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Internacionales

Cuatro preguntas sobre el proyecto de Chavez

15 de marzo 2007

1 ¿Cómo es la distribución del ingreso nacional en Venezuela?

La realidad es que la pobreza sigue golpeando a casi el 40% de la población de Venezuela, ni más ni menos que el porcentaje promedio de pobreza del conjunto de los países de América Latina y el Caribe. La desocupación afecta al 10,5% de los trabajadores, más de un millón de venezolanos, y en la juventud alcanza hasta un 23%.
Esto sucede no porque Venezuela atraviese una crisis económica, sino todo lo contrario. La economía venezolana creció fuertemente en los últimos tres años y cuenta con una reserva fiscal de más 35.000 millones de dólares, la más alta de su historia, gracias al precio del petróleo que exporta y que el año pasado llegó hasta casi 60 dólares el barril. Lo notable es que en 2002 los salarios de los trabajadores significaban un 33% del ingreso nacional, y en 2005 cayeron al 25%. En cambio, la renta de los empresarios subió del 38% al 49% del total del ingreso nacional. Es decir, que en la Venezuela de Chávez hubo en los últimos tres a cuatro años, una distribución regresiva del ingreso nacional. Los empresarios pasaron de un tercio, a llevarse la mitad de la torta, y millones de trabajadores se llevan sólo un cuarto. Es una torta más grande, pero la parte del león del crecimiento fue a los bolsillos de los explotadores.
En especial fueron favorecidos los empresarios de capital extranjero, predominantemente norteamericanos. Y en segundo lugar, una patronal ligada a los negocios que realiza el Estado y sus empresas "mixtas" con ese capital extranjero, un socio menor, un empresariado chavista. Este es el secreto de la "reconstrucción de la burguesía nacional" fomentada a costa de los trabajadores.
La única distribución progresiva del ingreso se realizó principalmente a través de las llamadas Misiones, grandes planes asistenciales del Estado que han mitigado la pobreza sin eliminarla, pero no a través de una política de salarios y empleo favorable a los trabajadores que sufren los males crónicos del capitalismo, el desempleo y la carestía de la vida que es grave en Venezuela con un 17% de inflación, el índice más alto del continente.
El programa del verdadero socialismo es el inverso: la escala móvil de los salarios y horas de trabajo. La escala móvil de salario significa que los contratos colectivos de trabajo deben asegurar el aumento automático de los salarios correlativamente con la elevación del precio de los artículos de consumo. Y la escala móvil de las horas de trabajo significa que el trabajo existente es repartido entre todas las manos disponibles y es así como se determina la duración de la semana de trabajo, mientras el salario, con un mínimo estrictamente asegurado, sigue el movimiento de los precios.

2 ¿Qué hace Chávez con el petróleo y los resortes estratégicos de la economía?

El proyecto de Chávez se basa en las empresas mixtas, asociaciones entre el Estado y el capital extranjero que sigue predominando en Venezuela. Lo que hace poco se presentó como "nacionalizaciones", fueron, en realidad, la compra a precio de mercado de las acciones de las empresas norteamericanas que hace años vienen usufructuando la telefonía y la electricidad, para lo cual Chávez desembolsó 1500 millones de dólares. Si esas acciones de las empresas imperialistas caen con la crisis que atraviesan las Bolsas de Valores de todo el mundo, entonces Venezuela compartirá las pérdidas. Las pérdidas son lo único que se "socializa" en el capitalismo.
Lejos del nacionalismo burgués del Siglo XX, como el del Gral. Cárdenas en México que expropió 17 compañías extranjeras en el año ‘38 con resarcimientos prácticamente simbólicos y que generaran la enemistad de Inglaterra y otras potencias, Chávez no ha recibido más que elogios de los gerentes del capital extranjero. La formación de empresas mixtas ha significado que las grandes petroleras internacionales como Shell o Chevron-Texaco han quedado como dueñas del 49% del petróleo y de las instalaciones de los yacimientos y campos donde ya venían operando en convenios con la petrolera estatal PDVSA. El propio gerente de la Shell en Venezuela, Sean Rooney, dijo apoyando la creación de empresas mixtas: "estar como socio es muy diferente a estar prestando un servicio".
Por su parte, la participación del Estado venezolano en las empresas estratégicas no es identificable a una mejora para la clase trabajadora y el pueblo pobre, sino que está en función de abrir nuevos y grandes negocios. De allí las relaciones de Chávez con el Ministro De Vido y sus capitalistas amigos de la construcción para obras en Venezuela, o los negocios del "empresariado argentino" que van de los grandes como Paolo Roca de Techint hasta los pequeños piratas como Sergio Taselli, el empresario kirchnerista privatizador de Río Turbio y responsable de la tragedia minera, que planea vender ascensores argentinos para hospitales de Venezuela. ¿Esta es la "unión latinoamericana"?
Contra la alianza entre el capital extranjero y nativo que propician las "empresas mixtas" de Chávez, los trabajadores necesitan de la expropiación sin pago y bajo control obrero de los recursos nacionales. Recientemente, una importante marcha de miles de trabajadores en Caracas señaló esta perspectiva reclamando "nacionalizaciones sin pago". Sobre la base de la expropiación, la administración obrera directa de la industria del petróleo y de los principales resortes de la economía permitiría destinar todo lo necesario para cubrir las demandas vitales de millones de trabajadores, campesinos y pobres, y significaría, esto sí, una verdadera escuela de planificación socialista. Por el contrario, el proyecto de la "revolución bolivariana" de Chávez es, en realidad, el de conservar una estructura capitalista semicolonial, causante de la enorme desigualdad social que subsiste en Venezuela.

