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INTERNACIONAL

Cuba y EE.UU. negocian oficialmente en La Habana

En el marco de los históricos acuerdos anunciados en simultáneo el 17 de diciembre por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro para restablecer relaciones diplomáticas, este 21 y 22 de enero se realizaron en La Habana las primeras reuniones oficiales de alto nivel entre ambos gobiernos.

Diego Dalai

23 de enero 2015

Cuba y EE.UU. negocian oficialmente en La Habana

En el marco de los históricos acuerdos anunciados en simultáneo el 17 de diciembre por los presidentes Barack Obama y Raúl Castro para restablecer relaciones diplomáticas, este 21 y 22 de enero se realizaron en La Habana las primeras reuniones oficiales de alto nivel entre ambos gobiernos. De avanzar las negociaciones, eventualmente podría llegar a su fin el criminal bloqueo económico que el imperialismo norteamericano mantiene sobre la isla desde 1962 y que Obama ha calificado de “ineficaz y caduco”. Pero este giro histórico de la Casa Blanca en su política hacia Cuba mantiene inconmovible el objetivo estratégico de destruir las conquistas sociales de la revolución cubana e imponer nuevamente la dominación económica y política sobre el país como era antes de la revolución de 1959. En el marco de la política aperturista y pro mercado que impulsa el gobierno de Raúl Castro, estos acuerdos y negociaciones podrían abrir las puertas a EEUU para tomar parte en el proceso de restauración capitalista.

Una alta delegación del gobierno norteamericano encabezada por la subsecretaria de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Roberta Jacobson, y su contraparte cubana encabezada por Josefina Vidal, directora general para EEUU del Ministerio de Relaciones Exteriores, se reunieron en La Habana (a puertas cerradas) en las primeras negociaciones oficiales de alto nivel desde fines de los años ‘70. Los temas que se trataron, según anunciaron, estuvieron centrados en la cuestión migratoria y la apertura de embajadas en ambos países entre otros, aunque también se habla de conversaciones sobre derechos humanos y el eventual levantamiento del bloqueo aunque este debería contar con el aval del Congreso norteamericano.

Según las declaraciones de los voceros de ambas partes, las reuniones mantenidas han sido “positivas” y se desarrollaron en un clima “distendido”. Sin embargo no se anunció ningún nuevo acuerdo de importancia y, por el contrario, parecen mantenerse las posiciones históricas de cada parte. Sobre la cuestión migratoria, EEUU ratificó la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano y su política de “pies secos y pies mojados” que otorga asilo automático a los inmigrantes cubanos que pisen suelo norteamericano. Por su parte, Cuba mantuvo su denuncia a esta política que fomenta la inmigración ilegal y exigió que se otorguen las visas permanentes y temporales pactadas en acuerdos previos.

Sobre los derechos humanos, Cuba negó que se haya tratado el tema mientras que el Secretario de Estado John Kerry había declarado previamente que es “una de las cosas de las que queremos hablar, eso es muy importante para nosotros”. De esta manera se ve que habrá por delante un intrincado camino en la normalización de las relaciones, sin contar temas aún más complejos como la devolución de la Base estadounidense en Guantánamo o las propiedades norteamericanas y de capitalistas cubanos exiliados que fueron expropiadas tras la revolución. Esta última es una exigencia histórica del exilio de Miami que el gobierno norteamericano toma y espera conseguir en la mesa de negociación para “normalizar” las relaciones con Cuba.

No obstante, estas reuniones son un parteaguas en la relación entre ambos países y están precedidas por los acuerdos anunciados el 17 de diciembre que fueron negociados durante más de un año con la mediación del Vaticano y el apoyo de Canadá país imperialista que tiene grandes negocios en Cuba. Esos acuerdos fueron aplaudidos, además, por los gobiernos europeos y sus homólogos “progresistas” de América latina. En las últimas semanas ya hubo varios avances implementados, como la liberación de 53 presos políticos que exigía EEUU y la flexibilización de ciertas restricciones para el comercio y los envíos de dinero a familiares.

Los verdaderos objetivos tras los acuerdos

Con este cambio histórico en la política hacia Cuba, Obama reconoce el fracaso de la estrategia de hostilidad para forzar un “cambio de régimen” a través del ahogo económico e intento de desestabilización que mantuvo EEUU desde 1961. Las presiones a favor de un cambio de orientación, tanto internas, de distintos sectores políticos y empresariales, e internacionales con nuevas resoluciones de la ONU contra el bloqueo o el acercamiento que viene operando aunque lentamente la Unión Europea, vienen en aumento desde hace años. Incluso entre la comunidad cubana en Miami y La Florida, las encuestas marcan una mayoría favorable a restablecer relaciones diplomáticas y comerciales.

