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(Nota exclusiva en internet)

¿Cuál es el rol del Banco Central?

Los bancos centrales son una institución clave del sistema capitalista. Administran la emisión monetaria, definiendo el valor de la moneda, que es fundamental en el ritmo de la actividad económica. También garantizan la estabilidad del sistema financiero, que implica un grado cada vez mayor de complejidad por los mecanismos e instituciones implicados. A la vez, los bancos centrales a través del tipo de cambio y la tasa de interés actúan en la competencia entre estados capitalistas regulando la exportación de mercancías y capitales y definiendo políticas de crédito.

Pablo Anino

21 de enero 2010

Los bancos centrales son una institución clave del sistema capitalista. Administran la emisión monetaria, definiendo el valor de la moneda, que es fundamental en el ritmo de la actividad económica. También garantizan la estabilidad del sistema financiero, que implica un grado cada vez mayor de complejidad por los mecanismos e instituciones implicados. A la vez, los bancos centrales a través del tipo de cambio y la tasa de interés actúan en la competencia entre estados capitalistas regulando la exportación de mercancías y capitales y definiendo políticas de crédito.

Claro que en un país como Argentina el Banco Central es un mero administrador de la situación de dependencia del capital imperialista y de la integración subordinada como apéndice agroexportador en la división mundial del trabajo. La fragilidad de la economía nacional lleva a crisis recurrentes, cesación de pagos de la deuda, entradas y salidas abruptas de capitales. Producto de esto el valor de la moneda es altamente inestable y no puede actuar como “reserva de valor”: nadie ahorra en pesos. Se buscan dólares, euros y otras mercancías como joyas, oro, o incluso autos y viviendas. Con la excusa de dar estabilidad a la moneda, en el marco de las políticas del Consenso de Washington, durante los ´90 el menemismo cambia la Carta Orgánica del Banco Central y establece su autonomía formal en relación al ejecutivo. Lo mismo ocurrió en muchos países latinoamericanos, incluso esto ocurrió también en distintos países imperialistas. El contenido de la autonomía era reservar para el capital financiero internacional una posición fundamental para incidir en la definición de la política económica más allá de los cambios en el personal político de la burguesía. Es una de las grandes conquistas del neoliberalismo.

Las reservas son el respaldo a la emisión de pesos que constituye un pasivo para el Banco Central. Cuando las reservas se reducen, el Estado se queda sin financiación y se emiten pesos más allá del respaldo en reservas, puede generarse un proceso inflacionario. La crisis de la hiperinflación que terminó de liquidar al gobierno de Alfonsin, dejó el terreno preparado para la convertibilidad. Se buscaba evitar que el Banco Central emitiera moneda nacional cediendo a las necesidades fiscales o para impulsar la demanda.

La convertibilidad garantizaba el valor de la moneda para que el capital imperialista pudiera llevarse las ganancias realizadas en el país haciendo como que el peso valía lo mismo que el dólar. Todo esto se sostenía a condición del ingreso de capitales o -si esto no alcanzaba- mediante el incremento de la deuda externa y la privatización a precios regalados de las empresas estatales al capital extranjero para constituir reservas que dieran fundamento a la ficción de la convertibilidad. La contraparte fue un tendal de desempleados y la liquidación de conquistas históricas del movimiento obrero y una nueva crisis de deuda en 2001.

Pero, otro ejemplo claro sobre el rol del Banco Central en el sostenimiento de los negocios capitalistas lo encontramos en el último ciclo de crecimiento comenzado a finales del año 2002, donde la creciente acumulación de reservas tuvo como condición la devaluación. Esta significó un fuerte ataque a la clase obrera impulsando la inflación para licuar el salario y la progresiva producción de mercancías para la exportación en contra de atender las necesidades de los trabajadores y el pueblo pobre de nuestro país. Toda devaluación encarece y reduce las importaciones a la vez que abarata a los compradores del resto del mundo los productos que el país produce. Claro que en un mismo acto el abaratamiento de los productos que el país produce genera una presión exportadora que actúa encareciendo los precios internos. Más recientemente, cuando era considerado un buen muchacho, bajo las órdenes de los Kirchner, la política de Redrado para evitar la fuga y atraer capitales (que se obtienen a un costo cercano a cero en el mundo gracias a los salvatajes a los bancos), fue de movimientos gradualistas del tipo de cambio y subas de la tasa de interés, beneficiando a los bancos locales y especuladores.

En el balance de pagos se expresa el neto entre el total de dólares que ingresan y salen del país. Un balance de pagos positivo contribuye a la acumulación de reservas y, por el contrario, uno negativo implica pérdida de reservas del Banco Central. Es así que funcionamiento de la banca central en un país semi-colonial está íntimamente asociado al capital imperialista. Las exportaciones y la deuda externa son las formas de obtener dólares para ganar reservas, mientras que las importaciones, los pagos de deuda y las ganancias de las empresas imperialistas constituyen salida de dólares. En 2009 salieron cerca de 13.000 millones de dólares en pagos de deuda. Además “La crisis de 2009 no se reflejó en las ganancias distribuidas por las empresas entre sus accionistas. A pesar del cruce entre algunas compañías y el gobierno por el reparto de dividendos en momentos de turbulencias, el año pasado el monto entregado en efectivo por empresas que cotizan en Bolsa alcanzó un total de 87.376 millones de pesos, lo que representó un aumento de 25,2 por ciento con respecto a 2008. De este total, el 92,5 por ciento correspondió a compañías extranjeras.” . Es decir, el equivalente a otros 20.000 millones de dólares en riquezas que se van del país en ganancias del capital extranjero. Por eso el gran peso de la deuda se integra como un elemento más en el conjunto de relaciones que definen la subordinación al imperialismo. El debate actual entre el gobierno y la oposición patronal sobre la autonomía o no del Banco Central es una discusión entre dos sectores que pretenden usar las reservas al servicio de los negocios capitalistas, de ninguna manera defender los intereses de los trabajadores y el pueblo. Los Kirchner quieren mayor control directo sobre las reservas para garantizar el pago de la deuda externa y aumentar recursos para su plan político. Los opositores parlamentarios, por su parte, defienden la “autonomía” del Banco Central impuesta en los ’90 mientras sólo discuten sacar los fondos para el pago de la deuda del presupuesto ordinario o con dibujos contables.
Acabar con esta expoliación imperialista es una tarea que solo pueden llevar adelante los trabajadores mediante su movilización independiente en el camino de recuperar las riquezas, que ellos mismos han creado, a través de la centralización y nacionalización de todos los recursos existentes en los bancos para ponerlos, bajo el control de los propios trabajadores, en función de las necesidades de las mayorías populares.

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