3 ¿Qué herramienta política propone Chávez?

Chávez propone a los trabajadores compartir un mismo partido con la burguesía nacional, con el agravante de que mientras esa burguesía obtiene sus dividendos como socia menor del capital extranjero, la clase obrera no obtiene nada asociándose a ella. Por el contrario, un partido común con "los empresarios nacionalistas" como los llama Chávez, significa anular la independencia y las energías de la única fuerza social capaz de oponerse consecuentemente al imperialismo, los más de 10 millones de trabajadores venezolanos. Son éstos los que junto al pueblo pobre constituyeron el verdadero ejército que con la movilización en las calles derrotó el intento de golpe que impulsó en abril de 2002 el capital extranjero y la reacción de los ricos de Venezuela. La necesidad de la independencia de los trabajadores del proyecto de Chávez se desprende, una vez más, de la propia experiencia: sólo un partido propio de la clase trabajadora que dirija al conjunto del pueblo pobre de la ciudad y el campo puede terminar con las amenazas golpistas de los que hoy permanecen agazapados y aprovechando el momento de bonanza económica para hacer sus negocios. Ni bien la crisis del capitalismo que se preanuncia en la crisis de las Bolsas golpee a Venezuela, la contrarrevolución levantará la cabeza nuevamente. Un partido independiente de los trabajadores movilizará todas las fuerzas para derrotar definitivamente la reacción golpista por sus propios métodos, creando milicias obreras, ocupando las fábricas y empresas y estableciendo allí el control obrero, promoviendo en alianza con los campesinos pobres la toma de tierras a los latifundistas. Es decir, le cortará la yugular que alimenta las fuerzas materiales de la reacción: su propiedad sobre los grandes medios de producción.
Por el contrario, el proyecto de Chávez es conciliar con la reacción mientras busca disciplinar a la clase obrera y todas sus tendencias en un partido único junto al empresariado nacional que se da en llamar, contra toda seriedad; Partido "Socialista" Unificado de Venezuela (PSUV).
No tan solo para Venezuela sino para todo el continente es una necesidad de los trabajadores conquistar su independencia política como clase, sus propios partidos, absolutamente delimitados de las burguesías latinoamericanas. Poner en pie poderosas herramientas políticas que liberen la fuerza de la clase más numerosa y productiva de la sociedad, y en las que luchamos por un programa revolucionario en el camino del poder obrero, para superar experiencias como la del PT de Brasil que surgió en los años ‘80 con un programa de reformas y terminó siendo, con Lula en el poder, un dócil instrumento del capitalismo.

4 ¿"Socialismo" con empresarios?

Hugo Chávez ha dicho que su proyecto se define como "el Socialismo del Siglo XXI". "El socialismo –dice Chávez– es la vía porque el capitalismo, que está en crisis, es un modo de control social. Es una dictadura de las elites: una minoría se eleva económicamente y una mayoría se empobrece. Si hay democracia se impone la mayoría pobre, excluida, que va a pedir sus derechos. Ahí las elites poderosas se van a oponer incluso violentamente. Por eso el capitalismo y la democracia no pueden marchar juntos. Pero así como no queremos la dictadura del capitalismo tampoco queremos la dictadura del proletariado que decía Marx. Queremos democracia, socialismo".
Lo cierto es que la democracia venezolana -donde se suceden elecciones en las que "la mayoría pobre" vota recurrentemente a Chávez pero en la que efectivamente el que decide es el presidente que concentra "poderes especiales"- no ha servido para que estas mayorías cambien cualitativamente su situación en 8 años de "revolución bolivariana", ni aun tampoco en los últimos tres años de crecimiento económico. No pasa sólo en Venezuela sino en todos los países semicoloniales del continente. El régimen capitalista no produce pobreza porque sea antagónico con que haya elecciones, sino porque una clase minoritaria se apropia de la riqueza social. Esta es la verdadera "dictadura" que impera en América Latina; opuesta a la de Marx en la que las mayorías ejercerían su "dictadura" sobre la minoría explotadora -por ello es cualitativamente más democrática- y en el que las masas se dotan de sus propios órganos de autogobierno como la Comuna de París o los soviets de la Revolución Rusa.
En cambio, este "socialismo" de Chávez niega la necesidad de la abolición de la propiedad privada de los grandes medios de producción y de cambio; y por lo tanto, de una serie de revoluciones triunfantes en la región que terminen con la dominación y la explotación del capital imperialista y las burguesías nativas.
Un "socialismo con empresarios", vale decir con explotadores, es la negación del socialismo. Sólo un gobierno obrero y campesino, basado en organismos de democracia directa con libertad para todas las tendencias obreras y revolucionarias, es el único que puede iniciar la verdadera perspectiva del socialismo; y no el "partido único" del "socialismo con empresarios" que esgrime Hugo Chávez. Los aliados de los trabajadores no pueden ser estos gobiernos actuales a los que Chávez llama a encabezar la "unión latinoamericana". Es la poderosa clase obrera del continente junto a los campesinos pobres y las masas los que pueden mediante sus propios gobiernos encaminarse hacia una genuina unidad en una Federación de Repúblicas Socialistas de América Latina que supere las fronteras impuestas por los capitalistas nacionales y el imperialismo. El socialismo es el proyecto histórico de los explotados porque se basa justamente en liquidar toda explotación.

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