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Crisis de la gestión capitalista

Manolo Romano

28 de junio 2007

No es tan solo la debilidad en la que quedó el gobierno después de sus derrotas electorales. El proclamado nuevo modelo del “capitalismo nacional”, que viene creciendo a tasas del 8 ó 9% anual, empieza a encontrar sus primeros límites en la crisis energética, es decir en la falta de infraestructura que, supuestamente, debe garantizar las condiciones para la reproducción del propio capital. Esta semana, más de 5000 empresas no pudieron sostener su dinámica a causa de los cortes de luz y gas, amenazando con suspensiones y despidos. Esto para no hablar de las penurias que sufre la mayoría de la población trabajadora como usuaria de los servicios públicos y del transporte, por el mal funcionamiento de las escuelas o como simple consumidora de combustible para calefaccionarse en el invierno. Lo que esta en crisis es la gestión de la clase capitalista sobre los recursos energéticos; su explotación de los yacimientos de gas y petróleo en base al lucro; el sistema de negociados y coimas con las obras de infraestructura y su manejo de la distribución del combustible pensado para la exportación, contra las necesidades de la mayoría del país.

Irracionalidad

“En mayo, con los primeros fríos, los cortes de luz se instalaron en la mayoría de las 1000 villas del conurbano bonaerense”, reconoce el oligarca diario La Nación. Lo mismo ocurre en los barrios del gran Buenos Aires, donde a veces los cortes duran solo algunas horas y otras el día entero, lo que está dando lugar a manifestaciones como el bloqueo de vías en Glew del 22 de junio. En las provincias hay que mencionar la catástrofe del pueblo pobre en Bariloche que, el 25 de junio, tenía a más de dos mil personas sin luz, mientras las escuelas de los barrios más humildes estaban sin clases, a raíz del corte de servicio eléctrico que provocó el temporal de nieve.
Asimismo, la crisis energética desnuda un problema aún mayor: el 39% de los hogares del país, aproximadamente 14 millones de personas, carecen de provisión de gas natural por redes (datos a enero de 2005). Los que no tienen acceso al gas natural representan el 100% de los hogares de las provincias del noreste argentino, el 41,2% de los de las provincias del noroeste y el 16.4% en el caso del Gran Buenos Aires. De esta masa de población, ocho de cada diez consumen gas licuado de petróleo envasado en garrafas; los dos restantes utilizan leña o queman plásticos, residuos vegetales o animales para calefaccionarse. El precio de la garrafa de 10 Kg., la más utilizada, está en el orden de los $ 30, cuando en el 2001 costaba $ 9. Una suba del 300% desde la devaluación, lo que significa hoy entre el 50 y el 60% del gasto total de los hogares más pobres. Encima, en las estaciones de servicio escasea el kerosene con que funcionan las estufas de gran parte de estos hogares.

Es tal la irracionalidad capitalista que, mientras la red de gas para los hogares y el mercado interno no tuvieron expansión desde las privatizaciones, desde 1996 se realizaron 10 nuevos gasoductos: 7 hacia Chile, 2 a Uruguay y 1 a Brasil. Es decir que las obras de infraestructura se han hecho en beneficio de los pulpos exportadores, de la patria contratista de constructoras amigas y de las coimas, como en Skanska, de los funcionarios de “planificación” en detrimento de la mayoría popular.

La vigencia del modelo de los 90

Aunque el “mal humor social” con esta crisis (o mejor dicho, su expresión política en el voto mayoritario de las clases medias) esté siendo aprovechado por la derecha, ni Macri, ni López Murphy, ni Lavagna tienen otra solución más que apurar el aumento de tarifas que reclaman los privatizadores para “invertir” sin perder sus fabulosas ganancias, que en el caso de Repsol, por ejemplo, acumuló 40.000 millones en los últimos cinco años. Ni el gobierno, ni la oposición de derecha macrista, ni los “republicanos” de Carrió cuestionan las privatizaciones de los años 90 que dieron lugar a la formación de un oligopolio de empresas extranjeras con socios nacionales que controlan por completo los recursos energéticos. Sólo con tomar el ejemplo de Repsol, se ve claramente. La multinacional hispano-norteamericana, no sólo concentra la mayor parte de los hidrocarburos: más del 40% de las reservas y de la producción de petróleo y gas, el 58% de la refinación del crudo, el 35% del mercado de gas licuado de petróleo (garrafas) y el 46.3% de las exportaciones de gas natural. Además, opera en su distribución, tanto para el mercado interno como en el transporte la exportación a Chile con el 72% del capital de Gas Natural BAN y el mismo porcentaje de MetroGAS, incidiendo en la vida de millones de hogares de los principales centros urbanos. Repsol es también propietaria de los gasoductos de exportación Methanex YPF, Atacama (por intermedio de las empresas Astra Evangelista y Pluspetrol que controla), y participa como accionista en los gasoductos Pacífico y Gas Andes, a la vez que es responsable de la operación de importación de gas natural de Bolivia, donde concentra mas del 30% de los bloques de explotación bajo el gobierno de Evo Morales. Por si fuera poco, Repsol tiene gran incidencia en el sector de energía eléctrica como dueña del 39.53% de la Central Termoeléctrica Dock Sud.

Repsol se quedó con YPF tomando un crédito internacional con la garantía de los activos de YPF y las reservas comprobadas de petróleo y gas. Hoy, con el claro retroceso de estas reservas que se calculan para no más de 10 años, Repsol se desprende del 25% de las acciones que comprará, a su vez, el grupo empresario Eskenazi con un nuevo préstamo de los banqueros internacionales como el Citi Group y Goldman Sachs. que también se quedarán con las acciones de la empresa como garantía. La política del gobierno es una reedición de las privatizaciones de los 90, solo que con fideicomisos como el de Skanska para financiar obras por las que las petroleras no invierten, y subsidios para compensarlos en su reclamo de aumento de tarifas. Por si faltara otra muestra, están las nuevas concesiones a Pan American Energy (formada por British Petroleum y el grupo Bridas de Bulgheroni, y segunda en el podio de la concentración capitalista de la energía, después de Repsol), que en Chubut, el kirchnerista Das Neves, y en Santa Cruz, el nuevo gobernador K Peralta que reemplazó al destituido Sancho, le acaban de prorrogar hasta el 2047 y 2027, respectivamente, a cambio de apenas el 12 % de regalías (cuando en Venezuela o Bolivia rondan el 50%). Los gerentes de Pan American Energy la consideran “una medida seria que da seguridad jurídica”. Por cierto, Kirchner, como cuando fue gobernador de Menem y Cavallo, hipoteca los recursos de hidrocarburos por varias décadas más.

Expropiar a los privatizadores

Mientras las corporaciones de los empresarios, como la UIA, presentan su pliego de demandas al gobierno por la crisis energética, la CGT y los sindicatos no abren la boca sobre las penurias de los trabajadores y el pueblo. Es necesario que las organizaciones sindicales combativas, empezando por las comisiones internas y cuerpos de delegados de los trabajadores a los que se les quiere endosar esta crisis, adopten la postura de los obreros de Zanon bajo control obrero (ver página 5) que llaman a movilizarse en Neuquén para rechazar toda amenaza de despidos o suspensiones, y a debatir en asambleas la lucha por la renacionalización sin pago y bajo administración obrera del gas, el petróleo, la electricidad.

Prensa

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