Pero este cambio de política de la Casa Blanca tiene el objetivo de aumentar la injerencia yanqui en el proceso de restauración capitalista en la isla que viene impulsando el gobierno de Raúl Castro en especial desde 2011 con la implementación de los Lineamientos de la Política Económica y Social. Varios países imperialistas como Canadá o España mantienen ya desde los años ‘90 importantes negocios en cuba especialmente en minería y turismo. En los últimos años China, Rusia y Brasil están haciendo grandes inversiones como las brasileras en el nuevo Puerto del Mariel. El propio EEUU, aun a pesar del bloqueo, es un importante socio comercial de Cuba en el rubro alimenticio (la isla importa casi un 80% de los alimentos que consume).

Además, este giro que da la Administración Obama intenta recuperar el terreno perdido por el imperialismo norteamericano en América latina en la última década y recuperar autoridad. Aunque algunos representantes del lobbie anticubano como el senador republicano por La Florida, Marco Rubio, mantienen su presión por una política intransigente hacia el gobierno cubano, gran parte del stablishment norteamericano está a favor de un acercamiento político y la apertura de negociaciones.

Como planteamos en la Declaración política de nuestra corriente internacional luego del anuncio de los acuerdos, tanto el imperialismo como el exilio cubano “no renuncian a la restauración capitalista (…) gana fuerza el replanteo de la política norteamericana hacia Cuba, reanudando relaciones diplomáticas y, eventualmente, avanzando hacia un levantamiento del bloqueo, pero para hacer más efectiva la injerencia económica y diplomática y fortalecer las fuerzas ‘aperturistas’ dentro de Cuba, con los mismos objetivos de siempre: lograr la plena restauración capitalista.”

Este giro norteamericano no puede entenderse sino en el marco de las reformas pro capitalistas y de ataque a las conquistas sociales que viene imponiendo el gobierno de Raúl en los últimos años en el camino de su estrategia de avanzar hacia el “modelo chino o vietnamita” donde la burocracia de los partidos comunistas se mantuvo en el poder al mismo tiempo que restauró la economía capitalista.

Los gobiernos “progresistas” de América latina que todos estos años garantizaron los negocios de los grandes capitalistas nacionales y extranjeros en nuestros países, saludaron los acuerdos Washington-La Habana y tratan de mostrarlos como un “triunfo de Cuba” sobre EEUU. Lamentablemente sectores de la izquierda como el PO se han puesto a la cola de esta postura que embellece lo que son nuevos pasos en el avance de la restauración capitalista.

Como planteamos en nuestra declaración, “Los que defendemos consecuentemente las conquistas de la revolución cubana de 1959, debemos alertar claramente los peligros que encarna la nueva política cubana de Barack Obama y llamar a no confiar en el gobierno de Raúl Castro y sus planes (…) Defendemos el derecho de Cuba a mantener relaciones diplomáticas normales con todos los países, pero criticamos que sean presentadas embelleciendo al gobierno de Obama y al rol “mediador” del Papa. Exigimos del gobierno de Estados Unidos la finalización inmediata y sin condiciones del criminal bloqueo económico y la devolución de Guantánamo, enclave colonialista en territorio cubano. Nos oponemos al plan de reformas restauracionistas y de ajuste que viene implementando el gobierno de Raúl Castro con el aval de Fidel. Reclamamos plena libertad de organización sindical y política para la clase obrera y para las corrientes políticas que defienden las conquistas de la revolución y se oponen al imperialismo.”

Sólo los trabajadores y el pueblo cubano, a través de la movilización y auto organización pueden dar una salida progresiva echando a la burocracia gobernante y acabando con todos sus privilegios y prebendas. Revisando todas las medidas económicas en función de los intereses populares y de defender las conquistas sociales de la revolución. Acabando con el reaccionario régimen de partido único que impide la acción independiente de las masas y ligando los destinos de la revolución cubana a la movilización de sus hermanos de clase en toda América latina y en el propio EEUU. En este camino será indispensable poner en pié en Cuba un partido marxista revolucionario e internacionalista.

Lee la Declaración política de la Fracción Trotskista- Cuarta Internacional ante la apertura de relaciones entre Estados Unidos y Cuba en www.ft-ci.org

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