casos de gatillo fácil, para no hablar de su responsabilidad en casos de secuestros extorsivos y desapariciones como la del joven Luciano Arruga.

Sara Cobacho supo hacer declaraciones recordando cuando “el obrero fue considerado justamente eso, un hombre con derechos y dignidad”. Luego se convirtió en funcionaria del Gobierno de Scioli y estas palabras se las llevó el viento.

No podemos permitir que el Estado hable en nombre de los Derechos Humanos cuando ha permitido la impunidad de estos más de 30 años, hace tres años que desapareció Julio López por atestiguar contra el “jefe” Etchecolatz y permiten métodos de la dictadura contra los trabajadores que salen a luchar.